Marcus es el hijo de Katarina Du couteau , supo que su padre es un enemigo demaciano. Escapa de Noxus y decide emprender un viaje hacia Demacia para conocer a su padre.
El primer roce de sus labios fue instintivo, suave y lento, que parecía una nota de silenció. se separaron, no tan lejos, lo suficiente para sentir la respiración del otro y mirarse atontados.
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Hasta que él se abalanzó con furia y deseo, apoderándose de su boca, apegándose a ella, sosteniendo su cintura, mientras ella le respondía con la misma cantidad de energía, enredaba sus dedos en su cabello, tirando y despeinando al compás de sus gemidos, ambos se ahogaban uno en el otro.
En un acto veloz, katarina se sentó encima de él rodeándole entre sus piernas, exigiendo su cercanía, en tanto Garen lazó un gruñido de placer por su acción. Aprovecho para sostenerla y recorrer con sus manos la columna expuesta de su amante, solo siendo envuelta por una fina tela de vendas. Ella se dejaba ser tocada, en esa zona que se sentía erógena, entre el dolor de su cicatriz abierta y las manos desesperadas del hombre que rogaba por poseerla, sus lenguas húmedas y calientes luchaban por el control a un ritmo desenfrenado. El oxígeno les obligó a separarse en pequeños lapsos, que aprovecharon para explorar y desabrochar la ropa que les estorbaba.
La pelirroja aprovecho sacar las capas de abrigo de su compañero y él obediente quito su ropaje con su apoyo. Su torso desnudo era un mapa de cicatrices que estaban a merced para ella, pese a ello, el tomo el control de su cuello dejando un camino de chupones que hacían estremecer su piel, sin dejar de lado su mano apoderándose de su pecho y por sobre la superficie de la tela, oprimió su pezón y hundió su pulgar masajeándolo en forma circular, ella suspiro de forma involuntaria arqueando su espalda, intentando sostenerse en sus marcados brazos.
Intento tumbarla en el suelo frío, sin embargo, ella no se lo permitió empujándolo con brusquedad con instinto asesino, él lejos de importarle el peligro, aquello le excitó. Katarina tomó la botella y derramo sobre su ancho torso lo poco que quedaba del brebaje, para lamer su cuerpo, mezclado por su piel y el liquido que los empujo a llevar esa locura. Entre mordidas y su lengua exploratoria, deseaba escuchar su garganta tosca, gruñir por ella, pero él se reprimía orgulloso. Hasta que toco una la punta de su aureola, mordiéndolo con su boca y su quejido ahogado, fue un triunfo.
Su boca traviesa bajo por su torso hasta su ingle y fue cuando él se sentó para ayudarle a ella, a sacar su última prenda. Desesperado tomo su cintura y besó su vientre, mientras la joven se arrodillaba ante el tacto y tomo su cara entre sus manos para que la mirase y besarlo, mordiendo su labio inferior, que estiró con lentitud y le dejo una herida.
El joven saco su miembro palpitante y con la punta de su falo erecto estimulo su vulva, masajeando su clítoris contra su duro glande, como si estuviese penetrándola, la rodeó con fuerza y frotó brusco entre sus muslos expuestos, sintiendo como estaba mojada para él y ella moviendo con su compás, mientras sus bocas extasiadas no perdían contacto entre húmedos besos y quejidos ahogados por el goce.
