Una luz se filtra por la ventana anunciando el nuevo día. Mis ojos, no acostumbrados a la repentina claridad, se abren con cuidado. Inhalo una esencia deliciosa, me toma unos segundos darme cuenta de que proviene de Polo, quien se encuentra acostado boca abajo a mi lado. Se ve tan inocente en esa posición, con su hermoso cabello negro despeinado y su rostro pálido. Rozo con mis dedos suavemente las pecas en su espalda nívea. Veo que su labio se curva en una sonrisa.
-se que estás despierto-le digo acusándole y esto sólo le hace más gracia
-quería darte un buen tiempo para que me admiraras-me dijo abriendo los ojos y lo golpeé con una de las almohadas
-con que despiertas arrogante en las mañanas
-sólo tú sabrías- me dijo atrapándome en un abrazo, me deje relajar por un momento en sus brazos. Él, por su parte, anidó su rostro en mi cuello. Podría haberme quedado así por siempre.
Pero si quería tener un futuro, necesitaba levantarme y pelear.
Tras vestirnos y conseguir algo de comer por el camino, nos dirigimos hacia el lugar donde estuvimos practicando este último mes con los gemelos. El bosque lucía más calmado de lo normal, sé que la naturaleza podía presentir lo que se avecinaba, al igual que nosotros, se preparaban para la batalla.
No tuvimos el recibimiento de siempre, esta vez, Alec fue el que me llevó aparte para charlar. No hice ningún comentario sobre esto, pero tanto Polo como yo nos vimos desconcertados antes de alejarme de su lado. Me senté frente a Alec confundida ante tanto misterio. Él suspiró antes de comenzar a hablar.
-necesito asegurarme de que Arthur te enseñó lo necesario. A ver, dime lo que sabes de Hati y Sköll -exigió poniéndome a prueba
-son hermanos, son criaturas poderosas que existen desde hace miles de años. Fueron criados con una misión, perseguir a la diosa Sól y al dios Máni por toda la eternidad. Y Polo y yo somos la reencarnación de ellos, han habido otras antes que nosotros pero siempre pierden ante los lobos y el ciclo se repite. Sé que sanan con facilidad, que son rápidos y que la luz es mi mejor arma contra ellos-listé sintiéndome preparada
-bien, algo sabes. Te faltó decir que su forma original no es la de lobos, son sombras. Y en el estado de sombras es donde se encuentran más vulnerables. Si quieren ganar, necesitan debilitarlos hasta que se queden en forma de sombra. Sólo allí tendrás la oportunidad de vencerlos con tu luz, es la única manera
Así que todo quedaba en mis manos. Yo debía ser la que terminara con ellos.
Antes de que pudiera decir algo más Alec se acercó a mi, y me agarró de la mano. Ese simple gesto me desorientó por completo. Lo vi a los ojos buscando una respuesta pero los suyos permanecían impasibles en mi rostro.
-Las profecías como esta solo tienen un propósito, la muerte. No importa de qué forma o tamaño, simplemente buscan la satisfacción de una muerte certera, sin reencarnación. Por lo cual la persecución del Sol y la Luna nunca termina, porque sus espíritus permanecen vivos gracias a la fuerza del amor y reencarnan a causa de él. Eso en nada agrada a los dioses, debe haber un sacrificio eterno para que todo esto acabe de una buena vez.-tras decir esto con la voz rota me suplicó-por eso te ruego Sunna, déjalo morir a él.
Enseguida me levante de donde estaba sentada completamente disgustada, ¿cómo se atrevía a pedirme aquello? . Él se quedo sentado, molesto, conteniéndose para no mirarme.
-eres de lo peor Alec, cómo se te ocurre que yo sería capaz de hacer eso. Polo es la razón por la que lucho por seguir con vida, ¿cómo demonios crees que lo dejaré ir? -no pude evitar escupir las palabras con rabia
ESTÁS LEYENDO
Hijo de la luna
FantasyY ahí estaba. Con su piel blanca como la lana. Con sus ojos grises en vez de aceituna. Niño albino de Luna.