Conducía por una expedita y muy conocida calle de la ciudad de Londres, camino a casa de Hank, con Noah en su asiento para bebés, en la parte de atrás del auto.
El pequeño ya tiene dos años y medio, ni siquiera yo puedo creer lo grande que está.
-Papá, me abuyí de cantal -murmura el pequeño haciendo una mueca. Lo miro unos segundos y noto cómo él intenta hacer un puchero. Demasiada ternura para mis ojos.
-¿A qué quieres jugar ahora, hijo?
-Uhm... a buca atos.
-¿Buscar autos?... uhm, está bien. Busquemos autos de color rojos. En sus marcas, listos...
-¡FUEYA! -chilla mi pequeño hijo subiendo sus manitas.
El pequeño Noah, mira por las ventanas del auto y grita de emoción cuando encuentra el primer auto rojo.
-¡ATO LLOTO!
-Encontré uno por acá -apunto hacia el frente y Noah intenta mirar dónde le indico. Él al encontrar el auto con su mirada, comienza a gritar, aún más emocionado.
-¡Do atos!
Cuando encontramos el cuarto auto rojo, el pequeño parece fuera de sus casillas. Para tener dos años, el chico grita peor que un adulto. Incluso, noto que está un poco más rojo por la emoción de encontrar los autos.
-¡Pá, hay mutos atos lloto! -grita Noah emocionado.
Giro hacia la derecha, mientras río ante la emoción de mi hijo. Él me regala una sonrisa y siento una necesidad sobrenatural de abrazarlo y besarlo. Este pequeño robó mi corazón hace bastante tiempo, todo lo que hace o dice, me llena de emoción.
Luego de cinco minutos de viaje, dónde Noah miraba por la ventana, aún buscando los autos rojos, llego a mi destino, la casa del gran Nono.
Bajo a Noah de su silla y el pequeño comienza a agitar sus manos muy emocionado, al ver a Lucy cortando unas flores en el jardín delantero.
-¡LUTY! -grita el pequeño cuando lo dejo en el suelo, para que corra hacia Lucy.
Cierro las puertas del auto y activo la alarma. Me acerco a Lucy, quién carga a Noah entre sus brazos. La saludo con un beso en la mejilla y luego todos entramos a la casa de mi suegro.
-¡Luty, nosotos encontamos muto atos llotos! -comenta Noah bastante serio, haciéndonos reír a Lucy y a mí.
-¿Autos rotos?
-¡No, Luty, llotos! -el pequeño regaña a Lucy frunciendo el ceño y yo beso su mejilla, amo cuando se enfada cada vez que alguien no entiende lo que está hablando.
-Autos rojos, Lucy. ¡Por el amor de Dios! -Hank se acerca a nosotros y sonríe hacia su nieto- ¿si no es el pequeño más hermoso de este país?
Noah tiene una pequeña obsesión hacia su abuelo. Cada vez que lo ve, no se despega de su lado, es por eso que, cuando escucha su voz, comienza a chillar y a luchar contra Lucy para que lo deje en el suelo y así poder correr hacia su abuelo. Y así lo hace Lucy.
-¡Nono! -grita Noah el apodo que él mismo inventó para su abuelo.
Hank carga a Noah y comienza a hacerle gracias, para que el pequeño ría.
-Luke, ¿a qué debemos tu visita? -pregunta Lucy sonriendo. Siempre me pareció una persona muy tierna y perfecta para Hank, hacían linda pareja. Le sonrío de vuelta y tomo asiento a su lado, en el sofá.
-Ya sabes, Vic salió de compras con Jenny y me sentí un poco solo.
-Con esta bestia, es imposible sentirse solo -murmura Hank, quién juega en el suelo junto a Noah.
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Hermanastros: ¡Escenas extras!
Lãng mạnLuke cometió un grave error; enamorarse de su hermanastra. Pero, ¿es realmente un error? Le quitaron a Alice, hace unos años atrás, luego de la trágica muerte de su madre; Victoria Sanders. Su padre decide rehacer su vida y casarse con Helen Miller...