Ante la expresión de Adrien, Marinette rió y arrugó la nariz con picardía.
—Estoy bromeando. En serio. Yo sé quién eres. Estoy perfectamente bien.
Por encima del hombro del ojiverde, la peliazul vio a Luka moviendo la cabeza en alerta, dibujando con el dedo un cuchillo por la garganta. Se dio cuenta demasiado tarde de que probablemente no había sido un momento adecuado para bromas. Que un Dupain-Cheng habría soltado una buena carcajada, pero él se había enfurecido.
La miró con ira incrédulo. Fue sólo entonces cuando se dio cuenta que estaba temblando como consecuencia de su terror por ella. Definitivamente no era el momento para humor.
—Lo siento— empezó arrepentida.
—Te pedí que no entrenaras a ese caballo— espetó Adrien —Y estuviste de acuerdo conmigo.
Mari asintió inmediatamente a la defensiva. Estaba acostumbrada a hacer lo que quería. Esta no era la primera vez que ella se caía de un caballo, ni sería la última.
—No lo pediste específicamente— dijo de manera razonable —Me pediste no hacer nada peligroso. Y en mi opinión, no lo era.
En lugar de calmar al rubio, él se enfureció aún más.
—A la luz del hecho de que te haya aplanado casi como una hoja hace un momento, yo diría que estás equivocada.
La ojiazul tenía la intención de ganar la discusión.
—Bueno, no importa en todo caso, porque la promesa que te hice fue para después de casarnos. Y no estamos casados todavía.
Luka se tapó los ojos con la mano, sacudió la cabeza, y se retiró de ahí.
Adrien le dirigió una mirada de incineración, abrió la boca para hablar, y volvió a cerrarla. Sin otra palabra, se levantó lejos de ella y se fue a la caballeriza en pasos largos.
Marinette se quedó mirándolo con irritación perpleja.
—Se está yendo.
—Eso parece— Luka se acercó a ella, tendiéndole una mano y tirando de ella para arriba.
—¿Por qué me dejó justo en medio de una pelea?— exigió, desempolvando sus pantalones —No se puede dejar así, hay que terminarla.
—Si se hubiera quedado, querida— dijo Luka —Habrías tenido que probar sus manos sobre tu cuello.
La conversación se detuvo al ver a Adrien salir con un caballo de los establos, con una postura recta como una hoja, espoleó al caballo en un trote elegante y rápido.
La peliazul suspiró.
—Estaba tratando de ganar puntos en lugar de considerar cómo se sentía— admitió —Está asustado, probablemente por mí, ya que me caí del caballo.
—Probablemente— repitió Luka —Parecía que acababa de ver a la muerte. Creo que puedes haber desencadenado una de sus malas rachas, o lo que sea que lo llames.
—Tengo que ir con él.
—No vestida así.
—Por el amor de Dios, Luka, sólo por esta vez.
—Sin excepciones, Mari. Eres mi hermana y siempre les he dado libertad pero cuando les he dado la mano, terminan por tomarse del pie— extendió la mano y echó hacia atrás su cabello cayendo —También... no te vayas sin un acompañante.
—No quiero un acompañante. Eso no tiene ninguna diversión.
—Sí, Marinette, ese es el propósito de un acompañante.
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E̴n̴g̴a̴ñ̴o̴ 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫
Romance-𝐃𝐮𝐞𝐥𝐞 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫 𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧𝐚 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧, 𝐬𝐢𝐧 𝐩𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧𝐞𝐫𝐥𝐚 𝐞𝐧 𝐭𝐮𝐬 𝐛𝐫𝐚𝐳𝐨𝐬. Como amante de los animales y la naturaleza, Marinette Dupain-Cheng se ha sentido siempre más cómoda al aire libre q...