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No esperó ni a llegar a su auto. Nada más salir de la casa Uchiha, tomó su celular y buscó el número de su ex-cuñado. Éste no contestó, pero Naruto volvió a insistir mientras abría la puerta del coche y entraba en el asiento del conductor.

¿Qué quieres?— respondió al fin Itachi, con voz molesta.

—¿Dónde está Sasuke?— preguntó directo y sin rodeos.

¿Y tú para que quieres saber?— se burló el Beta.

—Necesito hablar con él. Dime donde está, Itachi.

No puedo hacer eso— contestó éste.

—No me lo hagas más difícil— se apretó el puente de su nariz con los dedos —Lo que pasó es un problema de nosotros, no te metas en medio.

No quiero que lo veas, pero como dijiste; no me concierne. Es él mismo el que no quiere saber nada de tí. Así que deja de insistir— colgó

Naruto soltó una maldición y golpeó el volante ¿Por qué todo tenía que ser tan complicado? Ahora Sasuke se había apartado y no quería verlo, se supone que él fué el que cometió el error...¿No?

La idea de que tal vez estaba equivocado y que lo había hecho sufrir sin merecerselo, comenzó a rondar en su cabeza y lo hizo jadear ¿Pero, y las fotos? Porque estaba completamente seguro de que ese era Sasuke y también conocía al tal Gaara. Volvería a insistir con Itachi, por el momento, decidió volver a su antiguo departamento y limpiar el desastre sobre la cama.

•••••••

El teléfono de Itachi volvió a sonar, era la quinta vez en ese día. Estaba comenzando a plantearse bloquear a Naruto, pero sabía que si lo hacía, el Alfa se aparecería en su casa o lo seguiría a todas partes. Desde hacía un mes siempre le preguntaba lo mismo; "¿Sasuke aún no quiere verme?" o "Por favor, si sale, avísame para encontrarme con él". Pero su hermano no había hecho ninguna de las dos cosas.

Terminó sus compras en el supermercado y se dirigió a la casa de su ex-mujer. Izumi había accedido a cuidar del Omega y se lo agradecería eternamente. Sasuke le pidió; "desaparecer", estaba obstinado a tener contacto  alguno con alguien, y lo comprendía. Su pequeño hermano vivía en total felicidad y de un día para otro, el mundo entero le dió la espalda, incluso la persona que más amaba. Ni siquiera podía imaginar que haría en su lugar. Solo imploraba que la condición de Sasuke mejorara con el tiempo y sus heridas sanaran.

Tocó en la puerta e Izumi le abrió, su cabello recogido en una coleta alta la hacía lucir hermosa, pero él no se lo diría.

—¿Cómo está?— preguntó.

—Igual...— contestó ella —Itachi, necesitas llevarlo al médico, hace cuatro días que se niega a probar nada sólido. Llegará el momento en el que su cuerpo colapse.

—¿Qué puedo hacer? Él se niega cada vez que se lo propongo.

—¡Entonces oblígalo! ¿No te das cuenta de que se está dejando morir? Ni siquiera se levanta de esa cama— Itachi suspiró profundamente y colocó una mano en su hombro. Dejó las compras sobre la encimera y se encaminó hasta la habitación que estaba ocupando el Omega.

Igual que las anteriores ocasiones, estaba acostado en posición fetal, con su mano sobre el abdomen, mirando a la nada. Entró y se sentó a su lado, permitiéndose acariciarle el cabello. Él lo miró un instante solamente.

—¿Hasta cuándo piensas seguir así?— preguntó después de un rato. Sasuke no contestó —Naruto volvió a llamar...

—No quiero saber nada de él— murmuró tan bajo, que Itachi apenas lo escuchó.

—Está bien, pero aún así, necesitas levantarte de la cama e intentar comer algo. Por favor— rogó. Nuevamente no recibió respuesta.

Salió de la habitación y le pidió a Izumi que prepara un poco de avena. Luego volvió con Sasuke  y lo obligó a incorporarse. A regañadientes lo hizo comer, dándole él mismo las cucharadas y abriendo su boca con la mano. Cuando medio recipiente estuvo vacío, el Omega se inclinó a un lado y vomitó lo poco que había comido.

—¡Ya basta! ¡No puedes seguir así! Vendrás conmigo al hospital ahora mismo— gruñó.

—Déjame Itachi... solo déjame estar. No quiero ir a ninguna parte, no quiero nada, déjame solo— murmuró y volvió a acostarse.

Lo estaba evitando, en verdad que sí. Para él Naruto no se merecía a su hermano, pero sabía que la única manera de sacarlo de su estado, era traer al Alfa. Ya se ocuparía después de lidiar con su enojo.

•••••••

Naruto no lograba concentrase en su trabajo, mientras más tiempo pasaba sin saber de Sasuke, más angustia tenía. Sentía que algo no andaba bien con el Omega, cada fibra de su cuerpo se lo advertía y la impotencia de no poder hacer nada se lo estaba carcomiendo.

Dejó todo en su lugar y decidió regresar más temprano a casa. Justo antes de abrir la puerta, vió como un auto negro de cristales velados, se estacionaba junto al suyo, frente al jardín de los Namikaze. Un hombre de traje oscuro y gafas de Sol, se bajó y caminó hasta él. No tuvo problemas en distinguir de quien se trataba. Ese olor a café y eucalipto se hizo inolvidable de tantas veces que lo sintió en Sasuke, haciéndolo rabiar.

—¿Shikamaru?— preguntó. Él afirmó, solamente quitándose los lentes.

—Eres un desastre— saludó el Alfa y Naruto resopló una sonrisa triste.

—Nunca pensé volver a verte, perdimos comunicación hace años— apuntó con un tono de acusación.

—Fué algo inevitable, no porque quisiera— justificó —Estoy al tanto de todo.

—¿No entiendo?

—Tan obtuso como siempre— se burló, ganándose un ceño fruncido. Entonces sacó su celular del bolsillo y se lo llevó al oído. Naruto lo vió sonreír de lado —Vigilen la puerta, no quiero que escapen, estaré ahí en veinte minutos— colgó y luego se dirigió al rubio —Lo mejor será que lo veas con tus propios ojos. Tienes que venir conmigo, ahora.

Naruto, aún intrigado, lo acompañó hasta su auto y Shikamaru condujo hasta un establecimiento apartado de la ciudad. Al bajar, el rubio se extrañó aún más de la situación.

—¿Un motel?— preguntó.

—Vamos a entrar.

—¿Eh? ¿Ni creas que...?— comenzó a reclamar y Shikamaru soltó una carcajada.

—Vamos Naruto, conoces mis gustos. De hecho, son bastante parecidos a los tuyos, ¿no?

—No me hagas golpearte. Aunque no lo creas, estoy feliz de verte, no lo arruines— espetó.

Shikamaru sonrió ladino y luego entró al motel, seguido del rubio. Subieron hasta el tercer piso y justo delante de una puerta, vió tres policías.

—Siguen ahí, agente— dijo uno de ellos.

—Perfecto— contestó el pelilargo —Nosotros entraremos primero— anunció y luego volteó a ver a Naruto —Prómeteme que te vas a controlar...— pidió.

—¿Controlar? ¿De qué carajos estás hablando, Shikamaru?— gruñó, desviando la mirada hasta la puerta.

HEATHER 2 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora