"Es imparable. Y su única arma es su sonrisa"
David Sant𝐗𝐈𝐗
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PedriLA LUZ SE COLABA POR LA VENTANA. Me desperté recordando que hoy, 2 de julio se disputaba el partido contra Suiza, que decidiría cual de los dos equipos llegaría a las semifinales. Cuando bajamos a desayunar, Luis Enrique estaba atendiendo una llamada y Valentina seguía durmiendo, por lo que nadie nos podía ayudar a calmar los nervios. Yo tampoco estaba nervioso, solo un poco intranquilo. Morata más que yo, y Unai también.
—Buenos días gente—murmuró Valentina bostezando. Eran las 7 de la mañana, por lo que verla despierta era un milagro. Aún estaba con un moño desordenado y un pijama. Todos los demás nos vestíamos antes de desayunar, pero ella no. Y ya estábamos todos acostumbrados.
—Hola—saludó Dani Olmo. Él no parecía nervioso.
Ella sonrió y empezó a prepararse su vaso de leche. Antes de sentarse se quedó quieta.
—Noto cierta tensión—comentó divertida.
—Hoy jugamos contra Suiza—aclaró Morata.
—¡Ah! Es verdad, me había olvidado—dijo.
Después de eso, hablamos de todo el nerviosismo y ella, como psicóloga que era, nos tranquilizo en apenas unos minutos. Al final acabamos todos riendo de una historia que nos contó Jordi Alba. Aunque el partido era a las 18:00, era en Rusia, por lo que teníamos que coger el avión pronto. Subimos a la habitación a preparar la ropa.
—¿Debería llevarme algún suéter?—preguntó Valentina.
—Supongo que por la noche hará frío, yo no llevo, pero tú deberías llevar algún.
Ella asintió y cogió dos sudaderas. Cuando acabamos bajamos con las maletas. Valentina se despidió de Truman y Sira, ya que se volvía a Barcelona. El pobre perro no se separaba de la ojiverde.
—Te veré en poco tiempo, te lo prometo—susurró Valentina agachada. El perro soltó lo que traducido al idioma perruno significaba como un llanto. Valentina lo acarició por una última vez y se fue. Salimos al coche, dejando las maletas dentro de la ciudad deportiva.
Nuestra misión era ir a recoger a Mateo, que se venía con nosotros. Los demás irían al aeropuerto, y luego nosotros les cogeríamos.
Hablando de Mateo, las cosas iban genial. Veíamos al niño 3 o 4 veces a la semana, y Valentina y él iban un día cada semana a tomar un helado o algo por el centro. Ahora, Valentina parecía muy feliz, o mejor dicho, más feliz que de normal. La entiendo, si yo tuviera que abandonar a Fernando, el día que lo viera otra vez sería mágico.
—¿Jolín, por qué no puede venir Truman conmigo?—murmuró apenada Valentina.
—Luis ha intentando que te dejen, pero en el hotel no están permitidos los animales—dije mientras conducía.
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No me sueltes
FanficLa primera mirada a veces es inevitable, sucede muy a menudo, y casi siempre la historia termina aquí. La segunda mirada es la más importante, ahí hay mucho en juego, y cualquier gesto extra dice un mundo. La tercera mirada, cuando se produce ya h...