Cap 14

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Baje a por los cafés a la cocina con cuidado de que nadie me viera. Subi a la enfermería y entré con sumo cuidado por si estaba dormido, pero entonces habló.

- Puedes pasar, tranquila. - No supe como averiguo qué era yo pero pase y cerré la puerta para que nadie me viera allí a esas horas. - Que haces aquí?

- No podía dormir y decidí dar un paseo por la academia cuando te escuché hablar con Grace. Como no tenía nada mejor que hacer baje a la cocina y cogí unos cafés por si querías pasar el rato.

- Bueno pues has acertado no puedo dormir y me aburro demasiado.

- Que pena, si no puedes dormir quizás un café no haya sido la mejor idea. - El no parecía para nada divertido, pero como su cara de enfado me resultaba cómica decidí seguir tomándole el pelo. - Así que lo mejor será que devuelva los cafés a la cocina....

- Ni se te ocurra, dame eso. - Me arrebato la taza de las manos y le pegó un sorbo al café. Yo solo me reí y me senté en la silla junto a él.

Hablamos un rato hasta que decidimos que era hora de que me fuera a mi cama. Baje con cuidado a dejar las tazas a la cocina y después me fui a dormir.

La mañana siguiente transcurrió como cualquier otra. Grace fue cuarto por cuarto despertandonos, desayunamos en un silencio absoluto (con Cinco por fin presente), tuvimos un entrenamiento un tanto agotador, en el que Cinco no participo, y después nos aseamos y en seguida nos llamaron a comer, como no, sin mediar palabra.

Después de comer me fui a mi cuarto y varios minutos después Cinco apareció en mi cuarto envuelto en su nube de luz azul.

- Entonces nos vamos? - Se acercó a la puerta y no comprendo muy bien el porque.

- No nos teletransportas?

- No está vez no hace falta salir de la academia.

- Con razón yo no conocía ese lugar tan secreto al que me vas a llevar don misterioso. - Una sonrisa ladeada fue notable en su rostro lo cual me provoco una sonrisa aún más extensa.

Me llevo por varios pasillos que a mí me parecían iguales mientras yo no paraba de preguntarle a ver a donde íbamos, y el solo contestaba con un "Ya lo verás".

Recorrimos un pasillo no muy largo pero que lo único que había en el era una escalera al final del mismo. Subió las escaleras y nos encontramos frente a una puerta cerrada.

- Cierra los ojos y no los abras hasta que yo te lo diga. - El emanaba emoción pero yo arquee una ceja.

- Acaso puedo confiar en ti?

- Me temo que no tienes otra opción.

Divertida cerré los ojos y note como tomaba mi mano para llevarme más allá de aquella puerta. Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza al sentir el contacto de su mano sobre la mía, y no comprendí por qué.

Al cruzar la puerta una fresca brisa me golpeó el rostro, con lo cual supe que estábamos en el exterior, note como se separaba de mí y yo inconscientemente lo busque.

- Tranquila que no me he ido a ningún lado. - Río y mis mejillas se tornaron ligeramente coloradas por la vergüenza de haberlo estado buscando inútilmente. - Bien ya los puedes abrir.

No sabría otorgar un sentimiento exacto a el que me provoco aquella maravillosa vista pero si se que fue increíble e inolvidable

Estábamos en la terraza, los edificios iluminados de la cuidad  creaban un paisaje artificial precioso, había anochecido antes de tiempo, era una noche clara de luna llena y se podían divisar algunas estrellas. Me fijé que había puesto una mesa y sillas de plástico con algunos tentempiés. Lo mire sorprendida por aquel paisaje, que a muchos les parecería pésimo y más si contamos la precaria estabilidad de las sillas y la mesa, y que los tentempiés eran patatas y otros artículos que seguramente venían en bolsas de plástico en los supermercados, pero a mí en ese instante me parecía perfecto.

- Lamento no haber podido preparar nada mejor... - la vergüenza y el claro arrepentimiento hizo presencia en su expresión.

- La verdad Cinco eres un desastre - solté una pequeña carcajada confundiendo al chico a mí lado. - Pero en este instante a mí me parece perfecto. - Sonreí, lo que provocó una sonrisa aún más amplia por su parte.

Nos sentamos a la mesa y estuvimos hablando animadamente y devorando los tentempiés hasta que un repentino silencio apareció entre nosotros.

- Oye hay una cosa que quería decirte... - nuestros ojos se encontraron durante un corto tiempo que a mí me pareció una eternidad, una preciosa e intensa  eternidad. - Emmm yo... - lo mire confundida pero él se levantó y se paró enfrente de mi.

Me extendió su mano y yo la tomé. Me arrastró hasta el borde de la azotea y nos sentamos allí, con los pies colgando en el vacío. Yo esperaba que terminase la frase de antes pero le costó un poco antes de proseguir.

- Soy alguien pésimo con las palabras y eso todos lo saben, pero tengo que decirte que a pesar de que eres la nueva aquí eres la única de todas las personas que conozco que me entiende. Así que te tengo que decir que yo.... Aggggg. A la mierda.

Y pasó.
Sus labios se estamparon contra los míos, su mano me sujetaba la mejilla y yo no me aparte, al contrario le seguí. Nos unimos en un beso perfecto, para mi también el primero y desee que nunca se acabará.

Como ya os he comentado mi suerte es pésima y de repente la puerta de la terraza de abrió y ambos nos sobresaltamos pero en vez de separarnos, del susto, me abrazó y yo me acurruqué contra su pecho en un acto reflejo.

Un Ben con la boca abierta e incapaz de moverse nos miraba incrédulo. Me di cuenta de la situación y me separé de Cinco levantándome rápidamente, y el imitó mi acción. Cuando Ben reaccionó por fin pudo hablar.

- Papá os busca para la cena.

Sin razón [Cinco Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora