Prólogo: Luke

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Nunca creí que sostener entre mis brazos a un ser tan frágil, adorable y tan mío, sea lo que más deseé en toda mi vida.

Nunca creí que ser padre sería una de las pocas cosas que realmente me hace feliz.

Escuchar su respiración, ver sus sonrisas, sus llantos e incluso, sentir su aroma, completa mi vida y me hace sentir pleno y vivo. Me hace sentir el hombre más afortunado del mundo.

No compartir esta nueva experiencia de ser padre junto a mis hermanos y Marcus, ha sido algo de lo cuál no me arrepiento, pero si me duele. Creo que si estuvieran a mi lado, la mujer que amo no lo estaría. Aún así, es inevitable no extrañarlos.

Ella; quizá algún día me acostumbre a su cabellera café, quizá no. Pero desde luego que me gusta mucho más que sus mechones rubios.

Su sonrisa sigue provocando lo mismo en mí, esas estúpidas mariposas en mi estómago no me dejan en paz en ningún momento. Su personalidad y carácter fuerte nos han llevado a más de una discusión, en esta vida como padres, pero siempre sabemos como afrontarlo, y debo admitir que me gusta. Me gusta todo de ella, amo todo de ella.

Como va por la vida, sonriendo ante los problemas, aguantando sus lágrimas cada vez que recuerda a su familia y amigos. Ella es feliz junto a mí y Noah, nuestro pequeño, pero se que en sus ojos hay tristeza de no poder conocer a nuestro pequeño hermano, tristeza de no ver a su mejor amigo, a sus hermanos, hermanastros e incluso a su madre y a Marcus.

Pero ella es fuerte y es mía. Totalmente mía.

No puedo medir en números, no puedo describir en palabras cuanto la amo, cuanto amo ser padre de Noah, es algo que me llena de orgullo.

Si, me enamoré de mi hermanastra y no me arrepiento de eso, por nada en el mundo.

Porque, queda prohibido no luchar por lo que quieres…

Hermanastros: ¡Escenas extras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora