Epílogo

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Abrió los ojos lentamente. Solo podía oír al viento y las aves cantando. La habitación en la que estaba tenía las paredes color beige y había una puerta de madera justo frente a la cama donde estaba ella.

Giró su cuello a la derecha, encontrando un pequeño buró metálico color amarillo con un solo cajón y unas flotes azules encima.

Del techo sobresalía una cúpula inversa que otorgaba una luz suave, pero claramente era innecesaria ahora que el sol mañanero colaba sus rayos de luz a través de la ventana en donde las cortinas ondeaban gracias al viento fuerte.

Suspiró y se sentó en la cama. Estaba tan confundida, no sabía en dónde estaba ni cómo había llegado ahí.

Sus pies descalzos tocaron el frío suelo de lozas blancas y caminaron hacia el tocador donde se lavó la cara con el agua fresca de una jarra de porcelana blanca. Y al enderezarse se miró en el espejo.

Encontró dos ojerosos ojos azules, un cabello negro, lacio y desaliñado, facciones delicadas, un cuerpo delgado -aunque no demasiado- y una expresión de total confusión.

Se tocó el rostro y no pudo reconocerse. ¿Quién era?, ¿Qué hacía ahí?, ¿Cómo llegó a ese lugar?.

Enseguida la puerta de la habitación se abrió dejando ver a un hombre castaño, alto y de expresiones duras, la buscó con la mirada hasta encontrarla dentro del baño, frente al espejo.

–Alicia– la llamó con suavidad.
–Estás de pie tan pronto– le sonrió por unos momentos. –¿Cómo te sientes?–

La chica ladeó la cabeza.
–¿Quién eres tú?.

–Soy yo, Porco, ¿no me recuerdas?– bajó la mirada un segundo.
–Bueno, el doctor nos advirtió de una posible amnesia... pero todos van a estar muy felices de verte despierta– se rascó la nuca.
–Debería ir a decirles, quédate aquí, ya vuelvo–

Alicia lo miró irse y caminó hacia la cama para sentarse ahí, mirando sus manos pálidas, sus nudillos enrojecidos, su camisón blanco de telas que parecían algo caras y elegantes. Tragó mirando al frente, preguntándose si de verdad conocía a ese Porco, pero la "amnesia" no le permitía recordarlo, lo cual tuvo sentido en cuanto trató de recordar cualquier cosa antes de haber despertado ahí, y simplemente no había nada, como si hubiera nacido apenas, como si hubiera un gran negro antes de este momento.
Inhaló y exhaló suavemente por la boca en un intento de mantener la calma, de pronto sintió que la inquietud de no saber quién era ella misma la llenó de inseguridad y miedo, pero se mantuvo inmóvil sobre la cama, esperando a que alguien le esclareciera las cosas.

Ese alguien entró por la puerta, esta vez era más alto todavía, rubio, con una barba cerrada, ojos azules detrás de unos anteojos redondos y un uniforme militar que combinaba con el color de las paredes.

–Mi lucero– dijo el hombre mientras estiraba sus manos hacia ella y se acercaba a pasos apresurados. Se arrodilló frente a ella y acarició sus mejillas.
–Alicia mía, has despertado al fin, cuanta angustia pasé estos días, mi amor.– tomó su mano y la besó.
–¿Es cierto que no recuerdas nada?–

Ella lo miró confundida, aquella cercanía inmediata la incomodaba, no lo recordaba, no sentía ningún apego hacia ese hombre, así que frunció el ceño, pero no con molestia, si no con miedo.

–¿Quién eres tú?.

El rubio actuó con decepción y luego la tomó de la cabeza para besar su frente, dejándose percibir un aroma a colonia para hombre.
–Tranquila, yo voy a estar contigo en este proceso... escúchame, hubo un accidente en el coche, te golpeaste y al parecer perdiste la memoria, pero todo va a estar bien, porque me tienes a mi, y todo el equipo está esperando noticias tuyas–

Alicia negó varias veces.
–No lo entiendo–

–Tu nombre es Alicia Prime Hoffmann, eres hija de Oscar y Danielle Hoffmann, ¿los recuerdas?–

Alicia negó.

–Tienes 25 años, eres maestra en la primaria Currie's School, ¿no lo recuerdas?, tú y yo nos conocimos en la universidad, cariño–

Alicia solo alternaba su mirada entre él y la nada cada vez que le llegaba nueva información que no le traía ningún recuerdo.
–¿Por qué me llamas así?–

–¿Por qué va a ser?, Alicia, eres mi prometida, soy tu novio Zeke Jaeger–

Alicia cerró los ojos un momento, casi se sintió mareada y cuando Zeke se dio cuenta la tomó de los hombros y la hizo mirarlo.
–Oye, sé que estás confundida, pero solo debes saber que estás bien, estás a salvo ahora y que no dejaré que nada malo te pase, ¿me oyes?, por favor... solo confía en mi y todo va a salir bien, ¿de acuerdo?–

Alicia lo miró unos segundos hasta que asintió haciendo que Zeke sonriera y la abrazara, por lo que ella correspondió.
Sin ningún recuerdo en su cabeza solo quedaba obedecer y esperar que poco a poco su memoria volviera.

–Bienvenida de vuelta, mi amada Alicia.

Continuará...




A mis lectoras:

Al fin ha terminado la tercera temporada.

Con el cuarto libro esta historia pasará de ser una trilogía a ser una saga, pero bueno.

El rumbo de esta historia será cada vez más profundo y oscuro, comenzando con la evolución de Eren y su papel en la siguiente novela, aunque Daira no se va a quedar nada atrás, porque como saben es un personaje que inspiré en base a Wanda Maximoff de Marvel, y luego de ver Dr. Strange in the Multiverse of Madness, quiero adaptar esa parte despiadada y violenta en Daira para cuando luche por sus amigos cuando recupere la memoria y sepa que la engañan.

Como último aviso, la siguiente parte será una novela que además de tener acción y ciencia ficción como las primeras tres partes (CONTROL, DESCONTROL Y GUERRA), será de misterio.

Subiré aquí un aviso cuando comience a publicarla, al igual que la portada con la que la van a encontrar.

Pero el título ya está decidido: "LIBERTAD" y espero que sea esta vez sí, el último libro de la saga.

Barceinas

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