La primera mirada a veces es inevitable, sucede muy a menudo, y casi siempre la historia termina aquí.
La segunda mirada es la más importante, ahí hay mucho en juego, y cualquier gesto extra dice un mundo.
La tercera mirada, cuando se produce ya h...
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𝐗𝐗𝐋𝐕
⇜⇝ Pedri
ERA EL MEJOR SENTIMIENTO. Sin lugar a dudas, ¿Cuál? La victoria. La dulce victoria contra los holandeses, que había dado paso a que todo el equipo acabará en una discoteca privada. Habían pasado tres horas desde que pisamos la puerta y la mitad de gente ya iba mal. A mí, que tampoco me gustaba mucho beber, me abstuve un poco del alcohol esa noche. Además, era bastante entretenido ver a la gente borracha.
—¡Vamos con un tema de Bad Bunny y Árcangel...!—iba diciendo el Dj, antes de que Valentina gritará.
—¡La Jumpa!—adivinó sonriendo.
El Dj se rio antes de poner la canción, que hizo que Gavi y Valentina cantarán a gritos. Definitivamente, esos dos iban peor que todos juntos. Después de que la canción acabará, la castaña se acercó a mí.
—¡Pedrito baila con nosotros!—exclamó para que se le escuchará por encima de los altavoces. Me llevó con ellos y todo el grupo comenzó a cantar "sin señal".
Valentina
Pedri estaba muy guapo.
Pero muy, muy guapo.
Increíblemente guapo.
Quizás debería dejar de beber.
Pedri
Cuando, dos horas después, vi a Valentina haciendo ronda de chupitos con Ansu, decidí que ya era hora de terminar la fiesta.
—¡Valentina!
Ella se giró al instante.
—¡Pedrito!—vino a abrazarme. Yo me sonrojé un poco, antes de apartarla y bajar la cabeza para mirarle a los ojos.
—Deberíamos ir volviendo.
—¿Ya?—preguntó ella poniendo una mueca.
—Son las seis de la mañana—reí.
—¡Truman!—exclamó ella corriendo. Me cogió de la mano por segunda vez en la noche y me sacó de la discoteca. Al ver que seguía corriendo al salir me quedé parado.
—Valentina, ¿qué haces?—reí.
—Trumancito está solo, ¡no le puedo dejar solo!
—Vale, pero creo que llegaremos antes en coche—carcajeé.
Ella paró y caminó hacia el coche riendo en silencio. No pasaron más de dos minutos antes de que Valentina cayera rendida. Al llegar al hotel, le abrí la puerta y ella, dándose cuenta de que el coche había parado, salió de el apresurada.
