𝟐𝟖 | Todo, pero contigo

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"A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar"
Franz Kafka

 Ese es el punto que hay que alcanzar"Franz Kafka

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𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈
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Valentina

CREO QUE NUNCA HABÍA ESTADO TAN FELIZ. Con mi pequeña cámara, Pedri y Nueva York de fondo, yo estaba más que contenta.

Apenas me levanté de la siesta en medio del Central Park, nos pusimos a visitar la ciudad otra vez.

Visitamos sitios impresionantes. Cogí mi móvil, unos casquitos, y como Pedri también quería, me puse yo uno de los audífonos y él el otro. Me agarré a su brazo y me apegué a él. La primera canción en sonar fue Heather, de Conan Gray.

Why would you ever kiss me?

I'm not even half as pretty,

Admito que cuando salió esta parte pensé en Verónica y en como Pedri estaba tan ciego que me había elegido a mí antes que a ella. Subí mi barbilla para mirarlo. Cuando él se giró hacia mí y me sonrió de esa manera, entendí que, aunque yo no fuera capaz de ver nada bueno en mí misma...Él conseguía ver algo. Y entonces yo le sonreí también.

—Tienes la sonrisa más bonita del mundo—murmuró. Yo enrojecí pero sonreí aún más. Me apegué más a él, si era posible.

Escuchamos canciones como: On Ira, welcome to New York, Canela en rama, el día del Huki, Huki, Storm, nada de esto fue un error...

Estar con él, en Nueva York, escuchando algunas de mis canciones favoritas mientras entrábamos en tiendas de juguetes, museos de arte, caminábamos por calles llenas de gente jugando a las cartas, hablando y riendo...

¿Había algo mejor en el mundo?

Yo creo que no.

Cuando llegó la hora del atardecer nos subimos a uno de los ferris, pillando un atardecer precioso en contraste con el agua y la estatua de libertad. Los colores anaranjados, rosas y violetas que se mezclaban entre ellos formando una nueva paleta de color daban mucho que comentar.

Cuando llegamos a ella, dio bastante impresión ver que era mucho más grande de lo que la gente pensaba. Estuvimos unas horas haciendo fotos y más cosas de turistas hasta que llegó la hora de volver.

El atardecer había sido sustituido por un cielo gris que gritaba lluvia. Por eso las calles poco a poco se fueron vaciando. Hasta el punto que no había nadie en una calle. Iba sonando Save Your Tears en los audífonos cuando un relámpago sonó, seguido de una lluvia torrencial.

La lluvia nos perseguía.

Corrimos entre risas hasta que vimos un sitio con luces. Entramos en el comercio lo más rápido posible. Una campanita sonó cuando abrimos la puerta. Era de madera, con muchos cuadros y dibujos por todos lados. Unos sillones grises residían al final del salón. Nos quedamos en la alfombrilla del principio. No queríamos mojar el suelo.

No me sueltesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora