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Fueron los cinco días más largos de su vida. Las semanas anteriores a la gira sumaron más tensión aún, Naruto estaba distraído en sus pensamientos y evitaba hablar del tema. Sasuke sabía que no le gustaba la idea de que se alejara de él. Cada fibra del cuerpo del Alfa, le exigía mantenerlo cerca en cada momento y separarse cientos de millas, no era nada fácil de soportar. Aún así, lo despidió en el aeropuerto con una sonrisa tranquilizadora y un beso que ruborizó a más de uno.

Sasuke se ocupaba de llamarlo varias veces al día, le contaba de las presentaciones y la aceptación que habían tenido por parte del público. A medida que pasaban los días, la sensación de urgencia por volver se acrecentaba. Sabía que era debido a su lazo y a estar predestinados. Vivir sin Naruto sería una agonía total.

Después del último concierto, el grupo y varios miembros del staff, se reunieron a celebrar la culminación de la gira. Al día siguiente volverían a Tokio y Sasuke no veía la hora de reunirse con su esposo. Sonrió ante el pensamiento y tomando su celular, se alejó de la mesa donde todos estaban sentados. Buscó el primer contacto de favoritos y llamó, sin embargo solo escuchó el timbre, Naruto no contestó. Le extrañó mucho, siempre atendía su llamada de inmediato, aunque estuviera ocupado. Volvió a llamar, pero nada. Miró por última vez la pantalla y volvió a su puesto, entre Suigetsu y Neji.

Según la noche fué avanzando, comenzó a sentir un calor en el pecho. Su marca picaba e imágenes de Naruto llenaron su cabeza. Tragó en seco cuando, sin éxito en distraerse de ellas, éstas se volvieron bastante eróticas.
De un momento a otro quiso tocarlo y besarlo con desesperación, ser sometido por él y escuchar sus gruñidos mientras lo montaba. Sin poder evitarlo, una erección comenzó a aparecer en sus pantalones y las voces de los presentes se hicieron lejanas.

Sabía lo que le estaba pasando, ya identificaba los primeros signos de su celo, pero no estaba en fecha "¿Entonces, por qué...?" Se preguntó. La respuesta lo golpeó dolorosamente. Su estado era inducido por el rut de su Alfa, su cuerpo respondía al celo de Naruto gracias a la marca. Entonces el rubio lo sabía y aún así lo dejó ir. Imaginar como estaría Naruto mientras soportaba ese estado en soledad, le humedeció los ojos. Maldijo el no darse cuenta de algo tan importante.

Neji, que estaba a su lado, no tuvo dificultad para percibir las feromonas que estaba produciendo Sasuke, sin darse cuenta. Sonrió de lado. "No puede ser más fácil que ésto". Pensó y observó con detenimiento como el Omega se ponía de pie y se despedía discretamente para volver a su habitación.

Sasuke logró salir del bar y subir a las habitaciones del hotel, pero justo delante de su puerta, una nueva ola de excitación lo hizo jadear y tambalearse. Necesitaba entrar y buscar sus supresores. Con Naruto no solía usarlos, simplemente se tomaba los tres días que duraba su ciclo, pero tenía los medicamentos siempre al alcance en caso de urgencia. Después del incidente con los violadores en la universidad, nunca se descuidó.

Comenzó a buscar la tarjeta magnética para abrir la puerta, pero con sus manos temblorosas y los sentidos embotados no le resultaba nada sencillo. Cuando logró sacarla de uno de los bolsillos de su chaqueta, se le cayó al suelo y al intentar recogerla perdió el equilibrio y terminó sentado delante de la puerta.

Gaara apareció un segundo después y se agachó delante de él.

—¿Estás bien?— preguntó con preocupación.

—Sí... solo necesito entrar— murmuró, apoyándose para ponerse de pie. El pelirrojo lo ayudó a incorporarse.

—¿Seguro? Pareces enfermo...—señaló y tocó su frente —Estás muy caliente.

—Estoy bien... mi medicamento está adentro...— balbuceó.

•••••••

Se removió entre las frazadas cuando la luz de la ventana lo despertó. Un poco desubicado, recordó que aún estaba en el hotel de Okayama. Su cuerpo estaba adolorido y protestó al incorporarse.

El gruñido somnoliento de una persona a su lado le erizó la piel. Al voltear vió una cabeza roja sobre la almohada y su corazón saltó de pánico. Miró hacia abajo y jadeó ante su desnudez. De un brinco salió de la cama y con su cuerpo temblando como una hoja, comenzó a hiperventilar mientras sus ojos se movían recorriendo la escena de su habitación. Su ropa y la Gaara en el suelo, las sábanas revueltas y la espalda desnuda del pelirrojo.

—¿Qué hice...?— lloriqueó asustado y con voz temblorosa —Naruto... no... ¡Ésto no está pasando! Es una maldita pesadilla...— cubrió su boca ahogando el llanto y después de reaccionar de su estupor, con movimientos desesperados se vistió y tomó su equipaje ya empacando.

Salió del hotel aún tembloroso y se dirigió al aeropuerto. No sabía que ocurriría al llegar. Aún no podía creer que se hubiese acostado con Gaara. No recordaba nada y eso lo llenó de una inseguridad y vergüenza que lo hizo llorar durante todo el viaje de regreso. ¿Qué diría Naruto? Su matrimonio estaba acabado si se enteraba...

"¡¿Cómo carajos fuí tan estúpido?!". Gruñó en su interior

Unas cuantas horas hicieron que toda su vida se balanceara en una cuerda floja y abajo, el suelo estaba lleno de espinas para destruirlo por completo.

Con dolor en el pecho y su respiración errática, logró entrar a su departamento. De inmediato las feromonas con olor a chocolate amargo lo hicieron jadear y sujetarse de la puerta, ya cerrada. El Alfa estaba frente a él, sentado en el suelo con las piernas encogidas y la espalda desnuda apoyada contra la pared. Sasuke abrió los ojos con angustia cuando notó las marcas de sus uñas en los brazos. Había estado soportando su celo y al apretar sus manos, se había llenado de heridas.

Naruto alzó la cabeza y clavó sus ojos rojos en él. Se levantó de inmediato y con un cuerpo enorme y amenazante, se acercó a grandes zancadas. Sasuke comenzó a llorar al verlo, pero estaba totalmente perdido en su estado como para darse cuenta de la expresión del Omega. Lo tomó de la muñeca y lo giró, olisqueando su cuello bajó sus pantalones y lo penetró, arrancándole un grito de dolor.

HEATHER 2 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora