Una última vez (Eren Jaegar)

Capítulo 24

Podía ver el pánico en la cara de mis compañeros. Esto era algo totalmente nuevo, nunca nos habíamos enfrentado a personas, siempre habíamos luchado contra titanes, que si bien eran peligrosos, no se sentía para nada como saber que un igual puede y está dispuesto a matarte. 

Nos dieron el equipo de maniobras, pero también nos dieron armas que habían logrado secuestrar del arsenal de Marley. Teníamos pistolas, rifles, granadas y un par de cosas que jamás había visto en mi vida pero que Zeke había conseguido para nosotros. Me temblaba todo el cuerpo. Estábamos siendo transportados en un carro de granja, ocultos debajo de cajas y cajas de madera que simulaban ser mercadería que se dirigía a la ciudad. 
Era verdad que Zeke tenía muchos aliados en el continente que se unieron a nuestra lucha y que ahora nos estaban colando a todos en el epicentro de la ciudad, justo enfrente de las narices marleyenses. 

-¿Donde estará Eren? - susurró Sasha mirándome y sujetando mi mano con fuerza.

-No lo sé- contesté con sinceridad- no me dejó saberlo, dijo que debía venir con ustedes porque era peligroso.

-Ah por que nosotros estamos tan seguros... - comentó Jean irónicamente aferrándose a su rifle.

Me encogí de hombros. El movimiento del carro, el encierro y los nervios volvieron a revolverme el estómago. Tenía ganas de vomitar. Me sentía fatal.

-¿Estás bien? - dijo Sasha mirándome con el ceño fruncido.

-Tengo miedo- dije con una mueca - creo que los nervios me están dando náuseas.

Sasha asintió con la cabeza y me apretó la mano fuertemente entre la suya. Luego me sonrió.

-Cuando salgamos de acá vamos a volver a casa y todo será mejor que antes, vas a ver.

Asentí con la cabeza, pero no estaba segura que aquello fuera a ser una realidad. Había un mal augurio rondando por el aire. 

Sentí que el carro se detenía, debíamos haber llegado. Las indicaciones eran esperar la señal de Eren ocultos entre las cajas. Nos habían dividido en cuatro cargamentos diferentes, y con la excusa de llevar suministros de comida para el evento, pudimos atravesar la ciudad sin problemas. Ahora solo había que esperar. Hange dijo que la señal de Eren sería clara, aunque creo que no estaba segura de sus palabras.

-Bien espero que tu noviecito se apure, porque ya no aguanto el olor a pasto seco y bosta de caballo que hay acá - dijo Jean con una mueca.

Las horas fueron pasando, escuchábamos como la gente se acumulaba alrededor de la plaza. Había voces, pasos, gritos y risas. Todas personas que no tenían ni idea de aquello que les iba a suceder dentro de poco. Empecé a sentir culpa, pero no quise pensar, por lo que me obligué a concentrarme en no vomitar y en aferrarme al rifle que llevaba entre las manos. 
De golpe, alguien habló con un volumen elevado, y la multitud se calló.

-Ya empezó- susurró Connie, quien era el que espiaba el exterior por la hendija de una de las cajas de madera.

Había un enorme escenario donde alguien estaba dando un discurso. No podía oír muy bien, pero si distinguí perfectamente cuando dijo que no podían dejar que los demonios de la isla siguieran con vida y que la solución era formar una alianza mundial para destruirnos. Nos miramos entre todos. Sasha parecía triste, Jean estaba furioso y Connie solo mostraba confusión. 

-Nos odian... es cierto que nos odian- susurró Sasha. Yo asentí con la cabeza. El hombre del escenario siguió hablando mientras las personas lo vitoreaban, y yo podía sentir como me iba llenando de ira por toda la situación. De golpe, una vibración hizo temblar todo el suelo, y acto seguido, se escuchó como un edificio parecía derrumbarse de golpe y la gente empezaba a gritar desconsolada.