Capítulo I5I: El asesino, el caballero extranjero y la princesa dragón.

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Narrador.

Marcus abrió sus ojos con molestia, los rayos de sol no le dejaban descansar, sentía el cuerpo adolorido y hambriento, el rugir de sus tripas eran un eco en la humilde morada, podía ver el cielo entre la paja y el barro con el que se construyó el techo, las tablas de maderas rechinaban con el viento, intentó moverse entre las sabanas buscando respuesta en ese lugar desconocido. Él no podía recordar, como había llegado a ese lugar, ni como se había hecho sus heridas, se intentó levantar, pero apenas lograba sostenerse en pie.

Alguien levanto la tela que cubría la entrada del cuarto, un hombre con una apariencia extranjera de tierras tan lejanas como jonia.

-No deberías esforzarte, tus heridas son tan profundas que me sorprende que sigas vivo-

- yo...gracias por la ayuda, pero debo salir de aquí-

- tus heridas se están abriendo, no te dejare ir hasta que te sanes, iré por la comida-

El hombre joniano de cabello entre negro y canoso, no parecía un campesino o un leñador, sus ropas están bien cuidadas y eran telas que se veían costosas. Marcus se preguntaba qué haría un hombre que pareciese que no le faltase dinero, en medio de la nada, en una casa a medio caer.

No obstante, debido a un dolor punzante en su cabeza, dejo de analizar aquel hombre.

Los recuerdos de haber acabado con la vida de un hombre y su poder descontrolándose, lo atormentaban, se consideraba un monstruo que podría destruir todo a su paso, quedarse allí era peligroso, terminaría dañando a ese hombre inocente que le está prestando ayuda.

El buen samaritano llegó con un caldo de viseras de un animal recientemente cazado, con patatas a medio pelar, una espantosa visión, pero para quien no comía en días se veía apetitoso, el muchacho temblando recibió el plato y la cuchara, temía que con solo el tacto de su piel pudiese dañar aquel hombre.

La identidad del ermitaño que se aposto en la montaña era Xin Zhao, un guerrero leal de la realeza demaciana, a quien le dieron la orden de buscar una persona cerca de la frontera, por ahora tiene un pequeño retraso, porque en su camino se cruzó con este niño pelirrojo casi moribundo en el lodo.

Le trajo a una morada de paso usado por los antiguos centinelas, le dio medicina y esperaba darle una digna sepultura, no pensaba que sobreviviese por las graves heridas causadas en su cuerpo, no obstante, el muchacho sobrevivió. Esto atrajo la curiosidad del hombre, ya que solo un soldado sobreviviría a tal caída "¿sería él un niño soldado?".

El siendo un joneano que escapo de la esclavitud de la carnasa de Noxus, conocía más o menos la sociedad de ese cruel reino, donde los antiguos clanes entrenaban a niños como su futuros soldado o sacrificio de guerra. Si fuese así, el niño podría ser un peligro potencial para demacia, debía estudiar al muchacho y descubrir que había tras sus azules ojos, esos ojos le recordaban a alguien, pero no podía recordar a quien. Aunque le dejo solo por ahora, le daba asco verle comer como animal, devorando el plato y lamiéndose los dedos.

Al pasar los días, cuando Marcus se pudo mover, comenzó a ayudar en el hogar, era realmente torpe para las labores domésticas, tuvo que aprender a lavar los platos, a cortar la leña y limpiar los pisos, ya que a pesar de su vida de duro entrenamiento nunca tuvo que preocuparse por esos detalles en el ducado, la servidumbre siempre le tenía todo listo, camas limpias y comida caliente.

Xin desaparecía por las tardes como si rastrease algo o alguien, Marcus sospechaba que ese hombre podía ser un soldado, se veía bien entrenado y tenía un cuidado en sus palabras, no decía demasiado y mantenía la cautela con él, cuando le pregunto por su nombre inventó uno "Max", era menos lejano al real para que no se notará su falta de costumbre.

Bastardo. (Garen x katarina) (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora