Once

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Damian

*Flashback*

La dulce niña que antes jugaba con su mejor amigo a la familia, como toda niña, ahora con dieciséis años, empezaba a sentir cosas muy fuertes. Aunque solo fuese una niña para muchos, su corazón no mentía con respecto a sus sentimientos. De alguna manera, ella siempre estuvo a su lado, siempre lo ayudó con sus problemas sin esperar algo a cambio.

Ella siempre lo amó en secreto, hasta ya grandes pero un día tomó todas las fuerzas posibles y se decidió por tomar las riendas de la situación y decirle lo que sentía. Tenía miedo, debía admitir, pero eso no quitaría la valentía que de pronto le había nacido.

Él por su parte cuando se enteró, al principio se sentía intimidado pero le pareció muy tierno que ella fuese la que diese el primer paso. Eso lo dejó pensante sobre aquel sentimiento. Pero...

Tenía miedo a ser rechazado y él estaba muy seguro que no tenía muy claro sus sentimientos por eso no le respondió en ese momento a su amiga. Sin respuesta, ella se arriesgó y sólo le dio un casto beso en los labios para luego irse rápidamente a su casa. La vio desaparecer por donde había venido; hacia el horizonte.

Él se tocó los labios y sonrió. <<¿En realidad había pasado?>> se preguntó a sí mismo. Con esa sonrisa volvió a su casa, felizmente no fue mucho lo que camino, ya que, por cierto estaba al frente de la de ella.

***

La vio. La vio cantando con la mirada perdida como una loca. Eso le gustaba de ella, que no le importase lo que pensaran los demás de ella, que a diferencia de él si le tomaba mucha importancia. Siempre intentaba ser los más "normal" posible.

La contempló por unos minutos y luego regresó a lo que estaba haciendo; tareas; pero su mente no estaba en eso sino, en aquella castaña alborotada pero nada desordenada. Cada vez que pensaba en ella sonreía pero siempre aparecía una voz en su mente que lo ponía muy inseguro con respecto a sus sentimientos. Típico.

***

Con el tiempo, esa relación de amigos, había tomado un rumbo diferente. Estaba seguro de lo que sentía pero aún tenía algunas inseguridades. Sabía que su amiga le gustaba pero tenía miedo de que ella ya se hubiera olvidado de él. Por primera vez en su corta vida sentía terror al futuro.

Después de haber tenido una breve charla con su otra mejor amiga, que sin duda sabía el motivo de su rostro triste... Pero ella debía de entender de que él no era el indicado para ella y ella... Al parecer no lo era para él.

Se quitó eso de la mente con un fuerte sacudón y con miedo y miedo acordó con ella encontrarse en el parque, lejos de todos, ahí le declararía un poco de su amor. Le prometería mar y tierra y sin duda lo cumpliría. Ya con el tiempo, podría confesarle todo y <<seremos felices>> pensó.

Caminó hasta el lugar de encuentro y antes de llegar se acomodó la chaqueta negra que llevaba puesta, se ató los pasadores de sus zapatillas nuevas y con la mano se arregló un poco el cabello. Dio un fuerte suspiró y siguió con su camino.

Ahí estaba ella, sentada en la banca de madera algo antigua, meciéndose cual niña pequeña. Ella no se había pescado de su presencia hasta que él le tocó suavemente el hombro. Sus miradas se encontraron y al instante sonrieron tímidamente, pareciera que sus corazones supieran para qué se encontraban. Se acercó y se sentó a un lado suyo, luego de una pequeña guerra mental, se decidió por hablar.

Él pudo revelar un poco de su amor hacia ella. Le costó pero al fin lo logró, se sintió tan bien cuando ella también confesó. No evitaron sonreírse y como despida se dieron un pequeño beso en los labios. Ella había sido su primer amor.

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