Capítulo 1

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La jornada había sido agotadora. Podía sentir el sudor perlándome la frente y la garganta seca de respirar agitada. Otra misión de reconocimiento que llegaba a su fin y yo solo podía pensar en abrazar mi cama y dormirme profundamente.
Llevé la mano a mi morral y saqué la cantimplora para beberme las últimas gotas de agua que quedaban. El galopar del caballo no me lo hacía muy sencillo, pero después de tres años dentro de la Legión me había generado costumbres que nunca imaginé que tendría. Miré a mi derecha y vi a mi amiga Sasha con la vista fija al frente. Me reí por dentro, sabía que estaba pensando en llegar y atacar la cocina. Ella y yo nos hicimos buenas amigas cuando aún éramos reclutas. Yo sabía que quería unirme a la Legión desde un principio, pero Sasha tenía sus dudas. Aún así, cuando fue la ceremonia de graduación, tomó mi mano y me aseguró que estaríamos siempre juntas. Después de tres años, aún cumple con su palabra.
Me atrapó mirándola y me sonrió, para luego hacer un gesto de cansancio con su rostro, al cual correspondí. Por suerte ya podíamos ver la Muralla, en unos minutos estaríamos en casa.

-Que intensidad esta última cabalgata, creo que todos estábamos ansiosos por llegar.

La voz de Jean sonó desde atrás de mi nuca. Me volteé y lo observé acomodarse la capa verde que se le había hecho a un costado por el viento, seguido de Connie que detuvo su caballo junto al de Jean y asintió con la cabeza.

-Al menos yo si estaba apurado por llegar, necesito ir al baño

-¡Connie! No hace falta ser tan gráfico.

Le contesté entre risas y revoleando los ojos amistosamente. Sasha sacó la lengua en un gesto de asco y meneó la cabeza. Los cuatro nos llevábamos muy bien, teníamos el sentido del humor muy parecido, odiábamos y amábamos las mismas cosas, por lo que la unión era inevitable, aunque teníamos algunas diferencias, por supuesto. Montamos los caballos atravesando la ciudad, hasta llegar al establo, donde desensillamos y dejamos que los cuidadores se encarguen del resto.

- ¿Qué comeremos? Muero de hambre

Dijo Sasha estirando los brazos mientras caminábamos por el pasto en dirección a los dormitorios.

-No lo se, yo solo quiero darme un baño e ir a la cama, estoy agotada. Espero que el Capitán nos de el día libre mañana, porque dudo poder abrir los ojos antes de las 10.

-Escuché que iban a ir a presentar unos documentos con Hange a no se quién. Parece que van a ingresar tres soldados nuevos, dos chicos y una chica.

La miré extrañada frunciendo el entrecejo

- ¿Tres soldados? ¿A esta altura del año?

-Si, parece que vienen de las Tropas Estacionarias, decidieron cambiarse a la Legión porque uno de ellos no paraba de insistir en que las Tropas Estacionarias no sirven de nada.

- Interesante ¿Y cómo sabés todo eso vos?

-Hange. La escuché hablando con el Capitán Levi el otro día en la cocina. Yo me escondí porque me estaba robando una lata de atún, pero escuche toda la conversación.

- Un día te van a agarrar justo con las manos en la alacena y no quiero saber el castigo que te va a dar el Capitán.

Sasha solo se rió, y continuó caminando en dirección a la fachada del Centro del regimiento, aquel lugar era lo más parecido al hogar que teníamos por aquel entonces. Un gran comedor, rodeado de dos escaleras que conducían al segundo piso, donde estaban las habitaciones y las oficinas del Comandante y los capitanes. Los baños eran comunitarios, divididos en hombres y mujeres, y las duchas era lo que primero se llenaba al regresar de cualquier misión.

-Capitán ¿Sabe que vamos a comer esta noche?

- Tss ¿Es lo único que te importa no?

Le dijo Levi a Sasha mirándola de soslayo. Levi podía parecer frívolo y malvado, pero después de tratarlo por tantos años, aprendimos a descubrir cuando estaba hablando en chiste, cuando algo le daba risa y cuando algo lo hacía enojar de verdad. En este caso, estaba siendo amistoso.

Una última vez (Eren Jaegar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora