❝ soy un tonto por ti, félix ❞
seo changbin era el típico chico malo, popular y arrogante. sin embargo, todo lo que conformaba ser él, se fue rodando por el borde del abismo al ver por primera vez al chico nuevo, el recién transferido de australia y...
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─Hey, espera un momento.─ habló el castaño, siguiendo a Seo por toda la extensión del pasillo.
El mencionado rodó los ojos, estaba cansado de la insistencia de Mark desde hace ya dos días. Resopló conteniendo su enojo y giró sobre sus talones para encarar al adverso.
─¿Qué quieres, Tuan?─ intentó notarse neutral y tranquilo, pero tal vez las facciones de su rostro no demostraban tan bien aquello.
─Yo solo quería avisarte que hablaré con Félix.─ carraspeó incómodo. ─En verdad lamento todo lo que hice, en serio lo lamento.
─¿Por qué dices esto?─ frunció el entrecejo. ─No debes preocuparte. A nadie debe interesarle lo que pase y haga con mi vida. Solo déjame tranquilo.─ hizo el ademán de irse, más la mano del castaño en su brazo lo detuvo.
─Solo quiero arreglar las cosas. Así como tú me lo dijiste...─ se detuvo y dio un leve suspiro. ─...Somos humanos y cometemos errores como tal.
Changbin hizo un pequeño mohín, lo que Mark había dicho era muy cierto.
─Lo reconozco, sé que hice mal.─ lo miró fijamente, tratando de transmitir la realidad de sus intenciones.
El pelinegro tenía aún el beneficio de la duda. ¿Podía ser cierto lo que Tuan le decía? Ya no sabía que pensar, estaba tan cansado física como mentalmente.
Aquellos dos días después de la discusión con Félix fueron realmente complicados. Por más que lo buscaba para darle la verdadera razón de todo, el pelirrojo no hacía nada más que evitarlo.
Changbin se sentía perdido. ¿Cómo llegaron a tal punto? Si antes al rubio le hubieran dicho que estaría completamente enamorado de un chico totalmente diferente a él, de seguro se reiría estruendosamente. Pero a veces siempre pasa cosas inesperadas. ¿Cierto?
─Solo quería decirlo.─ culminó el castaño, soltando a Seo para irse por el camino contrario.
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Félix dio un suspiro cansino, por fin la clase de Trigonometría había terminado. No quería ver más de fórmulas y números por ese día, su cuerpo pedía a gritos ir a su apartamento y acurrucarse con Kkami. Aquello sí que sonaba perfecto.
