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Apenas podía respirar, con su mano cubría la dolorosa mordida en su cuello. Esa marca, la que había recibido sin su consentimiento, por la que resistió dos años enteros envenenando su cuerpo, la que demostraba a quién pertenecía... ya no estaba. Su vínculo se había roto.

Por inercia se puso de pie y caminó con la cabeza baja para que su largo flequillo le cubriera los ojos. Salió del edificio y para su sorpresa se encontró a Ino, esperándolo, apoyada en su auto. La rubia se acercó de inmediato y lo abrazó fuerte.

—¿Qué haces aquí?— preguntó en tono grave y sin ganas de hablar.

—Naruto me llamó— Sasuke no reaccionó a la información —Me dijo que no estarías bien para conducir después del divorcio y me pidió de favor que viniera a recogerte.

—¿Para conducir...?— preguntó entre dientes —Siento que muero...

—No cariño, por favor, no digas eso— sollozó la rubia —Tienes a muchas personas que te quieren, que te apoyan. No te sientas solo... Mírame— pidió y le obligó a levantar la cabeza —En verdad me apena su separación, pero Naruto es solo un capítulo en tu vida, tienes que seguir adelante. Si algún día las cosas se arreglan, pues perfecto, pero si no, debes empezar una nueva y etapa y vivirla ¿Entiendes eso?— el Omega ni siquiera parpadeó —Vamos, te llevaré a casa.

Al llegar, ella insistió en quedarse a pasar la noche, pero Sasuke deseaba estar solo. Con reticencia y mil advertencias, la rubia lo dejó después de hacer que tomara un baño e intentar en vano que comiera.

Se acostó en la cama y dejó pasar el tiempo, mientras veía a un punto fijo en la pared. El Sol se escondió y la oscuridad lo rodeó por completo. Llevó su mano al lateral de su cuello y presionó, notando que el dolor estaba desapareciendo. Gimoteó de nuevo ante la perdida de algo que había conservado por diez años.

Una luz azúl en el teléfono, rompió la negrura de su habitación y luego se apagó. Sasuke estiró la mano y tomó su celular para ver quién había llamado y notó que Naruto había dejado un mensaje de voz. Se sentó de inmediato con el corazón en la boca y encendió la lamparita de noche. Apoyado en el espaldar y aguantando la respiración, le dió play. Por unos segundos no escuchó nada y luego el Alfa comenzó a hablar, con su voz raspoza y enredada.

—"... ¿Dime cómo puedo llorar tanto por una persona que me engañó? Llevo semanas pensando en si lo mereces o no... o qué carajos estoy haciendo ¿A dónde diablos se fué mi puta cordura? ¿Por qué, por más que lo intento, no puedo odiarte y hacer como si nunca hubieras existido?... ...Creía tanto en nosotros, en tí... Me destruiste, Sasuke, ya no soy ni los zapatos del hombre que era... Y sí, tomé la decisión que cualquiera en mi lugar hubiese tomado... ¿Pero crees que bastó? ¡Quité mi marca y sigo sintiendo el maldito lazo que tengo contigo...! ¡ACHHH!— lo escuchó llorar por par de minutos, mientras él mismo apretaba las sábanas y se rompía —No te quiero cerca, no te quiero cerca porque sé que voy a flaquear y voy a permitir que me vuelvas a utilizar... porque te amo, te amo y odio hacerlo... y no quiero hacerlo...— notó como respiraba profundamente y tragaba algo que sabía era alcohol —¿Por qué...? ¡¿POR QUÉ, SASUKE?!"— gritó y escuchó el sonido del un cristal al romperse, luego la voz de su padre, pidiéndole que se calmara y nada más. El audio terminó allí.

Dejó el teléfono a un lado y abrazó sus rodillas, más hundido aún en su miseria y desesperación.

—Shikamaru... ¿Dónde... estás?— balbuceó, rogando que su amigo diera pronto señales de vida, porque no sabía cuanto tiempo más iba a soportar.

Ya en la madrugada un dolor en la parte baja de su vientre lo hizo jadear y despertar del sueño-vigilia en el que estaba, era persistente y punzante. Se acostó de lado con su mano apretando el lugar, al cabo de unos minutos, sintió que algo caliente mojaba su pantalón de pijama. Al incorporarse y encender la luz, vió una mancha de sangre sobre las sábanas. Retrocedió con pánico y el movimiento brusco hizo que su abdomen doliera más aún.

Tenía miedo, no sabía lo que ocurría y estaba solo en su departamento. Se arrepintió de no permitir que Ino se quedara.
Doblado sobre sí mismo de las punzadas, llegó al baño y se quitó el pantalón. La sangre salía de atrás y no cesaba. Decidió que lo mejor era ir a un hospital cuanto antes y como pudo, se colocó una toalla pequeña entre las piernas y otro pantalón. Con un sobretodo y unas zapatillas, completó su vestimenta y salió después de tomar su celular y las llaves.

Apenas pudo conducir hasta urgencias, en el hospital más cercano. Llegó con sudores fríos y un dolor agudo. Cuando entró por las puertas dobles, todos se le quedaron viendo sorprendidos. Un par de enfermeras se acercaron sin dejar de ver sus partes bajas y entonces las imitó. Todos su pantalón estaba rojo, la toalla no había servido de nada. Debido a la perdida de sangre y al no haberse alimentado bien hacía días, su visión se tornó borrosa y luego perdió la consciencia.

Despertó y la luz blanca y fría de una sala de hospital lo cegó. Lo primero que notó fué un ligero dolor de cabeza y luego la incomodidad de un suero en el dorso de su mano. Más allá de eso, vió a Naruto, sentado en un sillón con las piernas cruzadas y mirándolo con intensidad. Aún lucía la misma camisa, solo que estaba un poco estrujada y ya no traía ni el saco ni la corbata.

—El doctor debe estar al llegar, trata de no moverte mucho— pidió sin emoción en su voz.

—¿Por qué... estás aquí?— habló bajo, su garganta se sentía seca.

—Me llamaron del hospital, al parece aún soy tu primer contacto de urgencias. Ya le pasé un mensaje a tu hermano para que viniera— respondió. Sasuke suspiró pesado y volvió a cerrar los ojos.

Justo cuando el silencio comenzaba a hacerse incómodo, entró un doctor con unos papeles en su mano. Los miró a ambos, intentando decidir a quién dirigirse, entonces se decidió por Naruto.

—El señor Uchiha, tuvo un aborto espontáneo. Siento mucho la perdida de su bebé— Sasuke se quedó helado ante la información y giró a ver a Naruto, que ni siquiera se había movido. Luego de un momento, el Alfa se cubrió el rostro con ambas manos y se inclinó hacia adelante, gruñó de rabia y él se echó a llorar nuevamente —¿Usted es el padre? Si es así, necesito que firme...

—No lo sé...— murmuró Naruto y clavó sus ojos rojos en Sasuke.

Era demasiado, había llegado a su límite. Se entregó al dolor y dejó que lo llenará por completo.

—Vete...— gruñó —¡Lárgate, Naruto! ¡No quiero verte, no quiero ver a nadie! ¡VETEE! ¡VETEEE!— gritaba sin control. El rubio se puso de pie e hizo por acercarse, pero Sasuke comenzó a producir feromonas, que más que atraerlo, hacían que su cabeza doliera.

Itachi entró corriendo por la puerta de la pequeña habitación y vió con pavor como su hermano actuaba descontrolado. Sacudía su cuerpo y gritaba a la nada, arrancó su suero y casi a punto de saltar de la cama, el Beta lo sujetó fuerte, con ayuda del doctor. Una enfermera se asomó y a la orden del médico, salió a buscar un calmante. Naruto estaba en shock, su cuerpo rígido y sin poder moverse.

—¡NO QUIERO VERTE, LÁRGATE! ¡TE ODIO, TE ODIO... TE ODIOO!

—¡Márchate!— le gritó Itachi, haciéndolo reaccionar y quitar la vista del Omega —¡Sal de aquí, Naruto!

Cuando el Alfa dejó la habitación, Sasuke comenzó a hiperventilar, su traquea estaba cerrada y no podía tomar aire. Apretó fuerte las sábanas y se inclinó hacia adelante, mientras su hermano le pasaba la mano por la espalda. La enfermera llegó y le puso una inyección directamente en la vena, solo entonces, comenzó a calmarse.

—Sasuke... hermano,— murmuró Itachi, con voz rota —por favor dime qué hacer para ayudarte... Lo que sea, ya no soporto verte así— el Omega rompió su silencio después de unos minutos y aún inclinado hacia adelante, contestó;

—Quiero desaparecer...

HEATHER 2 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora