Capítulo 8

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Katakuri veía como la mujer se tomaba todo el contenido del vaso junto con una pastilla. Aunque tenía una pizca de curiosidad de preguntar a la mujer por qué aún estando enferma podía aún funcionar sus poderes, siendo la refrigeradora un ejemplo.

–gracias...

Ahora estaba lloviendo, parecía que las gotas estaban golpeando fuertemente el techo.

–ahora dime...

Katakuri puso un semblante serio, mientras estaban yendo por el vaso con agua se había dado cuenta que era por la mujer la razón por la que no podía ver el futuro. Así que ahora se mantenía "tranquilo y sereno" o eso intentaba.

Las mejillas de la mujer se acoloraron, no por las sábanas que le transmitían un calor ya insoportable sino por no saber cómo decirle a Katakuri de su situación.

"Sí le dijo que me pasa, va a pensar que me estoy muriendo... bueno...quizá él sí sabe sobre el tema".

–bueno...¿Tienes hermanas?

Katakuri alzó una ceja pero sintió

–¡Ah!. Entonces es más fácil decirlo

Al verla sonreír y verla ya un poco mejor, se sintió un poco aliviado.

–no me estoy muriendo solamente sufro la consecuencia de lo que conlleva ser mujer, sí tienes una hermana tal vez lo habrás escuchado. Lo que todas las mujeres sufrimos...

Katakuri se sobresaltó ante aquello, su mirada se oscureció teniendo una sola cosa en su mente.

–¿Acaso tú...?

Apretó su puño, se sentía como su algo se clavara en su corazón y no le gustaba para nada.

–solamente tengo cólicos

Toda mirada oscura de Katakuri decayó en un instante. Estaba casi crédulo ante lo dicho.

–¿Qué?

–es realmente doloroso algunas veces y es molesto e incómodo

Las mejillas de Katakuri se acoloraron de la vergüenza. Vergüenza de él mismo por pensar que ella estaba embarazada.

"Que patético".

Tragó grueso por su verguenza se sentía totalmente idiota.

–entiendo...

Suspiró ya tranquilo al saber que pasaba, ¿Cómo no iba a saber aquello al tener bastantes hermanas, que algunas veces escuchaba sus conversaciones de ese tema?.

–¿Quieres qué te dé algo?

–no...ya has hecho suficiente. Hasta has traído un pastel...

Ambos al recordar lo que pasó con el pastel se desanimaron.

–lo siento por botarlo

–no te culpes...vivirá en mí  mente. Es más, gracias por haberme traído algo, aunque me hubiera gustado probarlo, ¿Tú mismo lo has hecho?

Tragó su orgullo al asentir haciendo que la mujer sonriera y disimuladamente se sacaba las sábanas de su encima.

–entonces...te haré un pastel en otra ocasión...

Ante las palabras de Katakuri la mujer solamente sonrió.

–gracias

Ahora estaba en silencio, Katakuri cerró los ojos mientras cruzaba los brazos y piernas. Fue buena idea en traer una silla.

–¿Te vas a ir?

Katakuri se tardó en unos segundos en responder.

–está lloviendo...tal vez me quedé hasta que termine la lluvia

 Paraíso • KatakuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora