Siete

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Alysa

Hoy, hoy era el día, era uno nuevo, donde podía demostrarle que él no era el mejor, esperaba que funcionase mi plan maestro, según yo, porque se me había ocurrido muy rápido y para ser sincera creo que era un poco tonto.

Me había dejado ahí sola y revuelta. Mi cabeza iba a estallar con los pensamientos de lo que pudo haber pasado; la emoción se mezclaba con la imaginación y memoria para mandarme pequeños extractos de él y yo. Pero la razón también se interponía un poco y me insistía con dejar esas cosas.

El plan se había dado después de que Damian viniese por la noche a desatarme y a llevarme a mi cuarto. Mientras que me llevaba, estaba despierta, seguramente él pensaba que estaba dormida porque refunfuñaba entre dientes. Pero por desgracia mía, no había podido dormir en toda la noche.

Me levanté de la cama donde ahora dormía y me fui al clóset de caoba. Hoy no me vestiría de flores coloridas como lo hice ayer. No quería que pensase que era una niña inocente y que no podía contraatacar.

Me metí a duchar y escogí el shampoo y acondicionador más rico, ya que él tenía como cuatro variedades de cada uno. Luego, escogí la colonia que le iba a acorde y una crema de manos de esencia a  jazmines.

Una vez lista, fui a su cuarto pero no estaba, sin darme por vencida, me dirigí a sus otros cuartos y tampoco. Hice puños mis manos y fruncí el ceño. Justo cuando lo buscaba no aparecía.

Pasé por la cocina y me preparé algo de comer, tenía que estar bien alimentada si quería que todo saliera como lo había planeado.

Después, fui hasta la sala y ahí lo encontré. Estaba algo perdido en sus pensamientos, lo sabía porque tenía la mirada perdida y además, su ceño fruncido no indicaba nada bueno. Se podía notar que estaba pensando en algo que lo atormentaba, le fastidiaba y lo hacía enfurecer mucho.

Con mucha cautela, me acerqué a él y me puse detrás. Le tapé los ojos y despacio le dije 'boo'. Él me agarró de los dos brazos para luego, ágilmente, darme una vuelta e hizo que quedara al frente suyo y sobre sus piernas.

-Veo que ya despertaste-, me dijo con su voz ronca, tan característico de él.

-Eh, sí y me preguntaba si querías hacer algo-, dije acomodándome para que sus piernas quedasen entre las mías.

Nuestras miradas a cada rato se cruzaban pero las quitábamos al instante. Creo que la cordura llegó porque ahora sentía que la sangre subía hasta mis mejillas. Pero luego, decidí borrar ese pensamiento de mi cabeza y me recompuse un poco.

Con suavidad tomé su cabello castaño entre mis manos y lo sacudí, pude notar que cerró sus ojos, se notaba que lo disfrutaba, creo. Toqué su rostro suave con mis pequeñas manos e instantáneamente él las tomó, nos quedamos viendo por un largo rato hasta que decidí arriesgarme a tal vez ser rechaza. Lo besé.

Primero no respondió pero luego pude sentir cómo esos carnosos labios rosados le seguían el ritmo a los míos y cómo poco a poco este se iba intensificando pero seguía siendo lento.

El beso lento hacía el ambiente igual que ayer. Deshice el beso y me acerqué a su oreja para morderle el lóbulo. Pude escuchar un leve gruñido de su parte y entonces sonreí, al parecer estaba funcionando.

Con sus dos manos me agarró de la cadera y se paró conmigo encima suyo. Jadeé en su boca y él sonrió.

-Bájame-, demandé y él lo hizo. Me empujó con fuerza contra la pared y jadeé. Se acercó vacilante a mi oído y gruñó para luego jalarme ligeramente la parte inferior de mi oreja.

De un movimiento, del cual no me di cuenta, me rasgó el polo. Di un respingo pero luego me relajé un poco. Aunque, me tensé porque sentía que cada vez se pegaba más a mí.

Me empecé a intimidar cuando vi que esto estaba subiendo de nivel. Mi respiración se hizo irregular y lo vi entrecerrar los ojos con una sonrisa burlona.

Me quitó el short dejándome en ropa interior, me cargó y se dirigió a su habitación, ahí de una patada cerró la puerta y me tiró en la cama. Esto ya me estaba asustando. Me estaba arrepintiendo de lo que había desatado.

Con su lengua tocó mi marca, haciéndome sentir algo incómoda y causándome algunos jadeos. Ahora mi cuerpo estaba divido en dos; una parte quería que siguiera y la otra no.

De un tirón se quito la camisa azul y pantalón negro. Con su mano me acarició el cabello y depositó un beso en este. Volvió a lamer mi herida y esta vez fue mejor que la otra vez. Los pensamientos se me nublaban pero trataba de que no esto sucediera.

La parte que quería que él siguiera estaba dominándome. Mi mente me reclamaba que terminase lo que había empezado mientras que mi cuerpo no quería que siguiese por temor a ser lastimada igual que ayer.

Nos quedamos unos minutos mirándonos fijamente y acarició mi rostro, me dio una hermosa sonrisa que hasta ahora no me había dado cuenta; sus dientes estaban perfectamente alineados y sus labios tenían el grosor y color adecuado. Eran muy lindos.

Se acercó a mí y me besó, este era un poco más rápido y apasionado. Sentí que sus besos me transportaban a otro mundo y la razón quedaba a un lado. Sentí sus breves roces sobre mí e inconscientemente sonreí. Me causaban piel de gallina y también, pequeños temblores.

Me estaba empezando a desesperar. Quería que se apresurara. El ambiente se estaba tornando caliente y eso no ayudaba a que me calmase y se me pasara la locura de ese momento.

Mientras yo sufría una constante pelea interna, veía que él lo disfrutaba, ya que, además de que yo tenía que cargar con su peso, él me veía incrédulo por el ceño fruncido que aveces se formaba en mi rostro.

Credits: HarryUkBal

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