-TERCERA PARTE- Saga CONTROL
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¿Existe el "Y vivieron felices por siempre"?
Daira es ahora un héroe sin hogar. Ha decidido luchar sola contra la pesadilla que la creó para liberar a la humanidad del mal.
...
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Ah, Levi y Daira. La pareja perfecta. En los suburbios de Paradise habitan muchas familias felices, y los Ackerman estaban a punto de unirse al club.
Solo que había un ligero problemita... Levi Ackerman estaba realmente ansioso y angustiado.
Quería que todo saliera bien, que Daira se lo tomara con calma, sin esfuerzos, sin preocupaciones, pero al mismo tiempo, deseaba ver a su bebé lo más pronto posible.
Daira tenía ya cuatro días de embarazo, pero, ¡oh sorpresa!, su vientre ya había crecido. Y si te lo estás preguntando, no, no era algo normal.
-Según este libro de embriología- dice Levi sosteniendo un enorme libro con pastas cafés. -El vientre debería notarse entre el tercer y el quinto mes, dependiendo del cuerpo y salud de la mujer, y el tamaño del embrión-
Daira estaba en el sillón de al lado, metiendo grandes cucharadas de yogurt de durazno con chispitas de café a la boca. Una convinación extraña pero que Daira no había parado de comer desde esta mañana.
Su vientre había dejado de ser plano, para crecer un poco, alertando a Levi por la rapidez con la que crecía su hijo, dentro de su madre.
-Daira, ¿me estás escuchando?- habló Levi frunciendo el ceño.
Daira detuvo su cuchara quedando a centímetros de su boca. -Ay cariño, deberías de dejar de preocuparte, yo me siento en perfectas condiciones, no hay necesidad de alterarse-
-Nuestro bebé...- pero Daira interrumpió.
-Aún no es un bebé, es un embrión sin sexo definido color rosita-
[Risas]
-... pues nuestro embrión sin sexo definido color rosita, está creciendo a una velocidad anormal-
-Awww, ¿quién tiene ganas de nacer?- canturreó Daira acariciando su propio vientre.
[Risas]
Levi suspiró y cerró el libro de embriología, para dejarlo en la mesa y ponerse de pie.
Daira hizo lo mismo y lo siguió de cerca, contentrada en su yogurt.
-¿A dónde vas?-
-Al teléfono, llamaré al doctor- Levi tomó el teléfono de casa de la pared y lo llevó a su oreja derecha mientras marcaba los números.
Mientras él hablaba, Daira sintió un ligero mareo que la hizo parpadear varias veces, y de la nada, la luz de la casa se fué.
Levi se apartó el teléfono y lo miró. -¿Hola?- se giró a ver a Daira quien había palidecido, así que la tomó de los hombros. -Mi amor, ¿estás bien?-