𝟒𝟏 | Cachitos de mi corazón

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"Nunca más seremos esos niños enamorados que una vez fuimos"

"Nunca más seremos esos niños enamorados que una vez fuimos"

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𝐗𝐋𝐈

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Valentina

AMBOS SABEMOS QUE NO HA SIDO MI CULPA.

—¿No? ¿Y de quién es entonces? ¿Del Santo Grial?

Él bufó.

—De quién ha sido la culpa, ¿Sira?—le pregunté a Sira, que había salido con nosotros de la cocina del centro deportivo.

Efectivamente, Pedri y yo nos habíamos enzarzado en otra de las infinitas discusiones inútiles que llevábamos teniendo varias semanas después del viaje de vuelta de la fiesta. La mañana siguiente había empezado bien, hasta que pisó mis apuntes y yo me enfadé. Eso encadenó una serie de muchas, muchas, muchas, peleas sin sentido. Pasaba cualquier cosa y ya estábamos cada uno culpando al otro.

La pobre Sira, a la cual se le empezaba a notar el bulto de barriga al estar ya de dos meses, carraspeó.

—Ha sido un incidente. No es culpa de ninguno—comentó.

Ambos nos exasperamos.

—Dejad de pelearos. Tengamos la fiesta en paz—murmuró ella. Se notaba que ambos estábamos picados el uno con el otro y puedo admitir dentro de mi orgullo que me estaba comportando como una niña de cinco años. Pero que conste que él también. Permanecimos callados al salir del centro mientras Sira nos contaba como había ido su última competición a caballo.

Cuando Sira se despidió y se desvió hacia su coche, en el cual estaba ya Ferrán, Pedri y yo seguimos el mismo camino. El segundo que Sira se metió en el vehículo, yo inicié otra vez la pelea.

—Si tú no hubieras estado por medio nada habría pasado.

—Ahora es mi culpa que tú no te fijes por donde caminas—bufó.

Y nos pasamos varios minutos volviendo a decir los mismos argumentos que ya habíamos dicho repetidas veces.

—No tengo tiempo para tus tonterías—murmuré yo yéndome.

—Que pena, mira que yo quería quedarme discutiendo contigo—ironizó. Le saque el dedo del medio mientras escuchaba como él se metía en el coche.

Al escucharlo irse, saqué todo el aire de mis pulmones que por alguna razón había estado conteniendo.

¿En qué momento había ocurrido todo esto? Parecía que había empezado a mejorar un mínimo.

Negué todos mis pensamientos de planear su muerte y saqué mis casquitos para poner música mientras me dirigía a mi destino. Sonó Fix you, de Coldplay. Hoy no iba a mi casa, y por eso había dejado a Truman en casa de Sira con Monchi. Hoy tenía cita con el médico.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora