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Acostado en el suelo, sobre la alfombra, miraba los restos de la fotografía hecha pedazos. Ya no lloraba, las lágrimas se habían secado hacía horas en su rostro. Sus ojos estaban hinchados y su respiración pausada salía por los labios entreabiertos y secos.

A cada rato recordaba las palabras de Naruto y se apretaba el pecho ante un dolor creciente.
Estaba avergonzado, se sentía sucio y roto. Aún no comprendía lo que sucedía a su alrededor, solo sabía que su Alfa lo había dejado y que si no volvía, moriría de sufrimiento. Porque la vida sin Naruto, para él no era posible, porque lo amaba demasiado, porque era su pareja predestinada...

Su celular había sonado decenas de veces, pero no contestaba, ni siquiera se inmutaba a pensar en nada más que en él. En la tarde varias personas tocaron la puerta, escuchó la voz de su madre suplicando que abriera, preguntando qué fué lo que ocurrió. Después a su hermano mayor, pero Sasuke estaba muerto en vida. No quería ver a nadie, sentir las miradas de recriminación o lástima sobre él; no quería preguntas, no quería hablar.

Cuando las gana de ir al baño se hicieron insoportables, se puso de pie, aún adolorido por los embates del celo del Alfa y llegó al váter. Salió apenas terminó y se dejó caer en la que había sido la cama de los dos por cuatro años, desde que habían comprado ese departamento.
Podía percibir claramente el olor a chocolate amargo y el suyo propio, enredados en espirales sobre las sábanas. Entonces volvió a llorar, mientras miraba, ésta vez, la foto sobre la mesita de noche.

No supo cuando se durmió, solo que lo hizo a intervalos. Se despertaba a cada rato y cuando caía en su ahora realidad, volvía llorar. En la mañana tocaron a la puerta nuevamente, la voz de su amiga Ino se escuchó angustiada, cuando lo llamó. Al menos ella no le obligaría a hablar si no quería y si seguía hundido en la soledad, sabía que no tardaría en encontrar una salida cobarde a sus problemas. Se levantó con esfuerzo y abrió la puerta. La rubia llevó sus manos a la boca cuando lo vió, y sus ojos celestes se llenaron de lágrimas.

—Oh, cariño... cuanto lo siento, Sasuke— murmuró y lo abrazó. El Omega se volvió a romper y afianzó el gesto, apretando la espalda de la mujer.

—Siento que muero, Ino... Sin él no puedo seguir— balbuceó entre lágrimas.

Ella lo acompañó en el llanto, cerró la puerta después de un momento y luego lo guió hasta el baño para llenar la bañera de agua tibia. Lo ayudó a desvestirse en silencio y luego de que Sasuke entró, se sentó en el borde con una sonrisa triste en su labios, mientras observaba los ojos enrojecidos de su mejor amigo, mirar a la nada.

—Tu mamá me llamó en la madrugada, estaba de guardia en el hospital y lo supe todo por ella— comenzó a explicar —Fuí primero a casa de los padres de Naruto porque estaba más cerca, pero él no quizo atenderme. Su padre me dijo que se había encerrado desde que llegó allá— Sasuke levantó la vista y la miró —Si te soy sincera... yo aún no puedo creer que hayas hecho una cosa como esa. Tú lo amas demasiado como para engañarlo ¿O estoy equivocada?— indagó y el Omega mordió su labio inferior —Habla conmigo. Sabes que te apoyo incondicionalmente, Sasuke ¿Te acostaste con ese hombre?

—No sé...— confesó. Ino lo miró sorprendida pero espero a que quisiera continuar —Amanecí desnudo con él a mi lado, pero no recuerdo nada. Gaara y yo... no teníamos ese tipo de relación. Nunca pasó por mi cabeza la idea de engañar a Naruto...— devolvió su mirada al agua y abrazó sus rodillas.

