Capítulo 7

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–¿Un Den Den Mushi?

La tarde era soleada pero las hojas de los árboles impedían que se aproximaran a llegar hasta el suelo.

–sí.

Katakuri solamente se limitó a ver la expresión de la mujer, quién estaba agarrando el Mushi con curiosidad. Era claro que no se le había ocurrido aquello hace unos días, lo había pensado en eso en semanas antes.

–puedes llamar cuando estás en peligro...o cuando necesitas que pruebe una...receta

"Es mala idea".

Katakuri rápidamente se arrepintió de haberle dado el Den Den Mushi y más con ese pretexto. Le preocupaba hace semanas el bienestar de la mujer.

Vivía en una isla, sola. Sin ningún tipo de cuidado de médicos u hospitales. Sí tal vez le pasa algo mientras él no estaba, era algo que le perturbaba al tal grado de tragarse su orgullo y darle un Den Den Mushi.

Es como dijo Dracule Mihawk, "Es solamente por alguien más para perder el orgullo...algo así.

–ya veo...

La mujer sonrió mientras miraba el Den Den Mushi.

–lo tomaré como un regalo de cumpleaños...

–¡Uhm!

Katakuri alzó ambas cejas ante la información, mirando a la mujer quién se arrepintió por decir eso.

–¿Cumpleaños?

–mañana lo es...mmm...pensaba en solamente en lo hacer nada, lo usual hehe~

Mientras la mujer estaba apenada, Katakuri vió como una festevidad que no se podía tomar a la ligera. Claro está, siempre celebraban el cumpleaños a todos, todos los años sin faltas. Era como una obligación festejar el cumpleaños de alguien.

–...¿Hay algo que quieras?

Katakuri tragó grueso, le había costado decir eso sin sonar nervioso. La mujer abrió los ojos sorprendida pero luego sonrió apenada, otra vez.

–no es necesario que me des algo

Katakuri se levantó dispuesto a irse, la mujer borró su sonrisa al verle la espalda ya sabiendo que pronto se iba.

–vendré mañana...recordé que tengo algo que hacer...nos vemos

A pasos alargados se fue dejando a la mujer quién solamente miraba con la mirada perdida en su espalda hasta que ya ni pudo observarlo más.

–olvidé pedirle su número

<Mañana>

Katakuri tocó la puerta de la mujer con un sonrojo tapado por su bufanda, aunque también ayudaba el cielo nublado, tapando todo rastro de rojes en su rostro.

En sus manos traía un pequeño pastel hecho con sus harinas de su isla, especialmente preparado para la mujer tal y como lo había dicho (en una ocasión) que le gustaba junto con su sabor favorito.

Sus nervios subieron al ser abierta la puerta, dejando ver a la mujer con su cara roja quién se sobresaltó al verle a Katakuri pero luego se relajó.

–yo... solamente

La mujer posó su vista en el pastel, quedando encantada por aquel detalle. Sonrió feliz al mismo tiempo que lentamente reducía el tamaño a Katakuri para que pueda entrar. Pero algo se le impidió.

 Paraíso • KatakuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora