La semana se pasaba terriblemente lenta, los minutos eran horas y las horas eran días.
Ansiaba ver de nuevo a Polo , no sé cuándo sería eso exactamente, nunca específico en su carta pero lo único que me tranquilizaba es que dijo que faltaría unos días, no habló de semanas o meses.
Deje de recibir cartas.
La última carta que le mande no tuvo respuesta, y ya a pleno jueves, temía que no llegara un sobre en el buzón y fui abandonando poco a poco la esperanza para no terminar desilusionada. Invente varias excusas en mi cabeza tratando de pensar en que quizás Polo estaba muy ocupado, o que simplemente no podía responder. Ninguna de las dos opciones me hizo sentir mejor así que trate de concentrar mis energías y ánimos en algo más alegre. La clase de arte.
El proyecto de la profesora Clara me tenía noches consumida en mi cuarto sin poder dejar el pincel a un lado, la misión era pintar un cuadro en el que se apreciara una escena de ficción, y si, me refiero a hadas, mino-tauros y todo el asunto de la fantasía. Normalmente este tipo de libertad en la asignación me emocionaría pero esto se presentaba ante mi como un reto, quería hacer el mejor cuadro. Ella evaluaría originalidad, pintura y técnica. Y mi problema principal era el asunto de la originalidad.
No se me ocurría nada interesante que pintar. Lauren pintaría un hada, Allison una sirena y Ashley un unicornio. Mi madre tuvo que trabajar mucho estos días así que fueron pocos los momentos que tuve para interactuar con ella, a veces me gustaría que mi papá estuviera aquí. Pero eso ya es otra historia triste para otro día sin luna.
Jueves en la noche: un viaje de tareas y trabajos por hacer, cero cartas de Polo, un lienzo en blanco y una cena fría para recalentar en el microondas.
Pase un buen tiempo sufriendo al hacer las tareas de matemáticas. Deje la de química a la mitad y ni intente hacer la de física. Ugh, números, existiendo solo para complicarme la existencia.
Después de una cena solitaria junto a la televisión y un baño caliente para sacarme de encima las preocupaciones, me acosté en mi cama esperando encontrarme con un sueño agradable....que nunca llegó.
Corrí , corrí y corrí. Los lobos se acercaban, eran bestias pero se transformaban a la velocidad de un respiro en sombras. Eran oscuros, eran reales, me persiguían y mis piernas no resistirían. Oía la voz de Máni cada vez más lejós, y el relincho de mis fieles Arvak y Aslvid desaparecía con el viento. Respire grandes bocanadas de aire buscando energía, tratando de ganar aliento, pero un paso en falso y el destino del mundo estaba en mis manos.
Desperté unos minutos después confundida y aturdida. Todo en aquel sueño se sintió tan real que recordaba la sensación de las ramas en mi piel, de la grama en mis pies y del sudor en mi frente. El corazón me latía como si quisiera salirse y no entendía cómo un sueño podía sentirse tan real, se sentía al igual que si fuera uno de esos recuerdos que uno trata tanto de olvidar. Y la presión en mi pecho aumentaba cuando recordaba los nombres que la chica en mi sueño pensaba.
Máni, Arvak, Aslvid.
¿Quiénes eran? y ¿qué rayos significaba?, mi madre siempre me ha dicho que cada sueño relata una parte de nuestra mente y alma que de día no puede ser liberada. Y si eso era cierto, no entendía qué pasaba.
Me levante y note que era de noche todavía, el sueño no volvería a mi , de eso estaba segura. En la esquina de mi cuarto se hallaba mi lienzo en blanco y al verlo sentí una conexión, debía pintar algo y sabía exactamente que.
Un sonido del timbre hizo que un par de horas más tarde tirará al suelo el pincel. Mis manos estaban todas llenas de pintura , mi cabello era un desastre y mis pijamas se encontraban arrugadas y dobladas para no ensuciarlas. Sentí como si me hubieran sacado de un trance espiritual y me levante con cuidado para no tropezar con las pinturas. No sabía si mi mamá había llegado a casa, y lo más probable es que ella estuviera ahora en la puerta borracha y sin saber cómo abrir con sus llaves. No sería la primera vez que pasa.
Baje las escaleras en segundos y me prepare mentalmente para regañarla por ser tan irresponsable, una vez más. Sin embargo, al abrir la puerta no fue con su mirada con la que me encontré sino con unos ojos grises que me quitaban la cordura.
-Sorpresa-me susurró con una sonrisa. Y podía jurar, que en ese mismo momento, salió la luna de nuevo.
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Hijo de la luna
FantasyY ahí estaba. Con su piel blanca como la lana. Con sus ojos grises en vez de aceituna. Niño albino de Luna.