Star Mccall, es lo único que recuerda cuando despierta dentro de una caja.
Una adolescente que llega a un lugar donde las mujeres no existen, y donde tendrá que aprender a vivir rodeada de hombres con las hormonas disparatadas.
Conocerá a personas q...
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—OIGAN, MIREN ESTO. — MINHO ENTRÓ A UNO LUGAR apartado y los demás lo siguieron, mientras Isaac y Malia le explicaban a Lori quienes eran ellos y lo que había sucedido.
— Parece que alguien vivió aquí. — Dijo Liam viendo las prendas de ropa que estaban llenas de polvo.
— Llevemos algo de esto. — Habló Thomas sacudiendo una chaqueta y colocándosela. — Todo lo que crean necesitar, nos separaremos para ver que más hay, nos veremos aquí. — Antes de irse con Minho Newt le dió una linterna.
— ¡Ay carajo! — Exclamó Star cuando se chocó con un maniquí.
— ¿Estás bien? — Le preguntaron, Newt, Minho, Isaac, Jackson, Theo y Liam.
— Si, tranquilos, solo me asusté. — Ellos asintieron y siguieron buscando.
— Chicas. — Las llamó Kira. — Miren, aquí hay ropa para nosotras. — Ellas se acercaron y fueron buscando ropa de su talla.
— Mira Lori, estás te quedarán. — Dijo Star pasándole unas botas, la niña que no aparentaba más de 15 años le agradeció y se los fue a poner.
Star se quitó la blusa de encima dejando una más ceñida a su cuerpo.
— Wow. — Susurró Newt mirando a Star embobado. La chica lo escuchó por lo que lo miró con una sonrisa coqueta, Newt dejó de mirarla totalmente sonrojado.
— Vaya amigo. — Dijo Sarten divertido.
— Cállate.
Pero pronto la chica dejó de mirarlo y de sonreírle. Había olvidado que estaba molesta con él. Por lo que siguió mirando ropa.
— ¡Isaac! Mira lo que encontré. — Star llegó corriendo hacia el chico con una tela en las manos.
— ¿Es lo que creo que es? — Preguntó con un extraño brillo en los ojos. Parecía que iba a volar de la felicidad.
— Si, ten. — Se la dió y de inmediato el rubio se la envolvió en el cuello. Era una bufanda azul.
— Otra maldita bufanda. — Malia negó con la cabeza.
— Siento que hay una historia detrás de ese comentario. — Dijo Star entrecerrando los ojos.
— En el laberinto...
— No sigas. — Le advirtió Isaac.
— En el laberinto. — Siguió sin importarle lo que dijera el chico. — Cuando llegó decía que aunque tuviera ropa se sentía desnudo. — Star lo miró raro. — Entonces tomó una estupida tela y se la puso en el cuello usándola como una bufanda, una bufanda horrenda. — Agregó y Isaac la miró indignado.
