Capítulo I6I: En una nueva tierra de magos.

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Narrador.

El esperó que el hormigueo de sus manos, fuesen un aviso de que su magia estaba lista para ser lanzada, pero no vio luz, ni chispas entre sus dedos "¿Qué estaba pasando? ¿Por qué su magia no respondía? ¿Qué tenía que hacer?"

-hazlo, crees que te tenemos miedo, ¡lánzanos tu magia bastardo! - grita victor asechando, adelantando sus pasos, lo que hizo marcus retroceder lentamente.

-antes, dejen a la niña en paz- dice el muchacho intentando soltar a la pequeña para que esta corriese, pero, por el contrario, esta se aferraba a su pecho por el temor hacia sus primos.

- Conoces las reglas, sin testigos, ni hueso, ni cenizas- recita Erika , el antiguo código de los asesinos.

-esto es entre ustedes y yo- replica Marcus mientras apuntaba su mano, preguntándose porque su fiebre no le estaba ayudando a potenciar su magia como antes.

El sonido de alerta de los vigías de demacia, puso nervioso a los jóvenes asesinos, más aun cuando la niña comenzó a gritar ayuda.

-ya es tarde, acábenlo- ordeno Erika. Victor y Tsubasa se lanzaron ansiosos, Marcus abrazo con fuerza a la niña, corrió lo que pudo, pero las garras del vastaya alcanzaron su pierna, lo único que pudo hacer, es convertirse en escudo humano para ella, sintiendo los golpes unos a otro como saco de boxeo, mientras la niña lloraba bajo su pecho mirando el rostro de dolor del joven pelirrojo, estaría muerto sino fuese por Xin zhao y su lanza, quien con un solo movimiento lanzo a los jóvenes lejos y uso un cuerno dorado para llamar al ejército, Marcus apenas se podía mover pero seguía protegiendo entre sus brazos a la infante.

 Victor y Tsubasa se lanzaron ansiosos, Marcus abrazo con fuerza a la niña, corrió lo que pudo, pero las garras del vastaya alcanzaron su pierna, lo único que pudo hacer, es convertirse en escudo humano para ella, sintiendo los golpes unos a otro ...

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- Soy Xin Zhao, secretario personal del Rey Jarvan IV , en su nombre y en el nombre de Demacia, ordeno que se retiren de estas tierras-

Los jóvenes asesinos estaban sorprendidos, reconocían ese nombre en los libros y en los relatos de su gente, el esclavo joniano que fue gladiador en la carnasa, liberado por las fuerzas demaciana convirtiéndose en uno de sus mejores soldados. Huyeron sin mediar conflictos, conocían el peligro en su presencia y retirarse era la opción más inteligente en ese momento.

-por favor no le hagas daño a la niña- dice Marcus sin reconocer si el sujeto, así como su gente, sería capaz de matar a un inocente por cruzar las tierras que no le corresponde.

-Nunca, mi vida daría por la princesa heredera- dice Xin zhao, quien se agacho a la altura de él, donde el sigue inclinado protegiendo a la niña entre sus brazos, la cual soltó cuando ella pronuncio el nombre de aquél caballero.

-¿princesa? ¿Cómo...?- no pudo seguir emitiendo un sonido, cuando sintió que la niña estaba a salvo, perdió la conciencia y su cuerpo se rindió ante las heridas y el cansancio.

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Narrador.

Marcus soñó con un jardín de camelias blancas que se volvían rojas con su andar y un hombre formido esperándole al final del camino, su rostro tapado por la luz del sol abría sus brazos para darle un abrazo...acaso este ¿sería su padre?

Se Movió lentamente entre las sabanas de seda, y abrió sus ojos en una habitación desconocida, parecía que estaba volviéndose costumbre despertar en un lugar desconocido. Era una habitación muy elegante con paredes de petricita con ornamentaciones dorada, un techo ovalado que daba una sensación celestial y ventanas tan amplias, que al ver el paisaje entre las telas las cortinas se difuminaban como la acuarela. Marcus no estaba acostumbrado a ver tan iluminado lugar, parecía estar visitando una nube del cielo, incluso los muebles eran de madera tan clara como sus paredes.

Intento pararse, pero sus heridas seguían quemantes que tuvo que volver a sentarse en la colcha, estaba preocupado no sabía si era un prisionero o un invitado en tan glamuroso lugar, sin mediar aviso, un chico entro a los aposentos, sostenía un báculo de dorado y diamante punta, tenía el cabello tan rubio como las espigas del trigo, piel clara y ojos tan azules como los suyos, parecía equipararle en edad.

Marcus desconfiado de su presencia, miraba los detalles de su túnica azul y blanca con un distinguible bordado de un escudo de armas, muy similar al escudo que encontró en él escondite de su madre ¿sería coincidencia?

-vaya~ dormiste bastante ¡en fin!, vengo a sanar esas heridas- se acercó y levanto su mano, emitiendo una cálida luz verde claro.

-espera ¿Qué me harás? – dice Marcus, quien se asombra, no había visto otro mago como él y este se acercaba con toda confianza.

-pues curarte, obvio, ¡puff! no deberían hacerme trabajar un sábado-

La luz que emitió era agradable y analgésica, que calmaba su dolor y relajando su actitud.

-eres un mago...-

-¿no eres de demacia verdad?- le mira de forma recelosa y Marcus solo guardo silencio.

-Bueno, no es de mi incumbencia, aunque mmm.. podrías pagar mi servicio médico con un gran favor- dice el acercándose aún más a Marcus.

-¿con que cosa?- pregunta un poco incomodo al verle el rostro tan cerca.

-¿puedo tocar tu pelo?-

-¿Qué?- responde confundido.

-tu cabello es muy rojo - dice él, desde que los guardias de la frontera trajeron al muchacho a la fortaleza, no pudo evitar su curiosidad sobre el salvador de la princesa, pero al verle, le causo más curiosidad su cabello tan rojo como el rubí. Así que intento, sin su voluntad, tocar su cabello, pero este detuvo su muñeca.

-¿ en demacia no hay personas con el cabello rojo?- dice el, todavía sosteniendo su muñeca y el joven rubio insistiendo en intentar tocarle.

-no lo sé, tal vez si los hay por ahí, nací y crecí en esta tierra, aún no he visto pelirrojos-

El muchacho se dio cuenta que sería muy fácil identificar su identidad si seguía con su apariencia habitual, debía teñir su cabello antes de salir de esa frontera, pero ¿Dónde iría? Sus primos deben estar todavía acechando la frontera esperando a que este volviese, pero si avanza más en el camino probablemente se metería en problemas, su magia es inestable.

-te lo dejare tocar, pero ayúdame a teñirlo- dice al soltarle la muñeca cuando se calmó.

-¿Qué? ¿Por qué? Se ve increíble-

-solo ayúdame por favor, no me siento cómodo con él- le Mira con cara de angustia.

-oh que mal, te puedo ayudar, pero no es un tinte permanente tendrás que renovarlo cada mes- le muestra una botella con un líquido negro y burbujeante. – estas seguro ¿no te arrepentirás? -

-no hay problema-

El mago uso su magia para impregnar el tinte en cada fibra de su cabello, quedando un tono azabache como la piel de una pantera.

-está listo, ¿eres una clase de fugitivo? – pregunta indiscretamente, una mala costumbre que adquirió de su padre explorador, cuya curiosidad por los misterios y tesoros del mundo era infinita.

-pregunta menos y toca mi cabello- dice Marcus tomando la mano de joven mago, ubicando su palma sobre la superficie de su cabello.

El muchacho demaciano acaricio su nuevo cabello negro como si fuese un pequeño cachorro.

-no tiene sentido tocarte si no es rojo, además, tu pelo es muy grasoso y áspero-

-es porque llevo una semana sin bañarme-

-que puerco-

Y ambos ríen juntos.


Continuación...

Bastardo. (Garen x katarina) (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora