Hoy se cumplían exactamente tres años y cuatro meses desde que llegué a Londres. Junto a Victoria nos compramos un apartamento, a veinte minutos de la casa de su padre, dónde podíamos tener una gran vista del famoso ojo de Londres. Era realmente hermoso cenar teniendo aquella postal.
El reloj marcaban las siete de la tarde, cuando llegué a mi hogar. Al abrir la puerta, un exquisito aroma a pizza inundó mi nariz. Me acerqué a la cocina y vi la espalda de la chica que amo, me acerqué a ella y rodeé su cintura, descansando mi rostro en su hombro izquierdo.
-hola bebé –susurré dándole un beso en la mejilla, ella volteó y me sonrió, había estado llorando, lo noté- ¿por qué llorabas?
Vic se tomó un pequeño tiempo para responder- ¿por qué me conoces tan bien?
-porque te amo –le di un pequeño beso en la nariz, haciéndola sonreír- no llores, bebé.
-estoy cocinando pizza.
-no me cambies el tema, pero gracias, sabes que amo la pizza.
-¿la amas más que a mí? -preguntó arrugando su nariz, amo cuando hace eso.
-quizás. ¿Te ayudo en algo?
-está todo listo, puedes poner los cubiertos.
Me separé de ella y ordené la mesa. Menos de diez minutos después, ya estábamos comiendo.
-estás un poco pálida, ¿estás segura que te encuentras bien? –pregunté comiendo un pedazo de pizza.
-uhm, hoy me retiré temprano del trabajo, me sentía un poco mareada.
-¿mareada?, ¿estás bien ahora, no?
-sí, Luke, de maravilla.
El celular de Victoria sonó, era un mensaje, lo leyó rápidamente y tecleó un par de cosas. Dejó el celular a su lado, dónde estaba anteriormente y me sonrió.
-era Liam, dice que hoy fue el primer día de Elliot en la primaria.
Elliot es nuestro pequeño hermano, quién ya tenía cinco años, aún no conocemos. Liam nos envía fotos y videos cada vez que puede, pero no es lo mismo. Las cosas entre nosotros y nuestra familia no se solucionan.
-¿primaria?, Jesús ese muchacho está gigante.
-ya pasaron cinco años, Luke, ¿qué esperabas? –noté que la voz de Vic se quebró, y pequeñas lágrimas cayeron por su mejilla. Rápidamente dejé de comer y me paré del asiento, hice que ella se parara, me senté en su silla y la senté en mi regazo, amo tenerla así de cerca.
-bebé, no llores. Por favor.
-perdón, es que… estos últimos días he estado un poco sensible.
-tranquila… sólo respira, ¿sí?
Acaricié su mejilla, deteniendo el paso de más de una lágrima, ella cerró los ojos y dejó votar aire. Cuando los abrió, acercó su rostro al mío y juntó nuestros labios.
-Luciano… te amo.
-yo también te amo, princesa.
-y…
-¿y?
-Jesús, no puedo más –dijo volviendo a llorar.
-¿qué ocurre bebé?
-mierda, yo quería hacer algo lindo y romántico.
Una risa ronca se escapó de mis labios, cuando vi una pequeña mueca de frustración y desilusión en su rostro.
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Hermanastros: ¡Escenas extras!
RomanceLuke cometió un grave error; enamorarse de su hermanastra. Pero, ¿es realmente un error? Le quitaron a Alice, hace unos años atrás, luego de la trágica muerte de su madre; Victoria Sanders. Su padre decide rehacer su vida y casarse con Helen Miller...