Después de la muerte. (Adaptación Brittana)

Capítulo Cuatro.

No sé cómo, no sé por qué, desperté en el asiento delantero de un coche que al parecer era nuevo, olía como si lo fuera, me levante asustada, sobre todo por que me encontraba sola.
Mire a mi alrededor buscando alguna pista o algo que me dijera que tendría que hacer después.

Fue ahí cuando me di cuenta que ya estaba en mi cuerpo nuevo...

Era una sensación bastante extraña a decir verdad, y no lo decía solamente por lo que ahora me colgaba entre las piernas.

Me toque el rostro mirándome en el espejo del auto, sentí los pequeños pelitos de una barba que empezaba a salir poco a poco, tendría que encargarme de ello luego, aún recuerdo a mi primer novio y lo mucho que me molestaba besarle y que sus pelitos me rozaran la cara, era desagradable...después mis manos se fueron hasta donde antes se encontraban mis pechos...wow, al menos estaba un poco fornido, no podía ser tan malo después de todo.
Toque mi cuello, mis brazos que ahora eran más grandes, mis estomago en el que ahora podía sentir un six pack, mis hombros, mi cabello...literal, me explore por completa.

Mis manos fueron bajando un poco más hasta llegar a mi entre pierna...no estaría mal echar un vistazo, después de todo tenía que empezar a acostumbrarme. desabroche los jeans que traía en ese momento y...

–¿Buscas algo en especial? -dijo una voz a mis espaldas haciendo que me sobresaltara asustada.

–¡Jesus Marley! -dije volviéndome a abrochar el pantalón rápidamente por culpa del susto- ¿Cómo rayos llegaste ahí atrás? -pregunte viéndola por el retrovisor.

–Tienes que empezar a acostumbrarte -dijo para bajar del asiento trasero para pasar al delantero- ¿Qué estabas buscando en tus pantalones, por cierto?

–Yo...estaba...estaba buscando las llaves de esta cosa -dije sintiendo la sangre que se me iba a las mejillas, Marley me miró con los ojos entrecerrados tratando de no soltar una carcajada- ¿Qué es este lugar? ¿Eh? Dime -pregunte tratando de cambiar de tema.

–Un callejón, ¿nunca habías visto uno? -dijo sarcásticamente mientras yo rodaba los ojos.

–¿Siempre eres así de sarcástica?

–No puedes culparme, tú haces preguntas que merecen respuestas sarcásticas -contestó encogiéndose de hombros.

–Como sea, ¿puedes decirme que es lo que sigue ahora?

–Bueno...por lo visto, primero tenemos que hacer algunas compras -respondió.

–¿Compras? ¿Qué clase de compras? -pregunte sin entender mucho a que se refería.

–Ropa, zapatos, cosas que necesites mientras estás aquí, por ejemplo, ese conjunto que traes ahora es lo único que tienes por él momento.

–¿Y con qué dinero compraremos esas cosas?

–¿Te olvidas que vienes del cielo? -preguntó sonriendo -el dinero es lo que menos importa -dijo abrochándose el cinturón de seguridad- ¿Sabes manejar al menos?

–Sí, un poco -conteste rascándome la cabeza.

–Eso es más que suficiente, tenemos que ir al centro comercial, ¿sabes dónde está?

–Vivía aquí, Marley, claro que sé dónde está -conteste obvia.

–Entonces vámonos, el tiempo es oro -dijo para que después encendiera el coche y arrancará.

-

Llegamos al centro comercial, y lo más incómodo fue que olvide que nadie más, aparte de mi, podía ver a Marley, así que hacer las compras por mi cuenta fue un poco difícil, la gente me miraba de manera extraña ya que en algunas veces se me olvida del asunto de Marley y me ponía a hablar con la nada.