~15~

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Nunca había estado tan feliz de ver al molesto de su cuñado, en toda su vida. Bajó del auto de Shikamaru y aún con su cuerpo adolorido, corrió hasta Itachi. Su alegría se esfumó al ver su expresión.

—¿Qué ocurre...?— se apresuró a preguntar.

—Él no está bien— Naruto sintió como el suelo bajo sus pies se movía —Hace días que no come y se resiste a salir de la habitación. Ya no sé que más hacer, tú eres mi última opción.

—¡Pues debí ser la primera!— gruñó el Alfa —Llévame con mi Omega— ordenó y se encaminó hasta su auto, que estaba estacionado cerca.

Justo después de que Itachi montara en el asiento del acompañante, Shikamaru se acercó a la ventanilla de Naruto.

—Me ocuparé de todo, en la noche te llamaré para darte detalles— dijo su amigo.

—Nunca podré agradecerte lo que has hecho— confesó el rubio con sinceridad.

—Ve a cuidar de Sasuke, ya después veré como cobrarte el favor— bromeó y se alejó para que pusiera el auto en marcha.

Itachi lo guió hasta el departamento de su ex-mujer y Naruto se maldijo a si mismo al no habérsele ocurrido la posibilidad de que Sasuke estuviese ahí. Justo cuando dejaron el ascensor y antes de acercarse a la puerta, Izumi salió apresurada, con semblante asustado.

—¡¿Dónde mierda estabas?!— le gritó a Itachi, mostrándole el teléfono que traía en la mano. Éste revisó el suyo y constató de que su batería se había terminado.

—¿Qué pasó?

—¡No está, Sasuke se fué!— contestó la mujer.

—¡¿Cómo que se fué?!— gruñó Naruto y la mujer pegó un brinco. Comenzó a llorar de los nervios —¿A dónde?

—No sé... Entré a darme un baño, él estaba durmiendo. Cuando salí y fuí a ver si necesitaba algo, ya no estaba.

—No debe haber ido muy lejos— concluyó Itachi, abrazando a la nerviosa Izumi —Está muy débil, apenas y puede ponerse en pie.

Naruto no esperó, se fué corriendo, dejando a su ex-cuñado detrás. Salió del edificio y miró hacía todos lados pero no lo encontró. Recorrió la manzana a toda prisa, le preguntó a varios extraños. Nadie lo había visto.

—¿Dónde estás...?— murmuró angustiado. Peinó su cabello hacia atrás con una mano, mientras seguía buscando con la vista.

Trató de tranquilizarse y pensar de manera racional, entonces solo un lugar le vino a la mente. Condujo hasta su antiguo departamento y atravesó el lobby bajo la vista curiosa del recepcionista y varios inquilinos. Subió las escaleras de dos en dos, demasiado desesperado para esperar el ascensor. Agitado y nervioso, buscó las llaves en su bolsillo, implorando porque Sasuke no hubiese cometido una locura. Cuando al fin sus manos temblorosas le permitieron meter la llave en la cerradura, ésta no se abrió. Una y otra vez la sacudió, pero no pasaba nada. La puerta estaba asegurada desde adentro.

Retrocedió unos pasos y con dos patadas poderosas, hizo añicos la cerradura y la puerta se abrió repentinamente, chocando con la pared. Entró apresurado, girando sobre sí mismo y buscando al Omega. Llegó a la habitación y la vió vacía con la cama arreglada, justo como la había dejado.

De repente, bajo el nerviosismo y el miedo que sentía, su instinto le hizo mirar hacia el vestidor; cubrió el espacio con largas zancadas y lo abrió. Sintió que un enorme peso se iba de su cuerpo al ver al Omega. Sasuke estaba dormido, había tomado toda la ropa que Naruto dejó al marchar y la arrojó al suelo. Se acostó justo en medio de aquel bulto, doblado sobre sí mismo y sosteniendo un suéter del Alfa entre las manos y la nariz.

