Orfanato Mágico

~5~

Harry luego de tantos días al fin había salido de su escondite no tan secreto. Pero no de la manera que hubiese querido.

Estaba fuera del orfanato mirando triste a Draco, quien no dejaba de decirle que aguantara un poco más, que él iba a sacarlo de allí y no se cuantas cosas más, él no le prestaba atención a las palabras del rubio.

Detrás de ellos había una mujer rubia, quien hablaba con un cuidador mientras señalaba a Harry, dándole indicaciones de algo.

—¿Me escuchaste Harry?— Preguntó Draco sacando a Harry de sus pensamientos, el pelinegro negó mientras volvía a mirarlo.— No debes esconderte más, esos niños no te van a volver a lastimar, me aseguré de ello. Y solo debes esperar unos días, vas a salir de aquí...

El rubio dejó de hablar cuando sintió que Harry lo abrazaba con fuerza mientras escondía el rostro en su cuello. Draco le devolvió el abrazó mientras le acariciaba la espalda.

Cuando sintió su remera  humedecida sonrió triste y se alejó de Harry, mientras le secaba las lágrimas habló.

—¿Seguro que no eres Hufflepuff?— Dijo terminando de secar sus lágrimas, Harry sonrió y miró sus manos.

—Te voy a extrañar, pero nos vamos a volver a ver— Dijo Harry mientras lo miraba, buscando una forma de hacer una promesa silenciosa. Pero Draco miró hacia el suelo mientras suspiraba.

—También te voy a extrañar Harry— respondió el rubio y se alejó del chico para irse con su madre.

Ambos se fueron caminando por el largo camino de piedras, ya que dentro de la institución no se podían hacer apariciones.

Harry se quedó parado en la entrada, mirando como el rubio se iba, rogando sin saber, que por favor se diese vuelta para despedirse, pero no lo hizo.

Horas más tarde, el pelinegro seguía mirando el lugar por donde se había ido Draco, sin prometerle que se iban a volver a ver, sin darse vuelta para saludarlo tal vez por última vez, sin sonreirle cariñosamente.

—Señorito Potter, Dobby cree que debe volver adentro, hace frío aquí.

El chico miró al elfo que estaba sentando a su lado y asintió, ya era de noche, y no quería enfermarse.

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Draco tenía razón, pensó Harry, ya que al pasar los días los niños de allí no le molestaban, ni si quiera lo miraban, o se acercaban a él.

Aunque en un par de ocasiones él vio como Tony y Ed lo miraban... ¿con miedo? Como si fuese una bomba que está con la cuenta regresiva y fuese a explotar.

Todas las tardes volvía al altillo, y sonreía al ver el pequeño refugio con cajas que habían hecho con Draco.

También recordaba lo ofendido que estaba el rubio al ver que no podía hacer magia ya que iba a Hogwarts, pero Harry sí podía ya que estudiaba en el orfanato. Comenzó a reírse mientras se sentaba frente a la ventana a recordar todo los momentos que había pasado con el rubio.

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—Potter, levántate y junta tus cosas.

Harry se despertó cuando el cuidador le hablaba, miró la hora, era cerca de medianoche ¿Lo cambiarían de orfanato? ¿Lo echarían a la calle? ¿Lo venderían a gente mala? Comenzó a asustarse por las distintas posibilidades del porque era despertado a esa hora.

—¿Por qué?— Preguntó en un susurro, el cuidador rodó los ojos y murmuró que lo habían ido a buscar.

Mientras Harry juntaba sus pocas pertenencias en una bolsa de tela, comenzó a pensar en si era cierto que lo habían ido a buscar, o solo era una excusa para que él se levante.