Capítulo 1

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El viento meneaba ligeramente sus finos cabellos morados, al mismo tiempo que sus ojos se abrieron.

"Hay alguien". Pensó mientras fijaba sus ojos en la presencia.

Charlotte Katakuri, unos de los hijos de la pirata Big Mom, quién despues de un arduo trabajo de hermano mayor, se había tomado la libertad de tomar un descanso en una isla sin pensar que justamente hoy día, por primera vez, sentía la presencia de un humano que se estaba acercándose a él.

"¿Acaso?"

A pesar de verla totalmente inofensiva, no bajó la guardia, estaría loco si lo hiciera.

–o-oye....sí yo fuera tú, no me estaría sentando en el piso

Y ahí fue la primera vez que alguien que no fuera su familiares, se acercó sin rechistar. Aquella mujer tenía sus manos apretadas detrás de su espalda y se podría decir que todo su cuerpo estaba sudando...

—ya sabes, hay bastantes tipos de insectos y bacterias que te podrían picar y pegar, créeme que no es algo divertido

Y fue cuando ella colocó una sonrisa cuando las cejas del mayor se alzaron. A pesar de no haber escuchado lo que vendría, ya lo sabía.

—además que ayer ví un perro orinar justamente ahí-

La mujer calló al ver la enorme diferencia de estatura que tenía con el pelimorado, trató de calmarse peñiscandose su propia mano así como ponía una sonrisa

"Pero que alto es, ¿Acaso eso es normal?".

—de-berías bañarte y cambiarte la ropa para que...oh, pero que hora es, es mejor regresar, nos vemos

A pesar que solamente se quedó callado, vió como la mujer desconocida se despedía con la mano mientras que se alejaba hacia un lugar.

No sabía el como había llegado o el porqué estaba acá, tampoco tenía idea del porqué ella por su propia voluntad se había acercado. Pero de algo si tenía claro era que debía de tener cuidado, despues de todo pueda que sea alguien con doble cara.

Y sin más, se dispuso a dar media vuelta, si algo llegara a pasar, él mismo se encargaría de ella. Era hora de regresar a casa.

Después de una semana sin paro alguno, por fin se libró de unos tantos trabajos. Y como si fuera lo contrario, ella todavía seguía en la isla.

—en el paraíso de los siete mares~, tras una tormenta de oscuro fragor~, nueva vida renacerá y así podrá transmitir el amor...

La miró sentarse en la roca colocando sus pies en el riachuelo que había, casi cerca de él y por si fuera poco.

—no grites

Katakuri ya lo había visto, aquella mujer ni bien giraba su cabeza al verle, gritaba asustada y se caía cuesta abajo del arroyo.

A comparación del futuro, la chica solamente se abrumó en silencio mientras daba un pequeño salto al darse cuenta de la presencia del hombre pero no gritó, ni se cayó.

—no te ví...

Ella colocó una mano en su pierna tratando de calmar su reciente sorpresa ante los ojos cerrados del mayor, quién estaba sentado con las piernas cruzadas y brazos cruzados.

Apretó sus labios y decidió no mirarle más al hombre, solamente fijó su mirada hacia el horizonte. El riachuelo era pequeño y estaba rodeado de varios árboles que en ellos vivían pájaros, sin dudas eso hizo calmarle y solamente se dedicó a observar aquello en silencio hasta que llegó el amanecer.

 Paraíso • KatakuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora