Una noche inolvidable (Parte 2)

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Gracias de verdad a todos los que leen, votan y comentan en Hijo de la Luna. No puedo creer que este sea el último capítulo (falta el epílogo aún). Ha sido un largo viaje que ya casi termina, me encantó escribir esta historia y espero que a ustedes les haya encantado leerla. 

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Corrí hasta el centro de la feria, dejando atrás los aplausos celebrando los fuegos artificiales que adornaban el cielo por el cierre del eclipse. Apenas pisé el punto marcado por Arthur el día anterior, puse manos a la obra. Cerré los ojos y respire profundo, tomé en cuenta todos los consejos de mi querido gemelo en las prácticas y en cuestión de segundos una gran llamarada comenzaba a formarse en  línea recta ante mi. Las personas alrededor enseguida huyeron escandalizadas, advirtiendo a los demás a su paso del fuego. Las puertas del parque se abrieron de un golpe y muchas personas aprovecharon para salir, los bomberos llegaron más rápido de lo que pensé, pero ya el parque estaba casi vacío. 

Me costó dar el toque final, no porque no pudiera hacerlo sino por lo que tenía que hacer. Esperé que todos los bomberos se salieran del camión y lo encendí en llamas. Era maravilloso la manera en que podía crear llamas incluso en la distancia con sólo alzar mi mano y visualizarlo. Era como una corriente de energía, que tenía su origen en mi centro y se deslizaba hasta la punta de mis dedos, enviando la señal hasta donde lo indicaran mis ojos. 

Creé más fuego buscando que se fueran y cuando finalmente lo hicieron, dejando el parque vacío, apagué todas las llamas y sonreí para mis adentros. Parte uno completada, vaciar el parque. No podíamos arriesgarnos con tantos testigos, este iba a ser nuestro terreno de batalla. Caminé revisando las atracciones, asegurándome de que nadie se hubiera quedado atrás. Mientras lo hacía los gemelos rociaron una pócima protectora alrededor del parque,  a modo de campo de fuerza, nadie podía entrar...o salir. 

Paso número dos, esperar el ataque. Sköll y Hati no son tontos, saben que preparamos el terreno de batalla, están esperando el momento idóneo para atacar y ciertamente el ataque vendría por separado, de eso estaba segura. 

Estudié el panorama que me rodeaba, a mi izquierda estaba la rueda de la fortuna, a mi derecha distintos puestos de juegos y exhibiciones artísticas, incluyendo las pinturas de mi clase. A mis espaldas estaba el camino que llevaba a la entrada del parque y en frente podía ver los altos árboles del bosque cuyas ramas desfiguraban las rejas que limitaban la zona.Me sentí tentada a acercarme para ver las pinturas pero me contuve, cualquier distracción de mi parte implicaría un gran peligro para todos.

 El cambio en el viento fue ligeramente perceptible, por la manera en que despeinó mis cabellos y llenó el parque con su susurrante andar. A causa de esa señal, no me sorprendió ver en dirección a los bosques una sombra descomunal. Supe que no debía salir corriendo, aunque fuera mi primer instinto, debía dejar que se acercara para poder hacer verdadero daño. Pero era más fácil decirlo que hacerlo.

Retrocedí unos cuantos pasos a medida que la vi acercarse, mientras más cerca, más dejaba a un lado su modo de sombra y se iba configurando a la imagen de un lobo. Me era difícil creer que después de tener tantas pesadillas con ellos, al fin tenía a uno tan cerca. En mi mente inocente pensé que los sueños eran sólo sueños, hasta que la vida vino a darme un sacudón para que me diera cuenta que a veces no hay diferencia entre lo real y lo ficticio. Y que algunas pesadillas, no son más que una terrible realidad. 

Colmillos afilados, de su boca desprendía un aliento fétido que me hacía respirar con dificultad, sus ojos más negros que la noche misma y su pelaje áspero, letal. La bestia se encontraba a sólo pasos de mi locación, era hora de actuar. Respire profundo y no deje que se acercara ni un paso más. Lancé una llamarada en su dirección que evadió con facilidad. Una tras otras salió de mi mano a gran velocidad pero Sköll era astuto se movía de un lado a otro en cuestión de instantes. Agotada empecé a correr, sabiendo que me seguía muy de cerca, emitiendo gruñidos que me pusieron los pelos de punta. Mientras corría sin dirección fija, vislumbre a lo lejos los indicios de una batalla. Debía de ser Polo por el lugar donde venía el ruido, esperaba que a él le fuera mejor que a mi. 

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