El rubio, aliviado y conmovido, se acercó y sentó a observar a su Omega en el nido que había creado. Limpió las lágrimas de felicidad cuando éstas rodaron por sus mejillas. Extendiendo una mano, apartó el largo flequillo y al percatarse del peso que había perdido, frunció el ceño. Sus ojos estaban hinchados y sus labios tenían varias heridas pequeñas, señal de que estaba desnutrido.

Se quedó ahí, sin importarle lo que ocurriess afuera. Solo eran él y su Omega. Cuando Sasuke se removió, su estómago dió un vuelco. Entonces notó como esos ojos negros se abrieron lentamente y luego se movieron hasta enfocarlo. El trigueño se sentó con rapidez, o por lo menos, lo más rápido que podía dado su estado de debilidad.

—¡¿Qué mierda haces aquí?! ¡Lárgate!— gruñó con voz ronca y baja. Naruto no contestó, se inclinó hacia adelante con la intención de abrazarlo. Sasuke se alejó, solo para chocar con el gavetero que tenía a sus espaldas. Cuando el Alfa lo alcanzó, comenzó a golpear su pecho con los puños y a empujarlo —¡Suéltame, Naruto! ¡Déjame!— gritó, ésta vez más alto —¡No quiero verte! ¡Te odio!

—¿Si me odias, entonces por qué regresaste a nuestro hogar y te hiciste un nido con mi ropa?

Sasuke observó a su alrededor, percatándose de lo había hecho de manera inconsciente. Había huido de cada de Izumi para que no lo molestasen más con que debía ir a un hospital, y terminó llegando hasta su departamento. Después de eso, apenas y recordaba algo. Estaba demasiado débil, cansado, afectado. Fué su instinto el que lo guió a buscar la única cosa que podía darle tranquilidad a su agonía; el olor de su Alfa.

—Eso no significa nada...— murmuró —Yo no quiero saber de...— su voz se quebró al ver directamente hacia los ojos de Naruto.

El rubio logró atraparlo y por más que Sasuke lo golpeó y empujó entre lloriqueos, lo abrazó y acercó a su pecho.

—Lo lamento... lo lamento tanto, mi pequeño furioso. Por hacerte sufrir, por el divorcio, por retirar la marca... por nuestro hijo— sintió como el cuerpo rígido del Omega se ablandaba y afianzó más aún el agarre. Esperó a que llorara y se desahogara, completamente en silencio.

—Yo lo perdí... a mi bebé, Naruto. Y lo quería... aun si no era tuyo...

—Era mío— se apresuró a decir el Alfa —Era nuestro, Sasuke— sintió que su corazón se detenía cuando el Omega lo abrazó y hundió el humedecido rostro en su cuello —Pero los culpables de todo ésto pagarán y bien caro, te lo juro.

—¿De qué hablas?— balbuceó. Su voz ahogada por la piel del Alfa.

—Ahora no, tenemos tiempo para hablar de eso. En éste momento solo quiero que seamos tu y yo— atrapó su rostro con las manos y lo hizo mirarlo a los ojos —Te amo, nuca dejé de hacerlo y nunca lo haré— Sasuke sollozó, mordiendo su labio inferior.

—Márcame... por favor, Naruto— suplicó —Siento mi cuerpo incompleto si no está reclamando por tí.

El Alfa cerró los ojos y buscó sus labios. Lo besó lento, probando el sabor salado de sus lágrimas, luego su mejilla, su mandíbula, olfateó su cuello y se embriagó del aroma a frambuesa perteneciente a su ser predestinado. Sasuke inclinó la cabeza para darle más acceso y cerró los ojos a la expectativa del dolor. Naruto acarició su pálida piel con la nariz y después, sacando sus colmillos, lo mordió. El Omega gimoteó y luego jadeó ante la cálida sensación de su lengua lamiendo la herida. Entonces, totalmente abrumado de sensaciones, perdió la consciencia.

HEATHER 2 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora