Cap 16

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Klaus, Ben y yo seguíamos en mi cuarto, hablando y comiendo, ya que por fin habíamos conseguido bajar a la cocina sin encontrarnos con nadie.

- Bueno T/N le vas a contar tu a Klaus o lo tengo que hacer yo??

- Contarme que? Habéis estando cotilleando sin mi?!? - Su tono de voz era dramático y muy cómico lo que animo de inmediato el ambiente.

- Bueno Klaus te alegrará saber que quizás tenías razón.

- Lo sabía! Pero... En qué tenía razón está vez?

- Pues veras Cinco ayer me llevo a la azotea donde me encontré con unas increíbles vistas y una merienda preparada por él, después de hablar y comer un rato nos sentamos en el borde de la azotea y allí... Me besó.

El grito que soltó fue tan notorio que Ben y yo nos tuvimos que tapar los oídos. Segundos después alguien abrió de golpe mi puerta con una expresión preocupada. Era Cinco. Abrió la boca para preguntar pero antes de que pudiera articular palabra Klaus lo estaba arrastrando adentro de la habitación y cerrando la puerta.

- Pero qué narices haces idiota?!?- Se soltó bruscamente de su agarre dirigiendo su mirada hacia Ben y después hacia mi. - Que ha pasado? Por qué ha sido ese grito?

- Pues veras T/N--

- Nada!! No es nada... - Interrumpí a Klaus fulminadole con la mirada y bajo la mirada confusa de Cinco.

- Bueno pues si no es nada mejor me voy.

- Anda quédate un rato más. No creo que tengas nada mejor que hacer. - Rodo los ojos dispuesto a irse pero lo agarre de la manga y lo senté en el suelo a mí lado. - Porfavor. Quédate, si? - le mire a los ojos suplicándole con la mirada.

- Aggg está bien me quedo. Pero como estos dos se pongan muy molestos me voy. - Sonreí mientras pegaba un mini bote en el sitio y le abrazaba de lado.

Estuvimos un rato hablando. Pude ver qué Cinco estaba más relajado de lo que solía estar con el resto de los chicos, pero tampoco se terminaba de soltar como lo hacia conmigo.

Después de eso todos se fueron a sus cuartos  y yo decidí que ya iba siendo hora de que revisara por fin los cuartos más lejanos.
Me tomo varias horas programar el plan, ya que lo tuve que repetir varias veces, pero al final conseguí un plan bastante bueno.

Primero iría por los pasillos de la academia memorizando los pasillos y la colocación de las cámaras de seguridad para después dibujar un plano y situarlas todas.
Al día siguiente iría desactivando todas las cámaras de la zona, sin ser detectada por ninguna (esto habría que perfeccionarlo una vez tuviera las cámaras bien situadas).
Por último iría revisando cuarto por cuarto todas las habitaciones, con un cuaderno y el plano en la mano para poder apuntar las habitaciones que tuvieran algo importante.

Tampoco podía olvidarme de buscar aquel ascensor del que Pogo me había hablado. Este quizás no estaba por la zona así que tal vez no me servirían los mismos planos. No se sabía lo que Reginald podía esconder allí abajo y sabía que no me pondría fácil el echo de encontrar el ascensor pero no era nada que no pudiera solucionar.

El único inconveniente era que aún no tenía acceso al misterioso cuaderno que Reginald parecía apreciar más que a sus propios hijos. Se lo llevaba a la mesa para comer, a los entrenamientos.. si por cualquier motivo salía de su despacho lo llevaba siempre con el. Excepto cuando iba a vigilar las misiones, en ese caso la libreta quedaba desprotegida en su despacho.
Al principio pensé que podría aprovechar ese momento para entrar en la oficina y copiar el contenido de la libreta en una mía, pero después caí en la cuenta de que en los momentos en los que el esté fuera yo también debería estar es la misión y como sabía que siempre lo vigilaba todo desde la azotea de algún edificio cercano me sería imposible escapar.

Tarde algunas horas en darle vueltas a todo hasta llegar a la conclusión de que la única solución que tenía era esperar a que mamá me visitará y cuando detuvieran el tiempo copiarlo todo y después volverlo a poner el tiempo en marcha. Pero ese plan me disgustaba por dos razones. Una: no me gustaba en absoluto tener que pedirle ayuda a mamá para cumplir la misión, no sabía qué podía pensar de mi. Y dos: no sabía cuándo volvería a visitarme, hacía tiempo que ya no me visitaba y conociéndola podía tardar siglos o presentarse en ese mismo instante. Nunca se sabía con ella.

Los días pasaron y mi madre no venía. Quería obtener el cuaderno antes de ir a desactivar las cámaras (ya había realizado el plano, situado las cámaras y planeado la forma de no ser localizada) por si en él había algo de utilidad.

No fue hasta varios días después que mamá vino pero ya llegaremos a eso más tarde.

Sin razón [Cinco Y Tu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora