Capítulo 4

682 64 0
                                    




Le indiqué a Libra con mis talones que era momento de avanzar, y así lo hizo. El paso era tranquilo, porque lo cierto es que después de dar vueltas buscando al resto del grupo, era imposible distinguir por donde había venido. Me sentía una inútil, estaba sola, perdida, había dejado caer la pistola lanza bengalas y ahora no podía salir de aquel bosque que parecía volverse más y más tupido a medida que avanzaba. Tal vez debía dejar a Libra atada a un árbol y explorar a pie...

-Bien... voy a volver, lo prometo. Quedate acá que voy a buscar la salida y voy a volver por vos- la até a una rama que se veía fuerte y le besé la trompa. Ella solo resopló y se puso a mordisquear unas hojas de un arbusto bajo. Saqué una navaja pequeña que siempre llevaba en mi morral, y comencé a marcar los árboles con una X para saber por donde debía volver a buscarla. Si me cruzaba con algún titán en ese momento sería difícil huir a pie, tendría que enfrentarlo si quería vivir.

Comencé a caminar y solo podía oír el sonido de los pájaros, algunos insectos voladores y el movimiento de las copas de los árboles. Nada de voces humanas o de galopes de caballo. Marqué una X en un tronco y seguí avanzando. Empezaba a desesperarme la idea de no encontrar a nadie, pero me tranquilicé al recordar que el bosque tenía un límite y que siempre podría buscar la forma de volver al cuartel. Aunque hacerlo sola en territorio de titanes era algo que hubiese preferido evitar.

Parecía que el bosque se estaba volviendo menos espeso, y de repente me encontré en medio de un claro. Observé el suelo y vi que había una especie de camino que parecía atravesar el lugar de punta a punta. Tal vez este camino fue construido por humanos hace tiempo.... o tal vez por la constante pisada de los titanes. La última idea me dio escalofríos. No estaba segura como debía proceder ¿Buscaba a Libra y cabalgaba por aquel camino aún a riesgo de toparme con un titán o seguía caminando por el groso del bosque hasta encontrar una salida? No, debía volver por mi yegua, al menos tendría la ventaja de la velocidad.

Estaba por darme la vuelta para volver sobre mis pasos cuando sentí el suelo retumbar bajo mis pies. El sonido era sordo y las vibraciones se hacían cada vez más potentes. Eso solo podía significar algo: un titán se estaba aproximando. Accioné el equipo de maniobras y me elevé en dirección a uno de los árboles que tenía frente a mi. No era tarea fácil, y me raspé intentando aferrarme a una de las ramas. Lo sentía cerca, solo debía mantenerme allí y dejarlo pasar, con suerte no notaría mi presencia y podría volver a...

La rama en la que estaba sujeta empezó a crujir, y pude sentir como empezaba a ceder bajo mi peso. Un segundo después estaba en el piso, en el medio del paso y a plena vista del horrendo titán que se acercaba a mi con esa espantosa expresión semi sonriente.

-¡Ay! - exclamé al sentir el dolor punzante que el impactó generó en mi tobillo, había sido una caída de al menos cinco metros. No tenía tiempo para esto, desenvainé las espadas y sentí el subidón de adrenalina copar todo mi cuerpo. Me incorporé y me dispuse a enfrentarlo.

-Bien.... es tu momento, vos podés hacer esto, no te dejes comer - me dije a mi misma para darme ánimo, aunque estaba cubierta de sudor y las manos se me endurecieron en el mango de las espadas. Jalé de los gatillos y me elevé en el aire entre los árboles mientras me dirigía hacia el horrible monstruo que se encontraba frente a mi. Direccioné mi cuerpo hacia su nuca y blandí ambas espadas sobre su carne con un grito desgarrador. La sangre saltó enseguida sobre mi y volví a caer con mi pierna mala sobre la tierra. Lo siguiente que pude ver fue al cuerpo sin vida del titán desplomarse frente a mi. Estaba agitada, acalorada y acelerada. Bueno, ahora eran cuatro titanes los que había logrado aniquilar. Sonreí satisfecha con mi hazaña, pero enseguida mi gloria se nubló por dos motivos: el punzante dolor de mi tobillo se acrecentó con el segundo aterrizaje, y pude divisar dos titanes más corriendo hacia mi. No había tiempo de pensar, debía enfrentarme a ellos una vez más.

Jalé los gatillos y volví a subir por los aires. El primero de ellos parecía medir unos cuatro metros y traté de atacarlo primero. Repetí los movimientos de antes y volví a clavarle las hojas de mis espadas en la nuca. Grité de dolor cuando caí al piso, estaba segura que tenía fracturado el tobillo. No podía parar a pensar en el dolor, el otro se acercaba a gran velocidad. Volví a jalar de los gatillos para elevarme en el aire y quise repetir nuevamente mis movimientos anteriores pero fallé.

-Maldita sea - musité al caer al piso y ver que casi no había herido al gigante. Mis espadas estaban dañadas, tenía que cambiar las hojas de inmediato, y me dispuse a hacerlo mientras intentaba arrastrarme detrás de un árbol, ya casi no podía caminar del dolor. Cambié la hoja de una de mis espadas y cuando me disponía a hacer lo mismo con la otra volví a sentir aquella vibración en el suelo que indicaba que se aproximaban más titanes. Era mi fin. Iba a morir, estaba segura que iba a morir.

-Estúpidos gigantes ¡Los odio! - grité con lo último que quedaba de mis fuerzas. Si iba a morir al menos lo haría defendiéndome y no como un conejo asustado. Iba a pelear. Me puse en pie con todo el dolor del mundo concentrado en mi tobillo y jalé del gatillo que me elevaría por encima de él. Despegué del suelo hacia uno de los árboles, pero fui unos segundos muy lenta, porque pude sentir como su enorme mano me aprisionaba entre sus dedos.

-¡No voy a dejar que me comas tan fácil! - grité con la voz temblorosa. Las lágrimas empezaron a surcarme el rostro contra mi voluntad. El corazón se me aceleró desbocadamente y mis piernas temblaban. Le clave las espadas en la carne de sus manos intentando librarme de su agarre, pero sabía que, aún si lograba salir de esta, no podría contra el gigante de 15 metros que venía corriendo por el camino. No sola, no con el tobillo roto y un solo juego de hojas para mis espadas. Era mi fin. Adiós Sasha, espero que no me extrañes demasiado. Adiós Jean, ojalá puedas enamorar a Mikasa. Adiós Connie, fuiste mi mejor amigo y compañero de estupideces. Adiós misterioso chico nuevo de ojos verdes.... supongo que jamás podré averiguar que te traés entre manos. Estaba lista para morir, bueno, era una forma de decir, nadie está listo para eso. Cerré los ojos, y solo rogué que fuera rápido y sin dolor.

De repente, el grito de un titán inundó el bosque y sentí como el agarre que me sujetaba empezaba a aflojar, y yo empezaba a caer nuevamente al suelo. Abrí los ojos y lo que vi me dejó boquiabierta. El gigante de 15 metros que vi venir minutos antes, estaba atacando al que me tenía prisionera entre sus dedos. Caí al suelo nuevamente y grité de dolor. Intenté ponerme en pie para huir, pero mi pie no me dejó avanzar demasiado. Sentí un cuerpo desplomarse a mis espaldas, y cuando volteé me encontré con el titán de 7 muerto en el piso, y con mi ¿Salvador? de 15 metros mirándome fijamente.

Una última vez (Eren Jaegar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora