Listos para la batalla

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¡Hijo de la Luna llegó a 8k! Eso me hace muy feliz y de verdad quiero que sepan que aprecio muchísimo a las personas que comentan y votan, son los que me motivan a continuar la historia. Espero que este capítulo les guste y disculpen por la tardanza.

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La semana siguiente a lo ocurrido con las nornas fue extraña, por decir algo. Durante las mañanas era la misma historia de siempre, me sentaba al lado de Polo en todas las clases que podía, a la hora del almuerzo estaba con mis amigas y de vez en cuando los gemelos nos saludaban. Pero en las tardes, los gemelos, Polo y yo nos reuníamos en el bosque tras la casa de Polo para entrenar. 

Al parecer, yo era capaz de hacer más cosas que simplemente crear fuego de la nada. Y Polo, a pesar de estar consciente de sus distintas habilidades, no las había desarrollado al máximo, al menos, eso fue lo que nos dijeron los gemelos. Me sentía mucho más cómoda con ellos ahora que sabía que eran los mismos corcéles que me habían acompañado y protegido en los sueños, por lo menos ya no era un misterio su identidad. 

Habían momentos en donde la situación se me hacía surrealista, pero debía aceptar que ahora era mi realidad. Nos quedaban pocos días. En cuestión de semanas se daría un eclipse solar, y no podía seguir perdiendo tiempo tratando de asimilar lo que ocurría.  

Los primeros días fueron frustrantes, no logré crear ni una pequeña llama. Intente sacar fuerzas de donde no tenía pero nada resultó. Hasta que a Alec se le ocurrió la brillante idea de hacerme enojar, ya que la primera vez que lo hice fue porque estaba cegada de ira. Debo admitir que me daba un poco de miedo hacerle daño a alguien pero ellos me aseguraron que todo estaría bien. 

Alec me hizo molestar y las llamas fluyeron solas. Al parecer estar enojada era lo que me motivaba. Arthur me dijo que era mejor enfocarme en el fuego ya que era mi mejor defensa, pero tenía mucha curiosidad sobre las otras cosas que podía hacer. 

En cuanto al entrenamiento de Polo, eso si que me dejaba en vergüenza, el chico sabía lo que hacía. Se desplazaba de un lugar a otro con una rapidez que ni siquiera mis ojos podían registrar, era algo impresionante. Me compadecía de Polo ya que el que se encargaba de entrenarlo era Alec y a mi el que me ayudaba era Arthur. 

Lunes, martes,y miércoles pasaron sin darme cuenta. Pero el jueves en la tarde explotó el problema. 

Me encontraba con Arthur en el bosque tratando de crear  llamas más grandes y poderosas, cuando de repente oí a a Polo gritar

-¡Te dije que no lo haré!

Me acerque con Arthur enseguida a la escena.

-¿Pues entonces que planeas?! A ver dime, ¿Cuál es tu plan? No tiene sentido que estemos aquí si no vas a cooperar-le respondió Alec de mala manera

- podemos trabajar en lo de las ilusiones ...-Alec lo interrumpió 

-eso es importante, lo admito. Pero también lo es que utilices tu potencial para hipnotizar 

-ya dije que no lo haré

-no seas un malcriado, ¿cómo planeas defenderte si ni siquiera tienes las agallas para someter a otro a tu voluntad? - en ese momento Alec nos vio de reojo - ¿cómo planeas salvar a Sól? 

Polo se volteo a vernos y se quedo sin palabras. Me rompió el corazón verlo tan vulnerable, él se dio la vuelta y desapareció en dirección a su hogar. Salí corriendo para perseguirlo. 

-Sunna vuelve-me llamó Arthur a lo lejós pero no le hice caso, seguí mi camino hasta llegar a la casa de Polo. La puerta estaba abierta así que entre sin problemas. Fui a su cuarto y lo encontré acostado con la mirada en el techo. 

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora