𝟏𝟕 | Guantanamera

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"A él le gustaba verla mientras estaba distraída, a ella le gustaba sentir su mirada y fingir que no se daba cuenta"

"A él le gustaba verla mientras estaba distraída, a ella le gustaba sentir su mirada y fingir que no se daba cuenta"

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𝐗𝐕𝐈𝐈

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Pedri

LA VUELTA A CASA NO FUE MUY ENTRETENIDA. Mi acompañante estaba más dormida que un tronco, y, como siempre, a veces murmuraba cosas sin sentido. Pero, admitiéndolo, era adorable cuando dormía.

Era muy temprano, serían las 8 de la mañana o algo así, lo que significaba que Valentina y yo no habíamos dormido casi nada.

—Pedri—me llamó Koke.

—Dime.

—Estamos planeando algunos pasar el día en el pantano de San Juan, ¿Te apuntas?—preguntó.

—No sé que es eso, pero yo me apunto.

—Perfecto, díselo a Valentina cuando despierte—susurró. Yo asentí y volví mi mirada a la castaña.

—7 manos...no, malo...pues tu puta madre—susurró muy despacio Valentina, que estaba soñando. Yo no pude evitar reír.

¿Qué estaría soñando? Porque no tenía sentido.

Miré mi móvil por unos minutos, acabando en mi galería. A veces, cuando echaba de menos a mi familia, me ponía vídeos o fotos suyas y me pasaba horas viéndolos. Me puse un vídeo de mi familia intentando hacerse una foto.

—No, pero Fernando, tapas la montaña—iba diciendo mi madre entre risas.

—¿Qué quieres que haga? Si me muevo hacia la derecha tapo a Pedri—rio mi padre.

—Yo puedo subirme ahí—murmure yo. Era pequeño, tendría unos 6 o 7 años.

—Como te subas te matas—murmuró mi madre.

—Déjalo, a ver si deja de molestarnos—bromeó mi padre. Yo le pegué una colleja y me subí a caballito a su espalda. Mi hermano cantaba una canción.

—Eras muy mono de pequeño—murmuró una voz ronca fuera del vídeo. Bajé mi cabeza hacia Valentina, que acababa de despertarse y miraba conmigo el vídeo.

—Era un renacuajo. Si quieres quito el vídeo—dije al acordarme de su situación con su familia.

—Oh, no, por favor, quiero seguir escuchando esa voz tan aguda que tenías de pequeño—río ella.

Yo sonreí y seguimos viendo vídeos de mi familia y yo de pequeños. Aunque últimamente yo solo tenía ojos para una dormilona con las expectativas en los libros.

[....]

Habíamos vuelto a España. Ahora estábamos bajando del avión. Vi como la mirada de Valentina se iluminaba, e intenté seguir su mirada, pero ella ya había salido corriendo.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora