Destinados

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  Los gemelos ayudaron a que Polo se levantara del suelo, lo sostuvieron por los brazos de modo que se pudiera apoyar en ellos. Yo veía la escena con los nervios de punta por todo lo que acababa de ocurrir, ahora mi mayor preocupación era que Polo estuviera bien, tan pronto como solucionáramos la herida que tenía en la espalda, enseguida exigiría algunas respuestas de parte de los gemelos. 

  Los seguí hasta su carro en donde colocaron a Polo en el asiento de atrás con cuidado, me senté a su lado y lo tomé de la mano. Los gemelos se subieron al carro y arrancamos, sólo les tomo unos 5 minutos llegar a su casa. Me dispuse a ayudar a Polo a bajar con ayuda de Arthur pero él se negó

-estoy bien-dijo Polo y pude notar la manera en que contenía su dolor 

-deja que te ayuden Polo-le exigí molesta y dejo que lo ayudaran. Tanto él como yo sabíamos que este no era el mejor momento para ponernos a pelear. 

Los cuatro entramos con prisa directo a la sala, Polo se acostó en el sofá mientras que Alec se fue a buscar algo desesperado, mi mirada se cruzo con la de Arthur, él se veía igual de preocupado. El cuerpo de Polo comenzó a temblar y se me salieron las lágrimas.

-¿qué le está pasando?-pregunte preocupada, me arrodille para quedar cara a cara con él, lo tomé de la mano y le besé la frente.

-no es una herida normal-respondió Arthur y me dieron ganas de golpearlo, por supuesto que no era una herida normal, de hecho, ya nada en mi vida parecía serlo.

Alec entro con varios frascos en la mano, le pidió a Polo que se pusiera boca abajo y lo hizó. Alec colocó varias de esas extrañas sustancias en su espalda sin perder tiempo, Polo me apretaba la mano con fuerza, estaba sufriendo.

-¿está funcionando?-pregunte impaciente al cabo de unos minutos

-velo por ti misma-dijo Arthur más calmado.Al fijar mi mirada sobre la espalda de Polo, cosa que había evitado desde que llegamos, vi la manera en que la piel se fue regenerando. Poco a poco cada fibra se fue uniendo, haciendo desaparecer los pedazos rojizos en donde se veía la carne viva acompañada de sangre, pronto lo único que le quedo a Polo fue un morado del tamaño de mi mano.

-vaya-exclame sorprendida, ojala existiera este tipo de medicina en los hospitales y clínicas, sin duda muchas personas se ahorrarían el dolor.

-¿cómo te sientes?-le pregunte a Polo y él me dio una sonrisa adormecida

-ya te lo dije, estoy bien-dijo acompañando la oración con un bostezo, fue cerrando los ojos hasta quedarse dormido.

-solo estará dormido por un par de horas-me informó Arthur

Me levante del suelo, era hora de la verdad.

-quiero saber qué son y qué saben sobre nosotros, no pienso irme a ningún lugar hasta que me digan

-Creo que es mejor que los llevemos donde las nornas-le dijo Alec a Arthur ignorando por completo mi pregunta

-esperemos que Polo tenga suficiente energía como para llevarnos al mundo de los sueños

-¿se puede saber de qué hablan?, dejen de ignorarme. Acaban de destruir a un ser sobrenatural, los oí hablando la otra noche sobre protegerme y justo ahora acaban de sanar a Polo mágicamente. Exijo una respuesta, me la deben.

Mi rostro de seguro se encontraba rojo, me sentía un poco traicionada por saber que los gemelos estuvieron todo este tiempo guardando secretos, secretos que quizá eran la respuesta a todas nuestras dudas. Pensé que eran mis amigos, al menos Arthur, pero al parecer todo había sido un engaño. Y ahora que me encontraba más confundida que nunca, se quedaban en silencio.

Hijo de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora