𝟏𝟎 | Música para los oídos

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"Si solo hay una vida, contigo quiero estar"
Taburete

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Pedri

ME LEVANTÓ EL DESPERTADOR DE VALENTINA. Irónico, ¿verdad?

El despertador era suyo, y ella ni lo escuchaba. Me froté los ojos y me levanté. Cuando puse los pies en el suelo, un escalofrío recorrió mi columna vertebral de lo frío que estaba el suelo, pero yo seguía medio dormido y no me importó mucho. Recordé que hoy era el partido en Sevilla.

Caminé hasta el baño, donde me duché. Eso hizo que me despertara más. Cuando salí del baño, supuse que Valentina se habría despertado por el sonido del agua de la ducha pero...ahí seguía, durmiendo tan plácidamente.

—Buenos días, gente—gritó Morata abriendo la puerta de par en par. Yo sonreí pensando en lo mucho que debería estar jodiendo esto a Valentina, y escuché como la nombrada gruñía por lo bajo.

—Ahora la despierto—dije, señalando a la valenciana. Él asintió y cerró la puerta. Barajé opciones de como despertarla. Podía despertarla como a una princesa, o podía hacerlo al revés. Así que me decanté por la segunda opción.

Alcancé un cojín de mi cama y me preparé para tirarlo. Apunté a su cara y...pleno.

—¡Mecaguen la figa ta tia!—exclamó. Yo reí ante su reacción. Ella bufó y se abrió los ojos. Cogió un cojín que estaba al lado suyo y me lo tiró. Yo lo cogí a medio camino.

—Venga, vístete ya que nos tenemos que ir—hablé divertido.

—¿Y si no salgo de la cama, qué?—preguntó volviendo a tumbarse y tapándose con la manta.

—Me voy sin ti.

—Me quieres demasiado como para hacer eso—bufó.

Yo reí ante su comentario.

—Dicen que en Sevilla hacen buenas ensaimadas—chantajeé. La verdad es que me lo acababa de inventar.

—¿Enserio?—preguntó dándose la vuelta.

—Si te levantas vamos a una biblioteca y te compro libros—nada más decir eso, ella se levantó de la cama.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

Ella sonrió y se metió en el baño con rapidez. Yo cogí el móvil mientras la esperaba. Rato después salió ella vestida con una blusa veraniega blanca, unos pantalones vaqueros y unas converse del mismo color que la blusa.

—Lista—sonrió. Ella salió dando unos pequeños saltitos. Cuando llegamos a la cafetería todo el mundo nos aplaudió. Siempre hacíamos eso con lo que llegaban tarde. Yo hice unas reverencias y Valentina reía divertida. Vi que Valentina se cogía solo un batido de chocolate, no sé si Colacao o Nesquik, pero igualmente me pareció poco desayuno. Luego caí en que nunca desayunaba mucho.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora