Capítulo 12

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Pasé casi todo el día a la espera de poder volver a visitar a Jean. Aunque el doctor dijo que estaría bien, yo seguía estando preocupada por él. Finalmente, cuando cayó la tarde, Jean apareció caminando por el pasillo del comedor.

-¡Jean!- exclamé sorprendida y enseguida me puse de pie para encaminarme a él seguida de Connie y de Sasha que se encontraban conmigo.

-Jean ¿Qué hacés caminando? Deberías estar en la enfermería - le dijo Sasha mirándolo preocupada.

-Estoy bien, ya estoy bien. No quiero andar acostado como un moribundo - espetó ofuscado.

-Se te puede abrir la herida si te seguís moviendo. No me importa que tan aburrido estés, tenés que volver a la cama- le dije con el ceño fruncido.

-Para darme órdenes está Levi- me respondió frunciendo levemente el entrecejo- Enserio Liv, estoy bien, estoy cansado de esa enfermería, necesitaba salir.

-Bien y ya saliste, vamos, aunque sea al dormitorio.

Comenzó a protestar, pero fui más insistente que nunca, y acabamos por dirigirnos hacia el dormitorio de los chicos. Connie y Sasha nos siguieron. Yo había decidido que no quería usar más la muleta, y que empezaría a caminar sin ella, por lo que hacía un par de horas que había desistido de acarrearla para todos lados. Subimos a la habitación y obligamos a Jean a recostarse en su cama.

-La verdad es que pensé que no volvería- nos dijo mientras se acomodaba entre las sábanas y hacía un mueca de dolor. Sasha lo ayudó acomodando los almohadones detrás de él.

-Todos pensamos que estabas muerto cuando te encontramos con la rama en tu abdomen. Me asusté mucho - dijo Connie.

-Estúpidas misiones, estoy harto ¿Cuándo se va a terminar todo esto? Estoy cansado de pelear, estoy cansado de ver morir a mis compañeros. Necesito que se detenga de una vez.

-Todos lo necesitamos, pero es el mundo en el que vivimos. Nuestro trabajo es solucionar todo esto, y siento que estamos cerca - dijo Sasha intentando sonar optimista

-¡Claro que no estamos cerca de nada! - explotó Jean - ¿Cerca de qué Sasha? No sabemos qué son los titanes, no sabemos por qué están acá ni cómo deshacernos de ellos. Ni siquiera sabemos si vamos a seguir vivos mañana y me decís que estamos cerca... por favor...  

En aquel momento una ola de culpa me invadió. Si bien no tenía las respuestas a todas las preguntas, me sentía la portadora de un secreto enorme que podría iluminar un poco la esperanza de mis compañeros, y sin embargo debía mantenerlo oculto. 

-Tengamos fe, estoy segura que Hange va a descubrir cosas, estuvo muy ocupada en su laboratorio últimamente... yo creo que buenas noticias van a salir de ahí- fue lo único que me permití acotar. Jean revoleó los ojos incrédulo y corrió la vista hacia un costado. Lo veía frustrado, enojado con el mundo. Me senté a su lado en l cama y puse mi mano en su brazo.

-Tené fe- le dije intentando sonreír- las cosas van a cambiar muy pronto.

Nos quedamos conversando un rato largo, hasta que Sasha y Connie dijeron que tenían que llenar unos informes de la misión, por lo que se marcharon. 

-Liv, necesito que me ayudes... creo que es hora de que me cambie las vendas- me dijo corriendo las sábanas y mirándose la herida. Yo asentí.

-¿Llamo al doctor?

-No. Hacelo vos. Es solo sacar estas y poner unas nuevas. Vas a tener que traerlas de la enfermería.

Asentí con la cabeza e hice como me indicó. Me dirigí a la enfermería y volví con unos rollos de vendas blancas, algunos trapos limpios y una botella de alcohol. Entré a la habitación y volví a sentarme a su lado en la cama.

-Bien... vamos a sacar esto- comenté mientras le quitaba el vendaje viejo y manchado de sangre. Pude ver el tajo que tenía en la piel, ahora cosido con un hilo grueso y negro que me dio escalofríos- por dios- comenté sorprendida.

-Si, es grande, espero que no te de impresión- negué con la cabeza y le limpié el contorno de la herida con uno de los trapitos embebido en alcohol. Jean se quejó.

-Perdón, perdón- dije soplando con la boca- hay que desinfectarlo bien.

Jean solo asintió con la cabeza y yo continué tratando su herida con la mayor delicadeza posible. La puerta de la habitación se abrió lentamente mientras estaba colocándole las nuevas vendas. Me volteé y me encontré con Eren y Armin observándonos desde el umbral. Armin se acercó enseguida a ver como estaba Jean, y Eren lo siguió reticente. Sentí que su mirada juzgadora me penetraba la nuca.

-¿Cómo estás Jean?- preguntó Armin genuinamente

-Podría estar peor - respondió - al menos no me duele tanto como esta mañana

-¿No debería estar haciendo esto un doctor? -Eren parecía molesto. Yo alcé la vista para mirarlo y él solo me miró fijamente, y luego, pareció ignorarme y dirigirse a Jean- no creo que sea Olivia quien deba estar poniéndote las vendas.

Jean frunció el ceño confundido. 

-Son solo vendas y Olivia estaba conmigo, no veo la necesidad de llamar al médico.

Eren solo arqueó una ceja y se limitó a no emitir más sonido. Yo estaba tratando de pasar desapercibida frente a aquel extraño intercambio mientras terminaba de ajustado el vendaje, al igual que Armin que miraba a su amigo confundido.

-Bueno... ya quedó. Ahora quedate a descansar ¿Querés que te suba la comida? - ofrecí, pero Jean negó con la cabeza. Me dijo que dormiría porque se sentía cansado, así que me paré para salir. Al hacerlo sentí que Eren me seguía hacia el pasillo.

-Ey... -le dije cuando estuvimos solos- casi no te vi en todo el día- acoté intentando apoyar mi mano en su brazo, pero Eren se corrió ligeramente. Me recorrió un escalofrío.

-Tenía cosas que hacer con Mikasa. Además vos también estuviste bastante ocupada haciendo de enfermera- acotó. Lo miré con el ceño fruncido.

-¿Qué me estás queriendo decir?

-Nada, simplemente no nos cruzamos, es todo 

Su mirada parecía esquiva y eso me llamaba la atención ¿Acaso estaba molesto porque había estado todo este tiempo pendiente de Jean? Si ese era el caso, estaba dispuesta a golpearle la cara.

-¿Eren estás enojado?

-No. Necesito darme un baño, anoche dormí demasiado poco y quiero acostarme temprano.

Se dio la vuelta y se marchó dejándome sola en el medio del pasillo, como ya parecía ser una costumbre. 

Una última vez (Eren Jaegar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora