-TERCERA PARTE- Saga CONTROL
🌌🪐🌌
¿Existe el "Y vivieron felices por siempre"?
Daira es ahora un héroe sin hogar. Ha decidido luchar sola contra la pesadilla que la creó para liberar a la humanidad del mal.
...
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Kenny y Daira llegaron a la cede de la Mafia Armada, que hace tan solo unas horas era la cede de la policía militar.
El motivo no era entrar, mas bien rodearlo, para llegar a un sitio que Kenny conocía más que bien.
-¿Segura que no quieres acompañarme?- insiste el mayor, mirandola con duda.
-¿Que?, ¿Te da miedo?- se burla ella, a lo que Kenny rueda los ojos y luego sonríe de lado.
-Tks... no idiota- alza las cejas con cierto orgullo. -Reuniré a mis peleadores, y trataremos de reunirnos con ustedes en la guardia de las tropas de élite de vigilancia... con eso y un poco de suerte, seremos más-
Daira asiente. -Suerte-
Ambos caballos se detuvieron al frente de unas escaleras que bajaban a la ciudad subterránea.
Daira no tenía buenos recuerdos de ese frío y oscuro lugar.
Como no habían más soldados de la policía, la entrada estaba abandonada, pero no la salida por debajo.
Tal vez allá abajo nisiquiera sepan todavía lo que pasó.
Kenny amarró a su caballo y miró a Daira una última vez.
-Me divertí mucho- admite. -Nos volveremos a ver, Daira Earhart- la señala con complicidad y luego de recibir una sonrisa y un asentamiento de la pelinegra, avanzó, perdiendose entre la oscuridad.
A pesar de saber cómo había sido con Levi, y su historia desde el punto de vista de él, Kenny le había caído muy bien.
Le pareció un hombre que también vivia la peor cara de la humanidad, y sin embargo, estaba más que acostumbrado. Casi podría decirse, que si no viviera entre conflictos, se aburría.
Luego de pensar todo eso, Daira arreó a Nube de vuelta, con dirección a Trost.
Tardaría al menos tres horas si exigía a Nube correr lo más rápido que podía.
Volando era más rápido, pero era mejor guardar sus energías para cuando logre matar a Amanda y Olcroft.
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El castillo de la Legión de Reconocimiento estaba lleno de preocupación.
Los soldados entregados a su trabajo, no tenían la información suficiente para saber qué hacer, cómo actuar o a dónde ir.
Todos hablaban de la posible muerte de todos los capitanes, incluyendo al comandante.
Y es que nadie sabía qué era de todos ellos, solo que los soldados que habían salido en su busqueda, aún no aparecían.
Siendo el único modo de mantener el orden; los segundos al mando de cada tropa, tuvieron que tomar la responsabilidad de "capitán suplente".
Exceptuando la tropa de maniobras especiales, ya que la segunda al mando sería Daira, el tercero sería Petra y en el último caso, sería Mikasa, y ninguno de los tres estaba ahí.
Por lo tanto, del escuadrón de Mike Zacharius ordenaba Nanaba, y del escuadrón de Hanji Zoe, ordenaba Moblit.
Ambos trabajaban en conjunto con el único deseo de mantener a la Legión fuerte y evitar el pánico colectivo.
Mantenían a todos haciendo la rutina diaria de ejercicio, el castillo limpio, guardias matutinas, vespertinas y nocturnas, prácticas con el equipo de maniobras, y lo que sea que se le ocurrieran a estos dos soldados, para mantener el orden.
Sin embargo, las noticias llegaron al fin. Durante la comida, un caballo y su jinete se aproximaron por primera vez en mucho tiempo.
Moblit salió del castillo para acercarse. -¡Recluta!-
La sonrisa de Historia apareció mientras bajaba de su caballo café oscuro.
-Es de suma importancia que lean esto- extendió una hoja de papel enrrollado, hacia Moblit y Nanaba que acababa de llegar a su lado.
El moreno la tomó para comenzar a leer, y Nanaba se acercó para enterarse.
-Una carta de la capitana Hanji Zoe-
-¡Entonces sigue viva!- vociferó un soldado de los muchos que se aproximaban a la escena, con la esperanza en sus ojos.
La carta resumía muy vagamente la situación de guerra que había estallado en el muro Sina, con el colapso de la policía militar. Avisaron que todos seguían con vida, pero se mantenían ocultos de sus atacantes.
El plan era que los soldados que estaban en el castillo, salieran de ahí lo más pronto posible, pues era muy probable que Olcroft tratara de asesinarlos como la M.A hizo con la policía militar.
-¡Tomen solo lo indispensable, partimos en una hora!- ordenó Nanaba con voz alta y fuerte.
Moblit tembló un poco, aún sosteniendo la carta de su capitana entre sus manos. -Me alegra tanto que esté bien- sonrió triste. -pero aún si nos vamos, llamaremos mucho la atención, ¿en dónde ocultas a cien soldados de la legión de reconocimiento?-
-Diciendo "por favor"- Historia y Moblit vieron que esa voz provenía de un inconfundible personaje autoritario.
-¡Comandante Pixis!- Historia hizo el saludo militar con nerviosismo al ver al hombre calvo y bigotón, de pie frente a ella.
Detrás suyo, habían dos caballos cargando carrosas llenas de lo que parecían ser uniformes de las Tropas Estacionarias.
-Me envía su comandante Erwin Smith, para llevarlos a la cede de las Tropas Estacionarias, mi casa- dice con serenidad y orgullo. -En dónde los está esperando-
Los ojos de todos los presentes se abrieron de par en par.
-Dejen sus caballos, es preciso usar solamente el equipo de maniobras, y lo que puedan cargar con ustedes... de preferencia que sea comida y un limitado número de artículos personales-.
-¡Si señor!- asintieron Nanaba y Moblit.
Por fin la Legión estaría a salvo. Sabiendo que sus capitanes estaban vivos, y que debían estar listos para pelear.
Por fin algo de esperanza, aunque mucjo trabajo por delante.
Todos tomaron no más de lo necesario antes de abandonar el castillo y seguir al comandante Dot, por los aires.