—¿Qué es lo último que recuerdas?— Sasuke se quedó pensativo por un momento y luego habló;

—Esa noche mi celo despertó a causa de mi lazo con Naruto, me fuí a la gira y no recordé que era el periodo de su rut— se recriminó —Volví a la habitación por mis supresores pero me sentía bastante afectado, luego apareció Gaara, me ayudó a entrar y me senté... ¿En el sillón...? Le señalé mi maleta para que buscara las pastillas, pero no recuerdo nada más.

—Entonces deberíamos llamar a ese tal Gaara y preguntarle que fué lo que realmente pasó— concluyó la rubia, un poco enojada.

Ya limpio y vestido, Ino le trajo un vaso de leche y galletas, de las cuales Sasuke solo comió una. Luego alcanzó su celular y con nerviosismo, le marcó a Gaara. El teléfono del pelirrojo daba fuera de servicio todas las veces que intentó contactarlo. Entonces, ignorando las llamadas perdidas de los conocidos y las notificaciones en las redes, llamó a Kabuto.

—Al fin apareces ¡Menudo lío han formado!— acusó.

—¿Dónde está Gaara?— preguntó con voz ronca.

—Ni idea, ese es otro que anda perdido. Me dejaron un cagadero con los medios que ahora no tengo idea como arreglar— bufó.

—Iré a la empresa y trataré de explicar...

—Ni te molestes, los jefes te sacaron del juego. Un Omega casado que publica fotos desnudo en internet con su amante, va en contra de la imagen y los estándares de la empresa. Fué un gusto trabajar contigo, pero me temo que mandaste todo a la mierda, amigo— colgó.

Se quedó mirando la pantalla del teléfono y luego, en un ataque de rabia, lo arrojó contra el suelo haciéndolo pedazos. Ino se acercó y lo abrazó, tratando de calmarlo.

—Tengo que buscar a ese maldito, tiene que darme una explicación sobre todo ésto...— espetó furioso.

—Eso, hay que localizarlo de inmediato.

—Primero quiero ir a hablar con Naruto— confesó.

•••••••

Al llegar a la casa de los Namikaze se sintió intimidado. De igual manera, apretando los puños para encontrar coraje, salió del auto y tocó el timbre. La madre del Alfa abrió la puerta y su semblante se turbó en cuanto lo vió.

—¡¿Qué haces aquí?!— espetó furiosa —¡¿Acaso no tienes vergüenza?!

Sasuke, sorprendido ante la reacción de su suegra, tragó en seco.

—Necesito hablar con Naruto ¿Puedes llamarlo, por favor?— ella se crispó y golpeó su mejilla con una cachetada que le hizo voltear la cara.

—¡Aléjate de mi hijo! ¡No tienes derecho siquiera a mirarlo después de lo que hiciste!— comenzó a golpearlo con ambas manos y Sasuke se encogió, soportando la descarga de rabia de la mujer.

—¡Basta, madre!— la voz de Naruto le hizo abrir los ojos y lo encontró vestido de pijama y con los ojos enrojecidos e hinchados. Su mano se cerraba alrededor de la muñeca de Kushina y Sasuke notó sus nudillos heridos —Entra...— ordenó.

—¡¿Vas a hablar con él?!— recriminó.

—Eso es un asunto mío— contestó el Alfa, y dándole una última mirada de odio a Sasuke, la Omega los dejó solos. Ninguno de los dos dijo nada, ni siquiera se miraban directamente —¿Qué es lo que quieres?— preguntó Naruto con voz grave y Sasuke sollozó.

—Dame una oportunidad para arreglar las cosas... No sé que pasó, pero estoy seguro...

—¿No crees que ya me has hecho pasar demasiada vergüenza?— lo interrumpió Naruto —Las fotos son prueba suficiente, Sasuke— la manera en la que dijo su nombre sonó fría y despectiva —Mi padre tendrá listos los papeles en un mes— explicó y entró a su casa.

—¿Papeles?

—Los del divorcio. Por favor, no vuelvas a buscarme— cerró la puerta.

HEATHER 2 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora