Orfanato Mágico

~23~

Al final la puerta del salón se abrió sola, luego de unas cuantas horas.

Horas en las que los chicos pudieron charlar calmados, llegando así a un acuerdo.

Antes de la Navidad, Draco le diría su secreto a Harry.

El rubio estaba muy nervioso, tenía miedo que luego de eso Harry se alejará de él, pero ya era momento de que lo supiera. El pelinegro estaba emocionado, ya que pensaba declararse a Draco.

Y sus amigos también estaban emocionados, digamos que uno no conoce muchas almas gemelas en el transcurso de su vida, y ellos querían verlos juntos.

Además el pelinegro siempre que estaba con Draco, tenía un humor increíble, y su aura desprendía amor. Según Luna.

El que no estaba muy contento con ello era Neville.

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—¡Eres un maldito idiota Harry!

—¡Y tú eres un maldito insensible prejuicioso Neville Longbottom!

Draco salía de transformaciones cuándo escuchó como ambos chicos discutían. Triste los observó desde lejos.

—¡Su padre era Lucius Malfoy, él mató a tus padres, la mano derecha de Tom Riddle!— Rebatió Neville, gritando por fin esa palabras que tanto deseaba decir.

Draco enmudeció al oírlo, y miró a Harry. El pelinegro se veía asombrado, ya que ahora entendía el porqué de la actitud de Draco. Pero el rubio mal entendió las cosas, y ya estaba pegando media vuelta, la había cagado en grande.

—¡Que su padre haya tomado malas decisiones no significa que él sea igual!—Exclamó fríamente Harry, haciendo que Draco vuelva a mirarlo.— Tu familia también mató gente durante la guerra ¿eso te convierte a tí en asesino?

—¡No es lo mismo! Mi familia mató gente mala. Y eso no me convierte a mí en asesino.— Respondió Neville incrédulo de que Harry siguiera defendiendo al rubio. Por el enojo levantó su varita apuntando al pelinegro.

—¡ES LO MISMO! NADIE DEBERÍA MORIR, NADIE MERECE LA MUERTE, SEAN MALOS O BUENO, TODOS MERECEN SEGUNDAS OPORTUNIDADES— Harry volvió a elevar el tono de su voz, a su alrededor todos lo miraban sorprendidos— La diferencia es que a tu padre le dieron una medalla, y a Malfoy lo metieron en arresto domiciliario.— Continuó diciendo el chico con su voz calmada y fría. Se estaba sintiendo mareado y no entendía porqué—Y como dijiste, las elecciones de Lucius Malfoy no definen a Draco y es idiota...

—¡Potter basta!— Grita Draco mientras se abría paso entre la gente y miraba horrorizado como las mangas de la túnica del moreno se llenaban de sangre— Harry tus brazos...

Harry miró sus brazos y comenzó a sentirse mareado al ver toda la sangre que manchaba su túnica, levantó la vista, y con una última exhalación se dejó caer.

Pero nunca tocó el suelo, en su lugar sintió que alguien lo atrapaba y luego lo levantaba suavemente.

—Tranquilo, ya te tengo— Escuchó que susurraban a su oído antes de dejarse llevar por la inconsciencia.

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El pelinegro despertó en la enfermería, confundido y algo mareado lo primero que hizo fue mirar sus brazos, esperando encontrar nuevas heridas.

Asombrado descubrió que allí no había nada, ni heridas nuevas, ni heridas viejas, no entendía como había sucedido, pero esperanzado levantó una de sus manos a su mejilla.

Pero allí seguía estando la gran cicatriz que, aunque no admitía, odiaba.

—Me alegro que hayas despertado Harry— Saludó Dumbledore sonriendole al chico.— Hace cinco días que el jovencito Malfoy llegó corriendo a la enfermería con usted en brazos, justo a tiempo me alegra decir.