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Todo el mundo sabía que la paciencia no era una de las virtudes de Malfoy.

Y por eso mismo era que apostaban, a ver cuánto tiempo el rubio seguiría tratando de llamar la atención de Potter.

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Un mes había pasado, Harry solo se limitaba a ignorar a Draco.

Dos meses pasaron, Harry le recordaba a Malfoy que no era su amigo y que debía decirle Potter.

Tres meses pasaron, y Draco interceptó a Harry para desearle felices vacaciones, pero el pelinegro le lanzó un hechizo silenciador.

—Toma un poco de tu propia medicina Draco.

Se había burlado Pansy antes de hacer el contrahechizo.

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Navidad había llegado, y Draco decidió darle algo simple a Harry, le envió un paquete con galletas hechas por él mismo, y una carta, una carta disculpándose por ignorarlo todo ese tiempo, una carta explicándole que tenía que decirle algo muy importante cuando volvieran a Hogwarts, que le iba a explicar el porqué de su comportamiento.

Y no esperaba respuesta, claro que no la esperaba, pero se sorprendió al ver que su lechuza volvía con algo.

Al abrir el paquete descubrió que también eran unas galletas, en la nota decía que eran de parte de Orión Black. Pero más tarde llegó otra lechuza con una carta de Regulus Black, donde le explicaba que esas galletas las había hecho Harry, y que no había dejado que nadie las toqué, porque planeaba enviarlas a un compañero.

Entonces Draco sonrió, porque eso significaba que estaba un pasó más cerca.

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Si Draco creía que estaba un paso más cerca, estaba terriblemente equivocado.

Cuando volvieron al colegio, en el expresó saludó a Harry, este pasó de largo.

Un día le dijo si podían hablar de la carta que le había enviado, Harry fingió que eso no había sucedido.

Una semana después le comentó al pelinegro que sus galletas estaban muy ricas, Harry le respondió que las había enviado Orión.

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Cuatro meses y medio duró la paciencia de Draco.

Ése día en clase de Pociones, se había sentado con Harry. (Antes le había enviado una nota a Ron pidiéndole que se siente con Theo)

Como era de esperarse el pelinegro lo ignoraba.

Pero Draco también lo hacía.

Ambos estaban muy concentrados en revolver sus pociones, cuando estaba por terminar la clase, fue que el plan de Draco entró en juego.

Mientras juntaba sus cosas, miraba que solo faltaban cinco minutos, tomó un ingrediente de más y lo tiró en su caldero.

Éste explotó ensuciando toda la mesa y parte del piso con una sustancia viscosa color azul.

—¡Potter!— Gritó el rubio mientras fingía asombro— ¡Dañaste mi perfecta poción para el dolor de cabeza!

Como había pensado Draco, Potter mordió el anzuelo.

—¡Yo no hice nada Malfoy!— Exclamó el chico mirándolo enojado— Tu fuiste el que tiró el ingrediente de más.

—No seas ridículo ¿Por qué rayos arruinaría mi propia poción?— Dijo el rubio mientras veía como Snape se acercaba. Tomo otro ingrediente al azar y lo tiró en el caldero de Harry, logrando otra explosión de más líquido viscoso azul. —Ves, así estamos parejos.

Orfanato Mágico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora