Doce

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N.O

Él fue al lugar en donde le había indicado Berit y vio que la entrada estaba decorada con corazones guinda de papel, esta estaba media abierta y ahí la pudo ver. Sonriendo y riendo por las tonterías que  decía Benjamin <<Típico de él>> dijo negando con la cabeza. No pasó mucho tiempo, cuando sin saberlo, la rabia lo consumía por dentro. Ella era suya, no de él. Él tenía que estar con ella, no con él. ¿Por qué le molestaba tanto?

Era muy orgulloso para admitirlo pero su corazón no. Él necesitaba a alguien, no a cualquiera. Cuando era joven, más de lo que aparentaba ahora, nunca había necesitado tanta ayuda como ahora. Siempre había tenido problemas con hablar sobre sus sentimientos... Hasta ahora.

Esos días no se habían terminado, seguía padeciendo ese mal; ser muy inseguro de sí mismo. Su corazón pedía a gritos la ayuda de esa castaña por la que estaba sintiendo cosas pero que aún, lamentablemente, no se percataba del todo.

Se sentía deprimido y apreciaba mucho la compañía, aunque él no lo admitiera. Necesitaba ayuda para poner los pies en el suelo, ya que se tomaba muy en serio la frase "Lo primero que madura es lo primero que se pudre".

Sentía que su independencia parecía desvanecerse en la niebla, se sentía tan inseguro, pero a la vez seguro, raro ¿no? Era todo un caos pero no quería dejarse vencer, debía ser fuerte y frío. <<Frío es la clave>> se dijo a sí mismo. Como si quisiera convencerse de lo que decía.

Inseguro porque estaba casi seguro de que fracasaría en el amor, como siempre, y se quedaría toda la eternidad, mucho tiempo, solo, pero seguro porque aunque no tuviese el amor podía conseguir todo lo que quisiese y además, gratis. <<¿Para qué el amor? Si es una completa mierda>> dijo mentalmente.

No lo pensó más y se decidió por entrar. Cuando lo hizo se quedó estupefacto, ¿todo eso lo había hecho su amigo? Benjamin, sí que se había esmerado, ¿todo esto para ella? ¿Qué pasó con <<las humanas son poca cosa para nosotros, nunca me acercaría a una humana y lo peor, nunca me enamoraría de una de esa especie?>>

Al parecer, su amigo estaba "enamorado", no sabía por qué pero sentía que no era del todo cierto, no lo había visto desde hace mucho tiempo y cuando decía mucho tiempo era mucho tiempo.

Se podía dar cuenta fácilmente de lo que "sentía" en esos momentos porque se había esmerado decorando todo el lugar. Había ordenado el cuarto que alguna vez usaron ellos dos para sus noches alocadas <<qué recuerdos>> dijo negando sonriente. Él había sacado las cajas donde habían muchas cosas; ropa, libros, cartas, adornos, entre otros. Y en vez de todo eso había puesto un pequeño sofá, y en las paredes había pegado flores de diferentes colores; blancas, rosas, violetas y hasta rojas puras; las que más le gustaban a ella.

Había puesto una pequeña mesa marrón con un elegante mantel de color blanco <<seguro que lo sacó de mis cosas>> gruñó para sí mismo. Además, había usado sutilmente los focos viejos que estaban tirados por ahí y los había arreglado para que solo apuntaran a ellos dos pero tenuemente.

Estaba feliz por su amigo porque había encontrado el amor-, rodó los ojos-, y molesto porque uno; estaba tocando algo que le pertenecía y ese tipo de confianza no lo permitiría y dos; cuando estaba enamorado era muy cursi y le daba asco.

Empujó con fuerza la puerta captando la atención de ellos. Caminó lentamente hasta estar considerablemente cerca de los dos, se encontró con la mirada asustada de Alysa... Y con la de Benjamin, que sólo miraba atentamente cada movimiento suyo.

-Alysa-, se decidió por decir. Su postura era fría como el hielo. Tanto así, que al parecer hasta las flores que estaban cerca de él empezaron a decaer.

-¿Damian?-, contestó confundía. ¿Qué estaba haciendo él ahí? Ella se percató que lentamente sus ojos se volvían color rojo oscuro y sabía perfectamente que eso no traería nada bueno.

-¿Qué haces con este?-, demandó con ojos acusadores. La trataba como si tuvieran algo. Como si fuera su novia, pero él sabía perfectamente que no era así.

-¿Qué haces aquí?-, contraatacó ella con el ceño fruncido, ignorando lo que le había preguntado anteriormente. Le molestaba que siempre estuviera arruinando todo. ¿Por qué no la dejaba en paz con Benjamin? Aunque sea una vez.

Él bufó y rodó los ojos-. Vengo por ti, espero que ya hayas tenido suficiente diversión-, dijo mirando a Damian y a toda la habitación, además de que le dio una rápida mirada a cómo estaba vestida Alysa- porque ya no la tendrás-, dijo él frío-. Eres mía-, habló entre dientes y con los ojos color vino más oscuros de lo normal, recalcando de que ella era suya y de nadie más- y no puedes andar de regalada-, recalcó aquella palabra- con todos-, dijo sin pensar, la furia lo estaba cegando pero... ¿En serio había dicho eso?

Él sintió una fuerte punzada en su corazón al ver cómo una lágrima recorría a lo largo de su mejilla, ahora ya roja. Intentó tocarla pero ella se apartó de él bruscamente. Sin embargo, se acercó a Benjamin y dejó que este la abrazara y la consolara. Benjamin, por su parte, estaba muy enfadado con su amigo por hacer llorar a una mujer.

Damian iba a intentar tocarla otra vez pero esta vez no tuvo tanta suerte, de un momento a otro, sintió un empujón y un fuerte dolor en la espalda, había chocado contra la pared, causando que algunas flores cayeran. Y sabía exactamente quién había sido; Benjamin. Si hubiera sido Alysa ni si quiera se hubiera inmutado.

-Así no se trata a una hermosa dama como ella-, escupió Benjamin con desagrado. Ella estaba haciendo que los dos amigos se pelearan.

Damian se deslizó por la pared hasta caer al suelo. Le había dolido, había sentido un pequeño crujido pero no le preocupaba, también había sido como un "clic" que había incitado a que su odio creciera y a que los nudillos de sus manos se volvieran blancas y que las venas de sus ojos se hicieran más notorias.

-Ya lo creo-, dijo con una sonrisa en los labios para luego pararse, sacudirse su ropa y poder enfrentarlo. Sin duda sería divertido.

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