Capítulo 1: Solitaria

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Eren estaba hablando con Mikasa y Armin durante el entrenamiento, cuando Levi mandó a todos al interior del castillo

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Eren estaba hablando con Mikasa y Armin durante el entrenamiento, cuando Levi mandó a todos al interior del castillo.

-Excepto tú, mocoso-

Eren sintió la fría e indiferente mirada del capitán, quien se había vuelto mucho más furioso de lo que ya era en un principio.

Se secó el sudor de la frente con la manga y se acercó al pelinegro.
Ya había crecido un poco más y se notaba, pues el rostro de Eren ya no era el de un bebesito como cuando entró a la Legión.

-Vas a acompañarnos a un lugar, solo iremos Hanji y yo, ¿entendido?- Eren asintió.
-Ve a alistarte, tienes una hora para comer algo antes de irnos.

-Si señor- y se fué corriendo a las duchas.

Levi lo vió irse, y sus ojos lograron ver a Erwin parado tras la ventana de su oficina del segundo piso.
Este cerró las cortinas.

Levi comenzó a caminar hacia el laboratorio de Hanji, encontrando a la castaña recargando varias armas que se llevarían.
Junto a ella también había una mochila mediana llena de tarros de agua y panes.

-La carga de gas está llena, nos alcanzará para almenos un mes-

Ella se giró al oirlo y recargó la escopeta haciendo ese ruido característicho "Ch - Ch" y asintió.
-Pues... estamos listos, supongo-

Levi no cambió su gesto endurecido ni por un segundo, como si su rostro se hubiera congelado.
Y solo se giró para irse, hasta que Hanji habló.

-¿Que crees que esté haciendo ahora?-

Levi se detuvo. Le tomó varios segundos formular alguna respuesta.
-No creo que esté mejor que nosotros-

Life Could Be A Dram - The Chord[Se recomienda buscarla en Spotify para escuchar mientras lees]

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Life Could Be A Dram - The Chord
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Daira caminaba campante por las calles de Shina.

Su rostro reflejaba el mínimo de preocupación posible.

Parecía incluso danzante a cada paso que daba.

Vestía con una chamarra que ocultaba la parte de arriba de su traje nuevo.
Además de todo lo qie cargaba con ella.

Estaba entra los mercados llenos de gente gritando para que la gente se acercara.

Muchas señoras comprando la canasta básica.

Niños corriendo mientras jugaban.

Ella esquivó a algunos que no se fijaban por dónde corrían y continuó hasta acercarse a un puesto y tomar un par de ciruelas y lanza la moneda con el pulgar al mercader, quien la atrapó sin problemas.

Luego se acercó al puesto de fuegos artificiales y tomó dos bolitas de humo, las cuales pagó de la misma forma.

Mordió una ciruela mientras continuaba su camino y la dejó en su boca mientras metía una mano a su bolsillo y sacaba una granada la cual juntaba con una de las bolitas de gas y las envolvía con una simble cuerda.

Cuando encendió la mecha, esperó unos segundos en los cuales pasó a un lado de una ventana donde se supone que era una simple casa (Daira sabía que no lo era).
Cuando la mecha terminó, la bolita comenzó a cagar gas, y Daira le quitó el seguro a la grabada y como si de una basura de tratara, la tiró dentro de una de las ventanas y siguió caminando.

Aquello se llenó de humo y se olleron gritos de gente en el interior de la casa, que alertaban el humo.

De pronto solo se oyó la explosión de la granada y las ventanas manchadas de sangre.

Daira tomó su ciruela de su boca y masticó, mientras veía como todos a su alrededor se alteraban, gritando y corriendo para alejarse del lugar.

Miró como si nada a todas las personas salir corriendo, y esperó de pie, comiendose el resto de ciruelas y tirando las semillas.

Pronto salieron de la "casa" los funcionarios sobrevivientes, sosteniendo armas que Daira jamás había visto antes.

Eran alargadas como una escopeta, pero funcionaban como una pistola, además de que disparaban hasta 100 balas por minuto.

Daira escupió la última semilla y se quitó la chamarra, dejandola caer al suelo revelando su traje negro con líneas rojas, que cubría su cuello, pecho y brazos, pero dejaba al descubierti los hombros.

Los soldados vieron a su ubicación pero no vieron a nadie ahí, así que siguieron avanzando.

De pronto uno de los soldados salió volando hacia arriba, gritando alertando a todos los demás.

Ellos vieron hacia arriba, y se apartaron cuando el hombre cayó con demaciada fuerta al suelo, muriendo al instante.

El siguiente soldado perdió el arma de una patada.
Daira golpeó su cabeza y luego lo usó de escudo humano contra las balas que dispararon hacia ella de inmediato.

Por un costado de su victima, estiró su brazo, lanzando una ráfaga que los empujó hasta las paredes.

Atrajo sus armas y tomó dos de ellas para dispararles a todos.

Pronto vió que llegaban los de la policía militar.

-Justo a tiempo- susurró ella soltando las armas y acercando con la telequinesis su chamarra.

Se la puso y voló en dirección contraria, para detenerse en un tejado y tomar la segunda bomba de humo, la cual encendió y lanzó para crear una distracción.

Esta obviamente funcionó, atrayendo la atención de los soldados, así Daiira pudo entrar volando a la casa y enconntrar un panoraba asqueroso de cuerpos hechos puré y un olor a mierda bastante fuerte.

Aún había un poco de humo pero ya era residual.

Dejó salir un bólido rojo que explotó silenciosamente cubriendo toda la habitación.
De inmediato el brillo rojo comenzó a mostrar lo que había pasado antes.

Las siluetas de los que trabajaban aquí justo antes de morir, revelan que jalaron una palanca en la pared que limita un pasillo y cierran un acceso secreto en la casa.

La simbiosis roja desapareció, y Daira se dirigió a aquella palanca.
Un simole mecanismo de metal con un mango color crema, que lucía como una simple vela.

La tomó y la empujó al frente, accionando una entrada.
El suelo del pasillo lentamente se sumió como una rampa hacia un piso subterráneo bien iluminado.

Daira no lo dudó y bajó la rampa para entrar a un enorme tunel blanco con luces claras.

Miró hacia atrás cuando la rampa volvió a subir.

¿A dónde lleva este tunel?

G U E R R A | LevixreaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora