Cincuenta

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Damian

Después de la maravillosa tarde que pasé con Alysa. Fuimos a nuestro cuarto y nos recostamos en la cama. Conversamos por varias horas hasta que se hizo de madrugada.

Hablamos sobre el primer día que nos conocimos, cómo nos odiábamos y juramos en vano que lo haríamos para siempre y nunca amarnos, lo cual ese juramento se quebrantó. También sobre nuestra rara historia de cómo Aly cambió de cuerpo, hasta el día de hoy.

Que empezamos a cantar como dos niños, a bailar y hasta a actuar como unos niños. Nunca me había sentido tan feliz al lado de alguien como me siento ahora al lado de Aly.

Estaba recostado en la cama apoyado sobre mis dos brazos. Esperaba a Aly. Ella había bajado para comer algo, aunque era algo raro que se demorase tanto; ya que conociéndola, ella no se demora tanto en comer.

Últimamente por mi cabeza se ha pasado una idea que cada vez quiero cumplir con más ansias. Pero a la vez me da miedo; sí, yo Damián Mérimeé tengo miedo. Creo que ya llegó el momento de hacer lo que debo de hacer y poder pasar el resto de mi eternidad con la persona que amo.

¿Y si dice que no?

En estos días planearé todo e iré a comprar las cosas. Solo espero que todo salga bien. Y aquí vamos con mis temores, bueno, me tendré que arriesgar y estoy seguro de ella dirá que .

Estaba a punto de pararme y bajar. Ya se me estaba haciendo algo incómodo estar solo y hablar conmigo mismo, cuando la puerta hace un gran ruido y la veo mirándome con una sonrisa. Se la devuelvo y ella se va acercando lentamente, se muerde el labio. Ya la extrañaba. Me sonríe coquetamente y me planta un beso sobre los labios.

Sonrío para mis adentros y le sigo el beso. La tomo de las caderas y la siento sobre mí. Siento un cierto escalofrío recorrerme todo el cuerpo, pero a la vez tan placentero, es como si mi cuerpo si preparase para lo que viene.

El beso se vuelve más apasionado y pronto siento unos colmillos perforarme el cuello. Cierro los ojos y gruño en el oído de Aly. Ella se mueve impaciente y sonrío, mierda, esto no pararía. Me pongo encima de ella y ahora soy yo quien la muerde, sus gruñidos son música para mis oídos. Me agarra de la camisa y la desgarra. Río.

Meto mis manos debajo de su polo y este pronto está en suelo, saco mis colmillos de su cuello y rápido la beso con mayor intensidad. Había esperado desde hace tiempo, la deseaba demasiado.

-Eres preciosa-, le susurro.

-Te quiero-, se muerde el labio, mierda. Lo hacía para provocarme, juraba que si seguía haciendo eso, no lo haría tierno.

-¿Estás lista?-, pregunto mirando su perfecto rostro. Ella sonríe y asiente.

-Esperaba que me lo preguntaras-, jugó con el lóbulo de mi oreja.

Le doy un último beso y con un rápido movimiento nos tapo con la manta. Esto nunca lo olvidaría.

-Te amo-.

-Te amo.

***

Abro los ojos y veo a Aly sobre mí. No puedo evitar besarla, esos labios eran droga para mí. Ella abre los ojos y se muerde los labios, carcajeo y hago lo mismo viéndola,frunce el ceño. Al darse cuenta de por qué me río, saca su dedo medio y se intenta tapar a un lado mío.

-No te tienes que tapar. Ya lo vi todo-, me relamo los labios y le doy un beso.

-Cállate-, dice mirando a otro lado.

-Hermosa, eres hermosa-, sonrió, y ¡vaya que lo era! Ella era la mujer más hermosa que había visto en mi puta vida.

-Ya lo sé-, ríe y se posiciona sobre mí-, en serio, gracias-, me da un beso en la mejilla-.

-Es verdad-, la agarro de las caderas.

-Eres demasiado guapo-, me abraza sin importarle que la puedo ver.

-Gracias, hermosa-, se retuerce.

-De nada, hermoso-, da besos sobre mi pecho-, nos hemos vuelto muy melosos, ¿no?-, carcajeo.

-Ni que lo digas. Antes hubiera vomitado, pero ¡mierda! el amor puede todo. Me has cambiado, bebé-, hago énfasis en bebé porque sé lo odia. Rueda los ojos-, ahora soy mejor por ti-.

-Tú también me has cambiado, bebé-, quería vomitar con el bebé-. Con tu amor nadie me puede arrastrar hacia abajo-, me dice sonriente. La tomo de las mejillas y las acaricio. Vuelvo a besar esos labios que me vuelven  loco.

Se echa a mi lado y beso su cabeza, no sé por cuánto tiempo nos quedamos echados contemplando el techo del cuarto, pero sé que fue un hermoso momento, amaba estar así con ella.

-Aly-, digo captando su atención.

-Dime-.

-Gracias-.

-¿Por?-, me pregunta volviéndose a echar sobre mí.

-Por dejarme ser el primero. No sabes cuánto significa para mí. Es lo mas preciado y lo has compartido conmigo. Gracias-, digo algo nervioso, pero con su tacto este es difuminado.

-Gracias a ti por dejarme entrar en tu corazón-, me sonríe, amaba verla hacer eso, saber que yo soy el causante de aquello me pone muy feliz. Su sonrisa no sólo demostraba lo que me decía sino, que sentía que era genuina, una que había estado buscando hace ya mucho tiempo sin saberlo.

-Hermosa-.

-Ahora. Soy tuya para toda la eternidad-, susurra en mi oído y jala ligeramente el lóbulo de mi oreja.

-Siempre fuiste mía-, ahora soy yo el que se acerca y repite su acción. La siento sonreír y la abrazo.

El amor de mi vida.

Soy Suya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora