Cap 11

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Sabéis? La vida es de lo más cruel.

Como si no hubiera tenido ya suficiente con lo que acababa de pasar en la enfermería, nada más salir me encuentro de frente con Vanya.

- De verdad no entiendo qué haces tú ahi dentro, el está mal por tu culpa. No deberían ni dejarte entrar. - Sus ojos expulsaban una rabia inmensa, pero yo no quería quedarme ahí ni un segundo más.

- Tu que sabrás si ni siquiera estabas allí. Y ni aunque hubieras estado, que habrías echo tu? N A D A. No podrías haber hecho nada porque tú no tienes ningún poder, nada con lo que defenderte y nada con lo que defender a los demás. - Vi como su expresión cambió, ya no tenía la mirada segura y rabiosa de antes, ahora sus ojos estaban cristalizados. Abrió y cerró la boca un par de veces, pero ninguna palabra salió, yo (harta de verle la cara) la rodeé y me dirigí a mí habitación.

Lamentablemente, y como os e dicho antes, la vida es cruel, y a mitad de camino hacia mi dormitorio oí como la voz de Reginald me llamaba.

- N°8, necesito que me acompañes a mi oficina para hablar sobre la misión. - Sus ojos no tenían expresión alguna, su rostro tampoco, me fue imposible averiguar si estaba enfado, decepcionado o si sentía algo, lo que fuera.

Le seguí hasta una oficina bien amueblada con montones de papeles y cuadernos encima de la mesa, pero uno estaba especialmente bien colocado y despejado, supe entonces que aquel debía de ser la libreta donde el lo apuntaba todo, la libreta que debía conseguir.

- Siéntate. - Su voz me devolvió al mundo real y yo obedecí. - Bien explicate, por qué cinco está en este estado? Según tus hermanos tú eras la única que estaba con el cuando todo sucedió. - Rebusque en mi mente las palabras adecuadas y me dispuse a hablar.

- Pues nos dividimos para buscar a los bandidos, a cinco y a mí nos tocó revisar el sótano. Empezamos a buscar y encontré a todos en un cuarto, entre y los acorralé a todos con mis poderes pero uno se me escapó y disparó. Cinco llegó a tiempo y recibió él el golpe.

- Bueno, eso explica el estado de n°5 pero no me dice nada sobre por qué la policía encontró tan solo un cuerpo y ni rastro del resto esto de la banda. - Ahí fue cuando mi cerebro se reconecto a la realidad por completo.

Había olvidado completamente matar al resto de la banda, o siquiera encerrarlos. Cuando vi a cinco en el suelo actúe por instinto, no pensé, no razoné, solo corrí.

- No me di cuenta de ellos, pensé que salvar a cinco sería una mejor opción que simplemente atrapar a los malos, no padre?- Mi tono tenía cierta superioridad porque sabía que tenía razón y, aunque él prefiriera que atrapemos a los malos, ya sabía que la opción que yo había tomado era la más razonable.

- Ahora sal de mi despacho, tengo algunas cosas que revisar. - Entonces abrió el cuaderno y empezó a escribir algo que desde donde estaba no o podía leer, así que me levanté en silencio y salí de allí.

Iba en dirección hacia mi cuarto cuando recordé que le había prometido a cinco que lo visitaría más tarde.
A sabiendas de que ninguno de los dos era especialmente bueno con las palabras, le prepare un café y me hice otro a mí. Fui a la enfermería y él estaba sentado en la camilla, leyendo.

Al oír la puerta abrirse levantó la mirada de su lectura y me miró. Cerré la puerta con mi pie (porque tenía los cafés en mis manos) y me senté en la silla.

- Como te dije hace un rato ya estoy aquí, y te he traído esto- dije extendiendo una de las tazas hacia él.- como....agradecimiento.

- Gracias. - tomo la taza y los dos bebimos en silencio, pero era demasiado incómodo así que, muy contrario a mi usual comportamiento, hablé yo primero.

- Que estabas leyendo? - No podía ver el título del libro porque Cinco lo había puesto boca abajo en la mesilla, pero si se distinguían algunas siluetas que vistas desde esa perspectiva no tenían ningún sentido.

Al no obtener respuesta alguna, me dispuse a darle la vuelta al libro, pero Cinco me detuvo.

- No es nada solo un libro de historia. - Devolví la mano que había estirado para coger el libro a mi regazo.

- Que tal te encuentras? - Cinco solo bebía de su café con la vista fija en la pared.

- Se que te sientes culpable pero no tienes que preguntarme si no te interesa. Ahor--

- No Cinco. Si que me interesa como estas. Sueno muy fría y soy consciente de ello, pero de verdad quiero que estés bien.
Además si te pasa algo mamá me mata. - Eso último lo pensé, nunca lo dije.

Un bufido salió de su boca - Pues estoy bastante mejor, mamá me ha dicho que mañana puedo salir de aquí pero no creo que vaya al entrenamiento.- La campanita sonó indicando que ya era hora de la cena.

- Supongo que tampoco puedes bajar a cenar, verdad? - El nego con la cabeza- Bueno pues yo ya me voy, adiós.

Justo cuando iba a salir por la puerta su voz me detuvo. - Gracias por el café y... por la compañía.- Me gire hacia él y tenía una pequeña sonrisa dibujada en su rostro, yo le ofrecí otra sonrisa y me fui a cenar.

Sin razón [Cinco Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora