𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐞𝐢𝐧𝐭𝐢𝐮𝐧𝐨

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Después de que la temporada social en Londres había terminado, la nobleza siguió sus diversiones sociales en el país. Se enviaron invitaciones para bailes y cenas.

Los más esperado en Hampshire era una invitación para la velada de septiembre que se celebraría en Ramsay House, para anunciar el compromiso de Marinette y Adrien Agreste. Por lo general, cualquier invitación de los Dupain-Cheng hubiera sido acogida con expectación, pero esto era diferente. Todos querían ser invitados, había además una avalancha de cartas y consultas de gente pidiendo invitaciones. Exigiéndolas en algunos casos.

Los Dupain-Cheng sólo podían atribuir su nueva popularidad al hecho de que Adrien era admirado por la mayor parte de Inglaterra y estaría presente. El ojiverde, con su odio no disimulado a las multitudes, fue abatido sobre todo el asunto.

—Hay que reconocer— comentó Luka —que es bastante divertido que lo que menos queremos nosotros es mezclarnos con la sociedad, y ahora es la sociedad quien quiere mezclarse con nosotros.

—Ni hablar, Dupain— murmuró Adrien, y sonrió a Luka.

Pero la frase "uno de nosotros", utilizado con tanta indiferencia, suavizó el corazón del rubio. Su relación había adquirido un sentimiento agradable que le recordaba a Adrien cómo era estar con Kim. Aunque nadie seria como él, Adrien encontró gran diversión en compañía de sus cuñados. Por lo menos, disfrutaba de la compañía de Luka y Claude. Aun quedaba por ver si esa misma camaradería se extendería a Félix.

Félix y su esposa Bridgette, o Brid, como la llamaba su familia, regresarían de Irlanda con su joven hijo, el primero de septiembre. Y en cuanto ellos llegaron, los Dupain-Cheng, habían entrado en una erupción de frenesí de alegría. El ojiverde se había quedado a un lado de la sala familiar durante la reunión caótica, observando cómo se fusionaron en una maraña de abrazos y risas. Claude y Félix se abrazaron y golpearon sus espaldas con entusiasmo, hablando después en romaní.

Adrien se había reunido con Félix en una o dos ocasiones antes de la guerra. Sin embargo, recordaba poco de él que no fuese una gran presencia y su seriedad, era un hombre de pocas palabras. Ciertamente nunca había esperado que pertenecería a la misma familia algún día. Brid era una mujer delgada y elegante con grandes ojos azules y cabello azul obscuro, como el de Mari. Tenía una apariencia de fragilidad, casi etérea, que la diferenciaba de las otras hermanas Dupain-Cheng.

Cuando llegó al rubio, le dio la mano.

—Capitán Agreste. Qué suerte tenemos de ganar un hermano como usted. El número de hombres en la familia ha sido muy superado. Ahora vamos a ser diez.

—Todavía me siento sobrepasado— dijo Luka.

Félix se acercó al ojiverde, le estrechó la mano con un apretón fuerte, y le dio una mirada calculadora.

—Claude dice que no eres malo— dijo —Marinette dice que te ama, tal vez me incline a dejar que te casases con ella. Pero todavía lo estoy considerando.

—Si hace alguna diferencia— dijo Adrien —estoy dispuesto a tomarla con todos sus animales.

—Te la regalo entonces— Félix contestó de inmediato con una leve sonrisa.

La discusión en la mesa fue rápida y bulliciosa al principio. Eventualmente giró en torno a Irlanda, y la finca que Félix heredaría pronto, entones el ánimo se tornó sombrío.

Irlanda estaba empobrecida, había caído en la hambruna a nivel nacional, seguido por una plaga de enfermedades, por lo que familias enteras habían muerto en la carretera o en sus cabañas de barro. Y los propietarios como el abuelo Cavan habían desalojado a los inquilinos sin dinero, y luchó con los que se quedaron, dando lugar a demandas judiciales y la amargura que duraría por generaciones.

E̴n̴g̴a̴ñ̴o̴  𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐨𝐫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora