De vuelta al principio

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Cómo se me escapó la situación de las manos? Cómo unas simple conversaciones se convirtieron en algo más dentro de mi mente? cómo deje que me arrastraran esos ojos grises?.

Los días pasaban y todo era como en el principio, él seguía siendo ese chico raro que no habla con nadie y yo no me sentaba a su lado.

Mis amigas decidieron omitir lo que ocurrió con ese chico pero para mi, olvidarlo no es tan fácil.

Por las noches me atacaban las pesadillas sin piedad y de nada ayudaba el hecho de que la luna estuviera escondida estos días. Ya no podía descansar en su luz.

El fin de semana fue eterno, mi madre , como siempre, andaba en el trabajo. Mis amigas no hicieron planes y yo no tuve ánimos para salir.

Sunna.... Sunna...

Su voz me atormentaba mientras corría

Vienen por nosotros Sunna....

No! No podían alcanzarnos. Oí los aullidos acercándose, por nada del mundo dejaría que nos alcanzaran. Me detuve de golpe en pleno bosque y voltee para quedar de frente a los dos lobos. Sus colmillos casi llegaban al suelo y su aliento putrefacto inundaba el lugar. Su pelaje negro sucio y áspero les daba un aspecto aterrador. Sin incluir su tamaño descomunal. Estos no eran simples animales, en frente de mi se encontraban dos bestias.

Sunna...no lo hagas.....

Otra vez su voz! Qué no entendía que yo me puedo cuidar??

Uno de los lobos soltó un aullido que hizo erizar todos los vellos de la piel. Cerré los ojos por un instante y cuando los abrí. . . el lobo iba hacia mi.

Desperté sudando y jadeando. Por qué todo tenía que sentirse tan real? Aun podía oler sus alientos como si estuvieran en la habitación todavía conmigo. Estas pesadillas se estaban saliendo de control pero cómo detenerlas?. Me bañe y me vestí, otro lunes que sobrevivir.

Todo el día anduve entregando tareas y proyectos, hice mis deberes este fin. Llegó mi temida última clase, esa que siempre tengo con Polo. Y para mi mala suerte, el único asiento disponible...bueno no tengo que decirles donde estaba, ya se lo imaginan.

Traté de ignorarlo, no es que fuera difícil ya que ni hablaba pero cada vez que movía la cabeza o cuando escribía, en especial cuando levantaba la vista lo suficiente para ver el pizarrón... ese tipo de detalles me volvían loca. Y cuando ya me estaba asustando de mi actitud acosadora, él se volteó levemente en mi dirección y por unos momentos, nuestras miradas se encontraron.

Por supuesto que algo tenía que arruinarlo, en este caso el sonido del timbre que me hizo pegar un brinco , dejándome lucir como tonta pero bueno, cosas que pasan. Agarre mis cosas y me fui para no pasar mas verguenza.

Supongo que verdaderamente estábamos de vuelta en el principio.

Pero ya nada sería igual.


Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora