Capítulo 21

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-¿Matarlos a todos? ¿Quiénes son todos Eren?

Pero no me respondió. Solo se puso de pie y comenzó a caminar por el lugar observando las paredes, los muebles viejos, paseando sus dedos por cada superficie. Parecía ido, y a decir verdad, no quise volver a preguntar.

-Tenemos que esperar ahora. Zeke y yo tenemos un plan, solo puede funcionar si trabajamos juntos. Pero hay algo muy importante que tenés que hacer por nosotros, por mi.

-¿Qué?

-Necesito que llames a los de la isla. Necesitamos orquestar un ataque a la ciudad, y sé precisamente cuando eso tiene que pasar. 

-¿Y por qué debo llamarlos yo? No entiendo

-Porque vendrán a rescatarte. Si vos los llamás, ellos van a venir. Y yo necesito que las fuerzas de Paradis actúen en nuestro favor, solo así funcionará el plan.

-Eren ¿Cuál es el plan?

-Salir de acá con vida, ese es el plan. Volver a Paradis, y organizarnos desde allá. Pero primero, necesitamos deshacernos de los barcos y de los soldados de Marley, es la única forma de garantizar que no nos sigan. Tu secuestro me vino como anillo al dedo para lograr este ataque.

-O sea que... no viniste por mí, solo viniste porque te fui de utilidad para tu plan.

Aparté la mirada y me quedé observando el suelo. Los ojos se me humedecieron, pero no quería que me viera llorar. No había sido más que un instrumento en su intrincado plan, que estúpida fui. 

-Ey... eso no es verdad- me dijo acercándose a mi y arrodillándose frente a mi rostro húmedo por las lágrimas- no fue lo que quise decir, perdón. Jamás te hubiera abandonado acá, sola. Perdón, a veces solo digo lo primero que me viene a la mente, pero eso no es verdad.

Me enjugó las lágrimas con sus pulgares, y me besó la frente. De repente aquel sanguinario asesino se había vuelto a convertir en un tipo tierno y amoroso, que me estrechaba entre sus brazos.

-Creo que este día fue demasiado largo, vamos a acostarnos. Necesitás descansar.

Nos dirigimos hacia la cama que estaba en un rincón. Eren comenzó a desvestirse como nada, pero la verdad es que yo sentí algo de pudor. Lo vi quitarse la chaqueta y la camisa. Se sentó en la cama y comenzó a desatarse las botas. De golpe, alzó la vista hacia mi.

-¿Pensás dormir vestida?

-No... es que... bueno, me da... me da vergüenza- admití ruborizándome. Él se rió.

-Si querés... te puedo ayudar- me dijo poniéndose de pie y caminando hacia mi. Se me aceleró el corazón de un segundo al otro cuando sus manos recorrieron mis hombros y comenzaron a quitarme la chaqueta corroída por el tiempo.
La escuché caer al suelo, pero estaba hipnotizada por su tacto. Sus dedos se dirigieron a la botonera de mi camisa, desprendiendo uno a uno los botones. Apoyó sus labios en mi cuello y me quitó la camisa. Me puse más que nerviosa, pero acabé llevando mis manos a su espalda y mis dedos comenzaron a recorrerlo músculo por músculo.

-Eren... - musité en un susurro, pero él no me dejó decir más. Acercó sus labios a los míos y me besó con ímpetu. 

-Shhh, no sabés hace cuanto que pienso en este momento.

Me cargó en sus brazos y me depositó en la cama para colocarse sobre mi y continuar besándome. Bien, estaba entregada a que sucediera lo que tuviera que suceder, la verdad es que no tenía intenciones de detenerlo. Me quitó la falda larga que llevaba y acarició mis piernas. Podía ver su brazo a un costado de mi rostro completamente fornido sosteniendo todo su cuerpo. 

-Sos tan linda...- susurró acariciándome la mejilla. El estómago se me hizo un nudo, y no pude más que sonreírle. No me importaba nada, en ese momento olvidé todo lo sucedido hasta aquel día, solo existía ese cuadro en mi mente. Eren y yo, próximos a ser uno solo. Y así fue.

Caí rendida una hora después sobre su pecho agitado mientras él me acariciaba la espalda. Alcé la vista para encontrarme con sus ojos verdes observándome y una sonrisa plantada en sus labios.

-Eren... - dije sonriendo- te quiero.

-Yo también te quiero. Quiero que nunca lo olvides. No importa que pase, no lo olvides Olivia.

Sus palabras tomaron un tenor algo sombrío, de repente aquel ambiente romántico que se había generado, se vio interrumpido por el tono de su voz.

-Hay algo más que tengo que decirte- dijo con un dejo de tristeza. Me recorrió un escalofrío por la espalda- hay algo que no te dije acerca de los portadores del poder del titán. Aquellos que hereden alguno de los nueve titanes... acortan su esperanza de vida a solo trece años desde el momento en que adquieren al titán.

Me quedé mirándolo fijamente y mis ojos se llenaron de lágrimas casi al instante.

-Eren... ¿Qué significa eso?- dije sabiendo exactamente la respuesta - Cuánto hace que....

-Solo me quedan dos años.

No pude evitarlo, mis ojos ahora eran dos cascadas de agua. No podías ser cierto, no podía estar hablando enserio. No podía ser verdad.... 

-No puede ser- exclamé en llanto- tiene que haber una forma, algo, no puede ser verdad, por favor eren decime que no es verdad... ¡Tiene que haber una forma de evitarlo!

Él solo me abrazó con fuerza contra su pecho y yo lloré desconsoladamente. Todo aquello que me pude haber imaginado junto a él se desvaneció en un segundo. Un futuro, una casa, una familia, todo desapareció. Entonces me sentí furiosa de golpe y me separé de su abrazo. Me senté en la cama cubriendo mi cuerpo con las sábanas.

-Todo este tiempo.... todo este tiempo supiste que te ibas a morir y no pudiste decírmelo. No pudiste.... advertirme al menos antes que... antes que me enamorara de vos ¡Qué te vas a morir en dos años!

Comencé a llorar otra vez ocultando mi rostro entre mis rodillas. Sentí como Eren se incorporaba a mi lado y apoyaba su mano en mi hombro.

-Perdón Olivia. Yo... no estabas en mis planes, no pensaba conocerte, no pensaba enamorarme, solo pensaba en vengarme y en la guerra y en todo aquello. Pero cuando te vi...  no lo pude evitar. Tenía que estar con vos, aunque fuera por poco tiempo... sé que suena egoísta pero... preferiría pasar estos últimos dos años al lado tuyo que en soledad. Sos lo único bueno adentro de todo este mundo lleno de muerte.

Escuché como su voz se quebraba, y me volteé para encontrarlo con los ojos llenos de lágrimas. Una de ellas se escabulló por su mejilla y se perdió en la barba de su mentón. El corazón me dolía, pero no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que sentía. Eren tenía razón, al menos teníamos dos años para estar juntos. Me acerqué a él y lo besé.

-Vamos a estar juntos hasta el final, te lo prometo.

Una última vez (Eren Jaegar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora